Elegido de Evo, mimado de Arce, díscolo socialista, viajante… el presidente del Senado se queda solo en la carrera
Fuente: El País.bo
Al primer Andrónico Rodríguez nos lo presentó Tuffi Aré en un reportaje para Infobae: era el heredero designado por Evo Morales, vicepresidente de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba que había mamado sindicalismo desde la infancia y se había formado en la San Simón.
El segundo apareció en 2019, en Cochabamba, pocos días después de la elección y con Evo Morales maniatado Rodríguez coordinó sus bases y se movilizó sobre todo en la ciudad, no en el Chapare.
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El tercero tenía una cuenta rutilante en twitter que explotó ni bien Morales dejó el país. Andrónico asumió liderazgo mirando a las bases, a las que desde el primer día les pidió “unidad”. Sin decirlo parecía entender el silencio de los movimientos sociales en aquellos días de la elección forzada por encima del referéndum. “Cumplió” con Sacaba pero pronto entendió que aquel no era el camino. Y lo dijo. Fueron quizá sus meses de mayor lucidez y servicio al país.
El cuarto apareció como tercer candidato a senador por Cochabamba, lo que obligaba a una campaña perfecta en medio de una pandemia y de un gobierno interino pero empeñado en destruir el movimiento. Lo ganó por los pelos.
Con el quinto se convirtió en presidente del Senado representando la “renovación” que no representaban ni Arce ni Choquehuanca, pero tal vez él tampoco. Delegó sus apuros en redes sociales en profesionales y se dedicó a aprender un poco de todo.
El sexto sacó el carácter (un poco). La ruptura del MAS ya era un hecho pero él insistía en la necesidad de “unidad”. Abogó varias veces por Luis Arce en el feudo de Lauca Eñe pidiéndole a Morales que lo dejara gobernar. Acaso atrasó unos seis meses la tormenta.
El séptimo se vio obligado a decidir. Y decidió por Morales. Convocó una conferencia de prensa en el Senado un día antes del Congreso del MAS convocado por Evo Morales. Empezaba octubre de 2023. Muy seriamente dijo que no le parecía bien la estrategia de acoso y derribo y todo mal contra Luis Arce pro que Evo. Y al día siguiente apareció en el Congreso.
El octavo se convirtió en un superviviente. En el cuartel general del evismo ya le habían puesto la cruz y tuvo que sudar para reunir los votos para garantizar su presidencia. Siguió hablando de unidad aunque más inclinado a pedir el perdón de Morales. Ganó sin tener votos.
El noveno ya escuchaba a Álvaro García Linera. O al menos sus tesis. Pero se resistía. El ex vicepresidente conoce bien a Morales, pero Andrónico conoce bien a su entorno. Era tiempo de darle tiempo. De apelar al sentido común sin que se notara. Luis Arce ya estaba perdido.
El décimo irrumpió bailando en la fiesta de diciembre de 2024 por el aniversario de la primera victoria de la mano del mismísimo Evo Morales. Era una claudicación. La gente sin embargo coreaba sus nombres y aplaudía enardecida. Después se fue de fin de año a rozarse con la Celag.
El undécimo apareció en enero tirando indirectas: no debe sentirse celoso sino orgulloso. El acto fue en Cochabamba ciudad y Morales, ya recluido, lo siguió por videoconferencia. La cuerda linerista lo empujó a muerte.
El duodécimo espero hasta el 3 de mayo, ya con las siglas inscritas ante el TSE, para “aceptar” el pedido de ser candidato. Lo hizo en acto en Oruro sin demasiada prensa, pero la noticia corrió como la espuma. En el Chapare se sintió como puñalada, pero los insultos ya se habían desgastado. Andrónico siguió hablando de unidad.
El decimotercero metió sus papeles al TSE y desapareció, solo unos minutos después de presentar a su pareja de baile, Mariana Prado, ex jefa de gabinete de García Linera, y que recibió fuertes críticas y cuestionamientos. Desapareció.
El decimocuarto no existió. Una sala constitucional anuló la sigla por la que se presentaba, se pedía la cabeza de su vice, colgaron a su asesor personal y liquidaron a su jefe de campaña por vecindad con un narco poderoso del Brasil, la guardia imperial del Chapare lo defenestró varias veces, Unitel lo puso tercero en las encuestas y Andrónico no apareció.
El decimoquinto, sin embargo, apareció triunfal tras ser rehabilitado por la última instancia del TCP y que todo el mundo viera como el MAS desaparece en las encuestas y a Morales le falta fuerza en la protesta. El decimoquinto habló de unidad. Como el primero. Pero ahora agonizan a su alrededor. Estratega o pachorrón, de momento es la opción del bloque popular. Habrá que esperar hasta dónde llega.
Fuente: El País.bo