Desde el año 2021, Evo Morales pasó de un ataque sistemático de acusaciones contra el Gobierno nacional, a activar un sabotaje en el Legislativo y a un bloqueo de caminos por más de 54 días sacudiendo al pueblo boliviano y generando un daño económico superior a los $us 4.181 millones por solo una razón: una nueva candidatura a la presidencia.
Fuente: ABI
De acuerdo con datos recopilados, la relación de Morales con el Gobierno nacional comenzó a tensarse de forma pública el 1 de mayo de 2021, cuando una pancarta que decía «Bloque Choquehuanca» —en alusión al vicepresidente David Choquehuanca— apareció durante la marcha por el Día del Trabajador.
Morales inició ataques verbales que marcaron el principio de su ofensiva contra el Gobierno que se prolongó hasta 2025.
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A tono de los ataques y decidido a volver a la presidencia, el 18 de agosto de 2021, Morales rompió el acuerdo de unidad del Movimiento Al Socialismo (MAS) y comenzó a promover abiertamente su candidatura presidencial, desafiando la promesa previa de no hablar de postulaciones hasta 2024.
Así, en diciembre de 2021, en un ampliado en Lauca Ñ, en Cochabamba, Morales arremetió contra los entonces ministros de Justicia y Gobierno, Iván Lima y Eduardo del Castillo, respectivamente, acusándolos de no seguir sus instrucciones, evidenciando su intención de seguir ejerciendo control sobre la administración estatal.
Antes, a finales de 2020, Morales dijo a Arce y a unos ministros, entre ellos Del Castillo, que el pueblo apoyó al MAS en las elecciones de octubre para que él vuelva al país.
Inconforme con esa visión, Del Castillo lo negó y afirmó que el pueblo votó por el MAS porque quería la reactivación económica. Molesto, Morales golpeó la mesa y se retiró del encuentro, el último donde coincidieron ambos.
Dolido, semanas después, Morales dijo a sus seguidores en el trópico que “hay ministros del Gobierno que están diciendo que hemos ganado las elecciones para que yo no vuelva a Bolivia y esos son enemigos del movimiento campesino”, rememoró Del Castillo el 29 de mayo de 2025 en el programa Fama Poder y Ganas.
Declarada su oposición al Gobierno nacional, Morales profundizó sus ataques. El 9 de enero de 2022, señaló que era un “error garrafal que se hable del bloque Choquehuanca”. Su adepto, Gerardo García, secundó el criterio y aseguró que Choquehuanca “nunca fue un dirigente, sino un simple técnico”.
De ese ataque mediático y de descalificaciones, Morales pasó al sabotaje legislativo desde el segundo semestre de 2022 que se prolongó hasta 2025. Con los opositores de Creemos y Comunidad Ciudadana como aliados, el evismo bloqueó la aprobación de leyes y créditos cortando el ingreso de divisas frescas a la economía que agudizó la falta de dólares y combustibles.
Aunque en mayo se celebró una reunión en Sacaba que parecía acercar posiciones —se pactó no hablar de bloques ni candidaturas— Morales volvió a romper el acuerdo el 18 de agosto, lanzando su consigna: “Evo, Candidato del Bicentenario de Bolivia”.
Meses más tarde, en septiembre, Morales acusó al Gobierno de ejecutar un supuesto “plan negro” en su contra y desató una campaña de desinformación, que fue rechazada por los ministros de Estado.
La situación escaló en diciembre, cuando los exministros Juan Ramón Quintana y Carlos Romero advirtieron, por separado, que Arce no terminaría su mandato, lo que tampoco pretendía el propio Morales.
De hecho, el 31 de enero de 2023 se filtró un audio en el que Morales decía: “¿Hasta cuándo vamos a aguantar al Lucho?, ¿cómo podemos revocar a Lucho?”, confirmando sus intenciones de acortar el mandato presidencial.
En junio de ese año, el evismo se alió con la oposición para censurar al Ministro de Gobierno en un acto calificado como traición interna, porque con ello le concedió a la derecha nacional su primera victoria desde 2006.
Mientras que, en agosto, se consolidó la “bancada evista”, que intensificó el bloqueo parlamentario y los ataques personales a Arce y su familia.
El país rehén de la ambición
No conforme con el ataque sistemático y el bloqueo legislativo contra Arce, Morales apostó por la estrategia que lo llevó a la presidencia: el bloqueo de caminos.
Con la excusa de que se realicen las elecciones judiciales, que no se concretaron en 2023 por un fallido proceso de preselección en el Legislativo, y con el fin de revertir la Sentencia Constitucional 1010/2023 el 28 de diciembre de 2023, que vetó la relección, Morales inició el 22 de enero de 2024 un bloqueo nacional de caminos que se extendería por 16 días.
