El Gobierno quiere obligar a los vendedores minoristas de coca a comercializar también la coca del Chapare, con el objetivo de que, por lo menos algo de la producción del trópico cochabambino, no se vaya al narcotráfico. La medida viene aparejada con la amenaza de retirarles la licencia a quienes se nieguen a vender “mezcladito”. En los hechos, lo que se busca es lavarle la cara a la coca ilegal del Chapare y que ésta se vuelva legal una vez se mezcle con la hoja procedente de Los Yungas, aunque esto es muy difícil ya que, como se sabe, los que acostumbran a masticar coca suelen inclinarse por la yungueña. El problema para los que producen y venden coca legal es que la porción desplazada por la hoja “obligatoria” del Chapare pasaría a ser ilegal y seguramente esto va a causar malestar entre los cocaleros paceños. La solución al conflicto es muy simple, pues ante la creciente demanda de coca de los narcotraficantes, siempre habrá “cupo” tanto para la coca del Chapare como para la de Los Yungas. Y en breve sucederá lo mismo también para la coca de Yapacaní, la del Choré, la de San Julián y la del parque Isiboro Sécure.
Bajo el penoco – El Día