Aliados del oficialismo y miembros del gabinete reconocen en privado que la exposición pública de Rosângela da Silva ha generado fricciones y un efecto negativo en la percepción del electorado
El protagonismo de la Primera Dama de Brasil desata críticas internas en el gobierno de Lula y complica su estrategia política (REUTERS/Adriano Machado)
(Con información de The Associated Press)
Fuente: infobae.com
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La primera dama de Brasil, Rosângela da Silva —conocida como Janja— se ha convertido en el centro de una controversia política que impacta directamente en la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. A semanas de la cumbre del BRICS en Río de Janeiro, su participación activa en asuntos diplomáticos y políticos ha generado tensiones dentro del gobierno y entre aliados del oficialismo, mientras las encuestas reflejan un deterioro en la imagen presidencial.
El episodio más reciente ocurrió durante una cena oficial en Beijing, a principios de mayo, donde Lula celebraba acuerdos millonarios con empresarios brasileños y su homólogo chino, Xi Jinping. Sin estar prevista para hablar, Janja levantó la mano y advirtió a Xi sobre el supuesto sesgo del algoritmo de TikTok, alegando que la red favorece contenidos de derecha. La intervención, inusual en un acto de ese nivel, fue filtrada a la prensa antes de que se sirviera el postre. La reacción dentro del círculo diplomático fue inmediata y causó incomodidad entre funcionarios del gobierno.
“Parece que Brasil es gobernado por una pareja”, señaló Beatriz Rey, politóloga y académica de la Universidad de Lisboa. “Cuando (la primera dama) dice que no habrá protocolos para silenciarla, está deslegitimando nuestras instituciones democráticas. No tiene un cargo electo ni funciones de gobierno. No se trata de género ni feminismo, se trata de una interferencia indebida”.
Aliados del oficialismo y miembros del gabinete reconocen en privado que la exposición pública de Rosângela da Silva ha generado fricciones y un efecto negativo en la percepción del electorado (REUTERS/Tuane Fernandes)
Aunque no ocupa un cargo oficial, Janja ha intervenido en temas sensibles. Se ha pronunciado públicamente contra Elon Musk, se refirió de forma despectiva al suicidio de un simpatizante del ex presidente Jair Bolsonaro, y ha sido señalada como influyente en decisiones sobre el uso de las Fuerzas Armadas durante los disturbios del 8 de enero de 2023 en Brasilia. En declaraciones recientes, la primera dama defendió su accionar.
“No voy a cenas solo para acompañar. Sé muy bien cuáles son mis límites”, dijo en un podcast del diario Folha de S. Paulo.
Una encuesta del instituto Datafolha publicada el 12 de junio mostró que el 36 % de los brasileños cree que la actuación de Janja perjudica al gobierno, mientras que solo el 14 % considera que ayuda. Se trata del primer sondeo que mide específicamente la imagen pública de la primera dama. En paralelo, la desaprobación de Lula subió a 40 %, un aumento de ocho puntos porcentuales desde octubre de 2024.
En respuesta a las críticas, la Presidencia de Brasil emitió un comunicado el 20 de junio en el que señala que Rosângela da Silva “actúa como ciudadana, combinando su visibilidad pública con la experiencia que ha acumulado en su trayectoria profesional para respaldar causas sociales y asuntos de interés público”, en conformidad con las directrices de la Abogacía General de la Unión (AGU). Sin embargo, los lineamientos de la AGU establecen que el papel del cónyuge presidencial debe limitarse a representaciones simbólicas en eventos sociales, culturales, ceremoniales o diplomáticos.
Una encuesta del instituto Datafolha publicada el 12 de junio mostró que el 36 % de los brasileños cree que la actuación de Janja perjudica al gobierno (EFE/ Andre Borges)
Las tensiones han escalado dentro del oficialismo. Medios brasileños aseguran que ministros y legisladores, incluso de izquierda, han expresado en privado que la primera dama se ha vuelto un problema para la estrategia de comunicación del gobierno.
“Janja rejuvenece a Lula, todos lo reconocen, incluso sus detractores”, afirmó una fuente del gobierno a The Associated Press, bajo anonimato. “Pero cuando se extralimita, arrastra parte de su rechazo hacia el presidente”.
En un intento de contrarrestar la presión, el Partido de los Trabajadores lanzó en mayo la campaña en redes sociales “#EstouComJanja” (Estoy con Janja). No obstante, la iniciativa obtuvo escasa tracción, con menos de 100.000 visualizaciones y una participación limitada.
Adriana Negreiros, periodista y autora del pódcast “Janja”, sostiene que no toda crítica hacia la primera dama puede reducirse a misoginia. “Ella baila, canta, toma el micrófono, participa en eventos oficiales y se reúne con jefes de Estado. Quiere estar presente y ser escuchada”, explicó.
En el entorno de Lula, muchos creen que el mandatario no tiene intención de restringir las actividades de su esposa. “Ella estará donde quiera estar”, dijo el presidente en marzo, tras recibir críticas por enviar a Janja en su representación a una cumbre sobre nutrición en París. “Dirá lo que quiera y irá adonde quiera”, insistió.
Los opositores, en cambio, celebran su exposición pública. “Cuanto más habla, más micrófonos toma, más beneficia a la derecha”, afirmó el diputado Nikolas Ferreira, una de las figuras más populares del bolsonarismo.
En el entorno de Lula, muchos creen que el mandatario no tiene intención de restringir las actividades de su esposa (EFE/Gianluigi Guercia)
El episodio en China y sus consecuencias llegan en un momento delicado para el gobierno brasileño, que busca consolidar su liderazgo en foros internacionales como el G20 y el BRICS. Janja tiene previsto desempeñar un papel activo como anfitriona de la cumbre del BRICS que se celebrará en Río de Janeiro el 6 y 7 de julio, donde recibirá a líderes de economías emergentes en un contexto geopolítico marcado por tensiones y reacomodamientos.
La presencia política de la primera dama reabre el debate sobre los límites del rol institucional del cónyuge presidencial y su impacto directo en la gestión gubernamental, en un momento en que el respaldo a Lula enfrenta su mayor desgaste desde el inicio del mandato.