La crisis económica por la que está atravesando el país tiene un “profundo impacto” en la salud mental de la población, en el ámbito personal, familiar y en lo comunitario.
Fuente: ANF
La psicóloga Sandra Carvajal recomienda alentar la empatía, la resiliencia para enfrentar momentos difíciles.
“La crisis económica marcada debido a la inflación por la que pasamos tiene un profundo impacto en la salud mental de la población ya sea a nivel personal, familiar y comunal. Representa una amenaza constante que activa estrés crónico, deterioro emocional, alteraciones de la conducta”, sostuvo.
Los chóferes han expresado cansancio y malestar porque tienen que hacer largas filas para adquirir combustible, días y noches a la espera de gasolina o diésel, a eso se suma que los días y horas de trabajo se han reducido, por lo tanto, sus ingresos económicos también bajaron.
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Las madres y padres de familia se han visto golpeados por los altos costos de los productos de la canasta familiar, deben realizar filas para adquirir productos en la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA) a precios más baratos. En más de una vez hubo problemas entre los ciudadanos en las filas. Los prestatarios también marcharon argumentando que los problemas económicos no les permiten cumplir con sus deudas.
A esto se suma la pérdida del valor adquisitivo de la moneda boliviana, es decir la devaluación. Diferentes sectores se movilizaron para protestar contra el Gobierno debido a esta crisis económica.
Carvajal, también delegada del Centro de Promoción de Ambientes Sanos y Seguros (CPASS) de la Compañía de Jesús, añadió que en este escenario se presentan distintos efectos a nivel psicológico, como la ansiedad producto de la preocupación por los alimentos, por el alza en los precios o la falta de combustible, entre otras circunstancias.
Precisó que la ansiedad no es “situacional”, sino que puede ser anticipatoria, es decir que las personas viven en estado de alarma permanente, se preocupan por lo que aún no ha sucedido o por lo que creen que va a suceder.
“Se presenta a través de crisis, puede generar sensación de pérdida de control o desesperanza por la inestabilidad económica”, principalmente porque las personas no van a poder “satisfacer sus necesidades básicas y primarias de comida, de transporte de atención a su salud”, lo que generaría “sentimientos de impotencia, frustración a corto o largo plazo”.
Carvajal recomendó que en estos tiempos difíciles para las familias, “es importante trabajar la gestión emocional, expresar los sentimientos de impotencia que estemos desarrollando en las familias”. Asimismo, que existan espacios como las juntas vecinales o en los colegios para abordar estos temas. “Hablar nos ayudaría mucho, acompañar con empatía, con tolerancia en estos casos en los que las personas estén pasando malos momentos”.
Acotó que es fundamental acciones de sensibilización para llegar a las personas y tratar de comprenderlas, así como “fomentar la resiliencia”. Comentó que en Cochabamba, por ejemplo, en una parroquia se realiza la “fiesta del abrazo”, en un acto de “empatía y acompañamiento para sobrellevar estos momentos y de apoyarnos mutuamente”.
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