La Policía y la Fiscalía investigan. El dinero robado no aparece y hay sospechosos del entorno familiar. A pesar del impacto que produjo este asalto, las investigaciones no avanzan. Piden ayuda a las autoridades para esclarecer el crimen. El dolor no se disipa
Fuente: El Deber
Cuando el sol ya comenzaba a ocultarse tras los edificios de la capital cruceña y el mercado Mutualista rebosaba con su bullicioso ir y venir, Sofía Quiroz Vilelo (43) cumplía con su rutina de siempre.
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Rodeada de productos que ella misma había elegido, ordenado y vendido durante años, seguía atendiendo a sus clientes con esa mezcla de firmeza y amabilidad que la caracterizaba. Era una mujer hecha en la calle, en la lucha diaria, una de esas trabajadoras que no conocen el descanso. Pero la violencia, que tantas veces amenaza desde lejos, ese día la alcanzó. Sucedió el miércoles 23 de julio y será un día que sus amigas nunca lo olvidarán.
Minutos antes de que cayera la noche, hombres armados irrumpieron en el pasillo 10 del bloque de la Asociación 29 de Marzo del mercado Mutualista, uno de los más concurridos y tradicionales de Santa Cruz de la Sierra. Sin decir palabras, dispararon. Las balas se llevaron consigo la vida de Sofía y dejaron herido a su compañero de trabajo, Gregorio Condori, quien recibió un impacto en el brazo. Los atacantes escaparon con rumbo desconocido, llevándose dinero y dejando tras de sí una escena desoladora.
Un legado de trabajo
La muerte de Sofía no solo conmocionó a su familia, sino también a toda una comunidad de comerciantes que la conocían desde hace más de dos décadas. Su historia es la de muchas mujeres bolivianas que, desde muy jóvenes, construyen su destino con esfuerzo y constancia. Empezó vendiendo tarjetas telefónicas, cuando aún no eran comunes los celulares con conexión a internet.
Luego sumó productos de belleza, celulares, accesorios y, con el tiempo, se convirtió en librecambista. El suyo era un puesto modesto, pero cargado de historia, perseverancia y dignidad.
“Nunca faltaba. Incluso cuando estaba enferma, venía aunque sea un rato. Siempre estaba pendiente de su negocio, de su clientela”, recuerda una de sus colegas. Otra comerciante añade: “Sofía no se metía con nadie. Era amable, callada, muy trabajadora. La veíamos crecer poquito a poco. Nos duele como si fuera familia”.
Mientras agentes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) y el fiscal Daniel Ortuño realizaban las primeras pesquisas del caso, los restos de Sofía fueron velados entre el viernes y sábado en la sala Manantial, cerca del Segundo Anillo y la avenida Canal Cotoca. Ayer se cumplieron las exequias. Allí, una multitud de personas acompañaba el dolor de la familia, en especial del esposo y del hijo de Sofía, un niño de apenas seis años que todavía no alcanza a entender por qué su madre no volvió a casa esa noche.
La madre
“Ella sufría porque quería ser madre. Me contaba que se hacía tratamientos, que rezaba mucho. Y cuando logró quedar embarazada, fue la mujer más feliz del mundo”, relató entre lágrimas una amiga suya, encargada del parqueo del mercado Mutualista. La conocía desde hacía más de 25 años. Se abrazaba a la foto de Sofía colocada junto al ataúd, con una expresión de incredulidad.
“Yo tengo tres hijos y a veces ella me miraba con una tristeza contenida. Después, cuando nació su niño, ya no era la misma. Sonreía más, se le iluminaban los ojos. Vivía por él”, dijo. De pronto, en medio de la conversación, señaló hacia un rincón de la sala: “Ahí está su hijo… está mirando la foto, todavía no entiende”.
En plena velorio, entre rezos y abrazos, Ricarda Quiroz, hermana mayor de la víctima, alzó la voz. Su llanto no la detuvo. Frente al féretro, pidió al presidente Luis Arce que intervenga para garantizar justicia. “Mi hermana no merecía esto. Era una mujer trabajadora, buena madre, buena hija. Ahora nos deja este dolor y a su hijito. ¡Que este crimen no quede impune!”, clamó allí.
Investigaciones
La Felcc y la Fiscalía activaron una serie de operativos para dar con los autores materiales e intelectuales del asalto. Hubo allanamientos y se revisan imágenes de cámaras de seguridad del hecho.
Como medida de precaución y por razones de seguridad, el esposo de la víctima, junto con su abogado, entregó voluntariamente a las autoridades Bs 264.000 y $us 6.000, dinero que pertenecía a Sofía y que no fue sustraído por los asaltantes. El monto exacto robado aún no ha sido determinado, pero se presume que los delincuentes huyeron con una suma considerable.
Sofía no era una figura pública, ni una empresaria. Era una mujer que no solo dejó un hijo huérfano, sino que encendió una alerta en un país donde la inseguridad ciudadana parece crecer al margen de los esfuerzos institucionales.
En medio del luto, queda su historia. La de una mujer que, a pesar de las dificultades, supo levantarse cada día con el mismo impulso, el mismo sueño: que a su hijo no le falte nada.
EL CRIMEN
El miércoles en el Mutualista. La tarde del 23 de julio pistoleros irrumpieron en el pasillo 10 y mataron a la librecambista Sofía Quiroz que deja un niño de seis años en la orfandad.
Le piden al presidente. Ricarda Quiroz, hermana de Sofía, le pidió al presidente Luis Arce que interponga sus oficios para esclarecer la muerte. trágica. No hubo respuesta.
No hay detenidos. Hasta el momento, la Felcc y la Fiscalía no han logrado aprehender a ninguna persona vinculada al asesinatio de Sofía. Hay sospechos del mismo entorno familiar. No hay avances.
Fuente: El Deber