Don Pastor: el nombre que se convirtió en un sinónimo de Vallegrande


Entregó su vida a la difusión de la cultura vallegrandina y al desarrollo de las artes, como el teatro

vallegrande-gEl lunes 28 de julio, a las 8:30, cerca de cumplir 96 años, falleció don Pastor Aguilar Peña y con él se fue parte de la historia de Vallegrande. Con su partida física, se ha ido un auténtico vallegrandino, defensor de sus costumbres y tradiciones, pero queda su legado, traducido en los libros que publicó sobre del habla popular de la zona y en la incansable gestión cultural que impulsó con buenos frutos, como esa Casa de la Cultura donde el día de su sepelio el pueblo le rindió un homenaje. Pero, sobre todo, Pastor Aguilar deja una serie de obras teatrales como un tesoro invaluable y como testimonio de su labor a favor del desarrollo de la actividad artística en los valles cruceños, convirtiéndose en un pionero en la materia.

Además de un investigador acucioso de la historia de Vallegrande, Aguilar fue líder cívico y militante de izquierda que se enfrentó a las dictaduras en el país. Asimismo, por más de una década trabajó en el Lloyd Aéreo Boliviano en Cochabamba (donde fue a estudiar), primero como operador de radio y luego como copiloto.



El notable gestor cultural y entrañable amigo de muchos años de don Pastor, Marcelo Araúz, recuerda que un hombre que luchó junto al extinto e ilustre personaje fue el Cardenal Julio Terrazas, también natural de Vallegrande y otro ejemplo de la lucha por los derechos de su gente en los turbulentos años 70. “Fue una persona muy honesta y de principios. La figura más prominente que vivió en Vallegrande”, expresó don Marcelo.Fue precisamente él uno de los impulsores para que en 2003 la APAC le otorgara una distinción en mérito a su trayectoria y aporte al arte escénico nacional. La misma institución lo homenajeo al poner su nombre al Festival Regional de Teatro de los Valles, que se lleva adelante en los últimos años.

PicarescoPersonaje ingenioso, amiguero y hospitalario, don Pastor poseía esa chispa característica del habitante de los valles, la cual se reflejaba en las coplas que recopilaba del imaginario popular y que también de su propia cosecha iban a parar al papel. Algunas de las más ocurrentes decían cosas como estas:

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¡Ay su cinturitasu modo de andarde ratito en ratitome hacen suspirar!

Con esta ñatitame voy a arreglarseguro a la nochela hago encorvar

Me gusta la uvame gusta la pera,me gustan las viudastambién las solterasVarios de estos trabajos se encuentran en el libro La copla vallegrandina, publicado por el Grupo Editorial La Hoguera.

Su creaciónEdson Hurtado también rindió un homenaje a Aguilar al incluirlo en la Antología de las letras vallegrandinas, que publicó con el objetivo de resaltar la producción literaria surgida desde la población de Jesús y Montes Claros de los Caballeros, como también se conoce a la capital de la provincia del mismo nombre.En el libro, Hurtado presenta una reseña de La médica, obra teatral de Aguilar que la describe como casi un estudio antropológico de Vallegrande. “Sus personajes, a veces estereotipados, se presentan con la espontaneidad y la idiosincrasia de cualquier vallegrandino, y a través de ellos es posible identificar sus rasgos culturales, sus temores y anhelos, y los problemas que el campesinado de la provincia sigue sufriendo. Una realidad que no ha cambiado mucho. Ha sido premiada en diferentes ocasiones y representada cientos de veces. Se trata de la obra de teatro costumbrista que llevó el nombre de Vallegrande a los principales escenarios del país”, señala el poeta y periodista.Marcelo Araúz resalta que el teatro que desarrollaba don Pastor era popular, como buen vallegrandino, pero también era un teatro social. “Un ejemplo de ello son sus obras No pleitearás y La curandera, porque a través de ellas llevaba su mensaje a todos los pueblos, con un modo muy propio del lenguaje de la zona de los valles cruceños, porque él era muy conocedor del habla popular de su tierra, conocimiento que lo dejó plasmado en sus escritos”, mencionó Araúz.

Un anheloLa última entrevista que Pastor Aguilar Peña brindó a este medio fue a finales de julio de 2012. En aquella ocasión, Brújula viajó hasta Vallegrande para caminar por sus calles junto a uno de sus más ilustres ciudadanos. Mientras don Pastor nos mostraba los rincones de su pueblo y contaba diversas anécdotas e historias que ya eran parte de la mitología local, se refirió al tema de la muerte, aquella que lo vino a buscar justo dos años después a su morada. “Siempre le pido a la Virgen y al Señor que mi muerte sea de un momento a otro y que no sea por un accidente o por una larga enfermedad”, decía.Y así fue, tal como lo contó su hija Ana María, don Pastor sufrió un infarto sin tener antecedentes de problemas de salud, más allá de una dificultad para caminar, propia de la edad, que lo mantuvo en silla de ruedas las últimas semanas. “Se fue como nos gustaría irnos a todos, sin sufrir”, expresó su descendiente

PASTOR AGUILAR PEÑA FUE UN AMANTE DE SU TIERRA ÉDGAR LORA GUMIEL ESCRITORPastor Aguilar fue un riguroso y metódico escritor, investigador e historiador de los valles cruceños, además de un gran pensador político, con una decidida y comprometida trayectoria de izquierda que le causó el exilio y la incomprensión. Pero, sobre todo, fue un gran dramaturgo, con un profundo rescate de los valores de la región y una voz autorizada al momento de hablar del lenguaje de los valles cruceños.

Fue un amante de su tierra, un gran promotor y gestor cultural, como también un hombre amable, amigo fiel, consecuente y extraordinario anfitrión; en síntesis, un personaje ilustre de los que un pueblo pare cada 100 años.Una de sus principales particularidades era que dominaba el lenguaje, era una especie de enciclopedia.Por otro lado poseía un extraordinario sentido del humor, lo ponía en práctica en todo momento y se conocía todas su variantes, desde el humor negro hasta el sarcástico.Felizmente, la Casa de la Cultura lo reconoció como autor y como gestor cultural, al distinguirlo en el Festival Internacional de Teatro.

Su perfil

1. Una vida. Pastor Aguilar Peña nació el 10 de agosto de 1918. Fue promotor, gestor cultural, líder cívico, cuentista, poeta y dramaturgo. Fue director del centro Cultural Vallegrande, hoy Casa de la Cultura Hernando Sanabria.2. Familia. Se casó con Elvira Castro y tuvo dos hijas: Rocío y Ana María.3. Producción. Es autor de las comedias: La médica, La comisión y No pleitearás. También realizó investigaciones como: Crónicas de Vallegrande, Cuentos y tradiciones vallunas, La copla vallegrandina y el Calendario histórico de Vallegrande. Fue Socio Honorario de la Casa de la Cultura Raúl Otero Reiche de Santa Cruz y declarado Hijo Predilecto de Vallegrande.4 Homenaje. El festival Regional de Teatro de los Valles lleva su nombre.

Fuente: www.eldeber.com.bo