El amasijo de los vicepresidenciales


La variedad, diversidad y una mezcla de elementos insustanciales caracterizó el encuentro de cuatro de ocho candidatos a la Vicepresidencia de la República la noche del pasado domingo, donde abundaron manuales domésticos propios de quienes no tienen la más mínima idea de la verdadera función que cumplirán en tan alta responsabilidad de Estado, si fuesen elegidos.

La correspondencia de jabalinas no es de interés de nuestros connacionales que, al término de dicho encuentro, han debido quedar desilusionados porque ninguno se refirió a la labor que desarrollarán desde la Vicepresidencia.



Los cuatro se encontraron para hablar únicamente sobre la mejor forma de explotar los recursos naturales con los que el Supremo ha bendecido al país y, lamentablemente, ninguno se ha referido, siquiera por asomo, a los sistemas de educación, salud, justicia, autonomía, y peor aún al bienestar humano, tareas que, sin duda alguna, corresponden al Órgano Legislativo, porque es desde esa instancia de la República, que se deben proponer e impulsar las reformas, total o parcial, de las leyes Avelino Siñani-Elizardo Pérez, Sistema Universal de Salud, transformación de la justicia y respeto pleno al ejercicio de las autonomías, compendios que buscan el bienestar social y la convivencia pacífica.

Un país que no tiene un buen sistema de salud no puede aspirar a un nivel de educación más que regular, y sin educación no se puede pretender tener estudiantes y profesionales competitivos, siendo ambos sistemas fundamentales para el desarrollo del país, al que debe añadirse un sistema de administración de justicia independiente e imparcial y no sujeto a presiones del poder político.

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Lo cierto es que el encuentro ha sido inútil en el que los cuatro que estuvieron han distorsionado el rol constitucional del vicepresidente, omitiendo la verdadera dimensión del cargo, que es de coordinador entre los órganos Ejecutivo, Legislativo, Electoral y Judicial para la consideración de leyes, sea por iniciativa del gobierno, de las comisiones legislativas o iniciativas ciudadanas.

José Luis Lupo y Mariana Prado, de manera innecesaria y cual si se tratara de las atribuciones de la Vicepresidencia y de la Asamblea Legislativa Plurinacional, han repetido las perspectivas que tienen sus candidatos a la Presidencia, en tanto que las consideraciones realizadas por Juan Pablo Velasco y Juan Carlos Medrano han estado fuera de toda consideración, poniendo en evidencia que no han leído la Constitución Política del Estado vigente desde el 7 de febrero de 2009.

            Sin embargo, lo que más llamó la atención es que ninguno de los cuatro se haya referido al ejercicio de las autonomías departamentales, municipales, regionales e indígena originaria campesino que, desde 2010 está impreso en papel sábana de la Gaceta Oficial de Bolivia y nada más, y peor aún, sobre la posibilidad de ser coordinador eficiente entre la Asamblea y el gobierno con dichas autonomías, con la finalidad de sentar las bases de un pacto fiscal, por ejemplo,  que ha sido congelado por los gobiernos del MAS y el transitorio de Añez Chávez que, lo único que hicieron, fue asignarles mayores responsabilidades a esas autonomías, pero sin otorgarles recursos necesarios.

            Mi conclusión del encuentro de los cuatro aspirantes a la vicepresidencia, es que están polarizados en sus ideas personales, no tienen idea de la función a la que aspiran; están hostiles entre sí, lo que no interesa a los bolivianos y están agazapados en sus fortalezas que, según ellos, tienen. Una pena, wawitay, diría mi recordada Mamá.