Ese bloqueo de caminos de los seguidores de Morales dejó 73 policías heridos, ocho personas fallecidas, daños en carreteras y un impacto en el precio de los alimentos de la canasta familiar.
A pesar de que su demanda era la realización de las elecciones judiciales, una vez que se concretó la ley que convocó a ese proceso, Morales y su entorno trataron de socavarlo por distintos medios. Su objetivo era claro: su candidatura.
Evidencia de ello es que, en mayo de 2024, Morales advirtió que sería candidato “por las buenas o por las malas”, intensificando la presión para acortar el mandato de Arce. El 15 de septiembre, el presidente denunció públicamente que Morales intentaba forzar su salida y lo retó al diálogo.
Mientras tanto, el país era paralizado. La Federación Única de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari —alineada con el evismo— bloqueó caminos durante nueve días exigiendo la renuncia de Arce. Luego, Morales encabezó una marcha de nueve días en el eje central del país, generando pérdidas por $us 293 millones, utilizando al MAS-IPSP como instrumento personal.
Pero lo más grave llegó con un bloqueo nacional de 24 días, liderado por el exmandatario. A pesar de la presión, el Gobierno levantó el cerco sin pérdida de vidas humanas.
En total en 2024, el país fue bloqueado por Morales durante 40 días provocando una pérdida de $us 3.181 millones. “Esa paralización contribuyó a una inflación acumulada del 9,97 % anual, al cierre de 2024, la más alta en 16 años”, precisó el presidente de la Cámara de Diputados, Omar Yujra.
En medio de esta situación, Morales continuó exigiendo renuncias de autoridades desde redes sociales, exacerbando las divisiones dentro del MAS y empujando al país hacia una nueva etapa de polarización política.
Como lo hizo en 2024, arguyendo ahora la situación económica, el 2 de junio de este 2025, Morales inició un nuevo bloqueo de caminos que más allá de buscar revertir la irregular provisión de combustibles y la falta de dólares generada por el bloqueo que impulsó en el Legislativo, lo que pretendía era forzar nuevamente su candidatura.
El propio Morales definió a la semana del 9 al 13 de junio como la “batalla final” por su candidatura a la presidencia a pesar de no contar con un partido y que los plazos para la inscripción ya fueron superados.
Resultado de sus protestas, tres policías, un bombero y dos civiles perdieron la vida: el teniente Brayan Jorge Barrozo, fue asesinado por un disparo de fusil de guerra; el teniente Carlos Apata Tola y el bombero sargento primero Jesús Mamani Morales fueron capturados por los evistas y asesinado a golpes y pedradas en Llallagua Potosí.
Al igual que el teniente Cristian Calle Alcón, que fue golpeado con brutalidad. Su cuerpo fue encontrado en la localidad de Tacopaya, en la carretera entre Oruro y Cochabamba, con múltiples golpes y un traumatismo craneoencefálico que provocaron su muerte pero, además, sus secuestradores le hicieron explotar una dinamita en el vientre.
A los tres policías y el bombero, se suman dos víctimas civiles: Cornelio Franco Ramírez, de 28 años de edad, en Tacopaya, Cochabamba, que falleció por dos disparos de un arma de calibre 22, un rifle de salón de uso civil, y en Llallagua, Potosí, murió el estudiante de secundaria Vladimir Aguilar Choque, de 18 años, a causa de la brutal golpiza que le propinaron los movilizados evistas.
Las protestas de los seguidores de Morales dejaron 203 personas heridas, de las cuales 108 son policías, 16 profesionales de salud y 79 civiles, además se aprehendieron y detuvieron a 143 personas y se secuestró cerca de Bs 200.000, Bs 97.000 en Llallagua y Bs 107.000 en Parotani (Cochabamba), que se presume que eran para financiar las protestas, porque sus portadores no supieron explicar ni la procedencia ni el destino del dinero.
En lo económico, el bloqueo de caminos de los evistas generó una pérdida de más de $us 1.000 millones en los 14 días de protesta, afirmó el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro.
Pero eso no es todo. El analista económico Martín Moreira alertó que se provocó un “daño a la cadena productiva, lo cual genera un ralentizamiento, como por ejemplo en la siembra de invierno que se ve afectada por la falta de combustibles, llegando a retrasar el trabajo en unas dos semanas y en producción serían de uno a dos meses de no ingreso de dólares por dicha exportación”.
“El perjuicio es demasiado”, expresó preocupado en una suerte de conclusión del constante ataque del evismo no solo al Gobierno nacional, sino al pueblo que dice representar.
Jfcch/Afbs
Fuente: ABI