La sirena encantadora, un sonido inconfundible de los clásicos


El ulular de la sirena es un símbolo y un emblema de Blooming. Este domingo la academia celeste se enfrentará a Oriente en Montero.

Jaime Galarza

Fuente: eldeber.com.bo



Es también, un clásico de los clásicos, el único ruido capaz de sobresalir en medio de un ensordecedor bullicio de hinchas celestes y albiverdes, cada vez que Blooming y Oriente Petrolero salen al campo de juego para reeditar este duelo.

Es el sonido inconfundible que se puede escuchar desde lejos, dependiendo de qué lado viene el viento, y que anuncia la presencia de la Academia cruceña en la cancha del estadio Tahuichi Aguilera.

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Las bocinas de la sirena, ubicadas en el centro y en lo alto del sector de preferencia, se hacen sentir desde hace cincuenta años, desde aquel momento en el que a ‘Los Pascaneros del Casco Viejo’ se les ocurriera convertirla en un distintivo, una especie de grito de guerra artificial.

Eran dos, ahora es una. La primera desapareció por obra de la hinchada rival, que un día, antes de uno de los tantos clásicos, la hizo desaparecer, rompiendo las cadenas que la aseguraban al techo del sector de preferencia.

El sonido, estridente e insoportable para los rivales, es música para los hinchas celestes, que repusieron el artefacto a mediados de los años 90 y los sigue acompañando.

En el estadio, representa, la mayoría de las veces, un Blooming al ataque, por necesidad o por convicción, o sinónimo de peligro.
Lejos del estadio, cuando se escucha el ulular, es referencia de que juega Blooming, pero deja el interrogante de qué estará sucediendo, porque el ruido puede ser sinónimo de alegría, inquietud o ansiedad; triunfo, empate o derrota.

Como el que silba en el bosque, puede ser que lo haga porque está tranquilo o, también, porque está nervioso. Con la sirena pasa algo parecido.

Este domingo, seguramente, será el detalle que haga falta para que sea un verdadero clásico cruceño. La extrañarán hasta aquellos que la consideran insoportable, porque este clásico se juega en la Caldera del Diablo, donde no reinan las sirenas.