París esta saliendo de una intensa ola de calor que ha afectado a casi todo el país. Las temperaturas han alcanzado temperaturas máximas de hasta 39°C en la capital. Estos picos de calor han registrado récords: el mes pasado fue el segundo junio más caluroso desde que comenzaron las mediciones en 1900.
Fuente: RFI
El calor extremo ha afectado la vida cotidiana de los parisinos. Joel, un conductor de autobús, nos comenta cómo es su trabajo durante esta ola de calor.
«Los pasajeros entienden. Algunos pueden ponerse molestos, pero no de forma agresiva. Se sienten incómodos por el calor que se siente en el autobús. Sin embargo, también hay quienes comprenden el esfuerzo que hacemos los conductores cuando nos toca trabajar bajo este calor sofocante. Entonces se muestran solidarios con nosotros. Las altas temperaturas son un problema en la empresa donde trabajo: la Autoridad Autónoma de Transporte de París. Ahí, la mitad de la flota de autobuses no tiene aire acondicionado. Solo los nuevos autobuses lo tienen; los antiguos, no. Y nunca lo tendrán, ya que no vienen con el sistema de climatización. Aun así, nosotros trabajamos igual, a pesar del calor tórrido que se siente en el interior. Finalmente, lo soportamos. Es nuestro trabajo».
Las autoridades francesas están prestando especial atención a las personas mayores durante este período. Annie, una septuagenaria que vive sola en París, nos comenta cómo es su vida cotidiana y el apoyo que ha recibido de la municipalidad.
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«Tengo problemas de salud, por lo que me cuesta realizar ciertas actividades durante esta ola de calor. La alcaldía de París me llamó esta semana para preguntarme si estaba bien y si necesitaba algo. Me preguntaron si tenía un ventilador y les dije que no. Me ofrecieron traerme uno, y yo, encantada, acepté. Hoy me lo han venido a entregar», cuenta.
La tolerancia al calor puede variar de una persona a otra; sin embargo, en general, las altas temperaturas son particularmente peligrosas para las mascotas.
«Yo estoy muy bien; soporto muy bien el calor. Cerrando las persianas y creando corrientes de aire en el departamento, no he tenido problemas, y eso que no tengo aire acondicionado ni ventilador. El tema es que tengo un perro, y él sí que no soporta el calor. Los perros solo transpiran por el hocico y las almohadillas de sus patas; no tienen los mismos recursos que nosotros para refrescar el organismo naturalmente. Para ellos, es más complicado».
Francia se prepara para enfrentar estas olas de calor, que se están volviendo cada vez más comunes durante el verano. Esto se debe, en parte, al calentamiento global y a la ubicación geográfica del país, que está expuesto a masas de aire muy caliente provenientes del desierto del Sahara.