El analista político cuestiona la forma en que salió Saravia de la fórmula de ADN y critica la crisis estructural del partido fundado por Banzer.
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Para el analista político Carlos Saavedra, Antonio Tufí Saravia es el experto que vino de otros sectores ajenos a la política, un outsider, para proponer un remezón político que, al final, se quedó en la mera intención; la aseveración se da después de conocerse la renuncia del analista económico y líder del Partido Liberal a la vicepresidencia por Acción Democrática Nacionalista (ADN).
Saravia, economista y analista liberal, había aceptado acompañar a Paulo Rodríguez Folster como candidato vicepresidencial por ADN para las elecciones generales de agosto. Su perfil tecnocrático y su liderazgo en el Partido Liberal fueron vistos en un inicio como un intento por atraer al electorado joven, urbano y desencantado con las estructuras tradicionales.
“Es el outsider que no pudo ser, se quedó a medio camino. Dunn le ganó la tuja, si vale el término, un término cruceño, ¿no? Se hizo ganar la tuja con Dunn y es el outsider que se quedó a medio camino. Yo creo que él pintaba más, pintaba más, pero se quedó en medio camino”, señaló Saavedra, para luego puntualizar en que ‘no basta tener buena formación para hacer política’.
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Sin embargo, aludió a su falta de presencia territorial y actividad política concreta como los factores que acabaron minando su proyección. “No hizo campaña. Pensó que hacer política era escribir en X. Y hay vida más allá de X (antes Twitter), hay vida más allá de los artículos”, señaló Saavedra. “La política se hace en los barrios, con las organizaciones, con el empresariado, en los medios. Esto es aire, mar y tierra. Se necesita vocación” acotó.
El analista subrayó que, aunque en Bolivia existe una clara demanda de renovación en el electorado, los actores emergentes muchas veces subestiman lo que implica construir una opción competitiva. “Tienes que estar en todos lados, tienes que tener vocación, entonces, el tener una buena formación no basta para poder ir a pelear competitivamente una candidatura. El político tiene un gen distinto. Es alguien que respira política las 24 horas. Tener un doctorado no es suficiente. Se necesita calle, conexión, convicción”, enfatizó.
Foto: captura pantalla
Además de criticar el desempeño de Saravia en su frustrada candidatura, Saavedra cuestionó la situación actual de ADN, un partido de los denominados tradicionales por su vasta trayectoria en las lides electorales. Para el analista, el otrora frente político de Hugo Banzer ha degenerado en lo que denomina un ‘taxi partido’, vale decir, una fuerza política que arrienda su sigla al mejor postor, sin una base orgánica, ni una visión estratégica clara.
“La ADN tenía una tradición, una historia. Te puede gustar o no, pero es innegable que fue un actor importante en la política boliviana. Hoy, lamentablemente, se ha reducido a un taxi partido. Si no le logran pagar el alquiler, desaloja al inquilino y busca otro. Es patético lo de ADN. Es un término muy fuerte, a veces no me gusta usarlo, pero creo que no hay otra forma de referirse a lo que está pasando en ADN”, dijo.
Fundado a fines de los años 70, ADN fue uno de los pilares del sistema político boliviano durante la era de la democracia pactada, y logró que su líder, el expresidente de facto Hugo Banzer Suárez, fuera elegido democráticamente presidente en 1997. Sin embargo, en los últimos años, su presencia se ha limitado a acuerdos circunstanciales con candidatos que buscan una plataforma legal para participar en elecciones, incluso, estuvo a un paso de perder su personería jurídica.
Saavedra concluyó que la renuncia de Saravia no solo evidencia las debilidades individuales de ciertos actores emergentes, sino también una crisis estructural en los partidos tradicionales que han dejado de cumplir su rol institucional. La salida de Saravia deja nuevamente a ADN en un limbo electoral a pocas horas del cierre de las sustituciones ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE).