Lo que en un principio fue un secreto a voces se ha ido confirmando paulatinamente mediante documentación contundente: hablamos de la formación de un grupo económico donde la familia del vicepresidente Álvaro García Linera tendría una importante participación, en empresas privadas que tienen contratos con el Estado.
Primero fue el escándalo por el costoso catering de BoA, luego el affaire de la mina La Millonaria y ahora los presuntos vínculos del clan con Toyosa, importadora de vehículos que abastece de los mismos al gobierno.
En este último caso, un documento divulgado por la oposición evidencia una relación entre la citada compañía y el hermano del vice, Raúl García Linera, como él ex integrante de la banda terrorista EGTK, quien figura como beneficiario de Toyosa en el exclusivo club hípico Los Sargentos.
Se suman a esto otros indicios, como un acuerdo entre el dueño de la firma y el Ministerio de Obras Públicas por el teleférico, la relación del estatal Banco Unión con la importadora y la designación del hijo del empresario como embajador del régimen en Japón.
Todo parece indicar que el famoso “capitalismo andino” del que hablaba García Linera en sus discursos había sido más bien el “capitalismo EGTK”, un modelo mercantilista y corrupto con un seudo-empresariado que no compite en un mercado abierto sino que usufructúa de sus vínculos con la alta burocracia…
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