El penal de San Pedro, en La Paz, como otros recintos penitenciarios en Bolivia, opera bajo una lógica de autogestión y presenta serias deficiencias en infraestructura, salud y alimentación.
Fuente: ANF / La Paz
En medio de la inauguración de nuevas áreas médicas destinadas al tratamiento de la tuberculosis en el penal de San Pedro, en la ciudad de La Paz, el delegado de Trabajo del recinto, César Mamani, rompió el protocolo y en representación de sus compañeros privados de libertad, clamó por el deshacinamiento del recinto.
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“Querido ministro, quisiera tocar un tema muy importante para toda la población penal. Pedimos clemencia y humanidad”, declaró Mamani frente al ministro de Gobierno, Roberto Ríos, y al director del Régimen Penitenciario, Juan Carlos Limpias.
La intervención se produjo durante un acto oficial en el que se presentaron equipos médicos especializados, y se habilitaron nuevos ambientes para la atención de enfermedades respiratorias, en especial tuberculosis, una afección de alta prevalencia en el sistema carcelario boliviano. Sin embargo, las palabras de Mamani desplazaron el foco del evento hacia la crítica situación estructural de los penales del país.
Mamani pidió públicamente la reactivación de los mecanismos de indulto y amnistía para aliviar la situación de hacinamiento y precariedad en la que viven cientos de personas privadas de libertad. “El sistema penitenciario enfrenta desafíos significativos en términos de capacidad y recursos”, señaló. Según datos oficiales, el penal de San Pedro alberga actualmente a más del doble de su capacidad.
“Las condiciones de vida son precarias. Muchos compañeros no tienen acceso a servicios básicos. Esta situación afecta directamente a la salud y al bienestar de los internos”, agregó el delegado. San Pedro, como otros recintos penitenciarios en Bolivia, opera bajo una lógica de autogestión y presenta serias deficiencias en infraestructura, salud y alimentación.
Mamani hizo énfasis en la situación de los adultos mayores y personas con enfermedades terminales, quienes se ven particularmente afectados por el hacinamiento y la falta de atención especializada.
El pedido del delegado de Trabajo fue directo al ministro Ríos: “Un indulto o una amnistía sería un gesto de humanidad, que podría enfocarse mejor en procesos de rehabilitación”.
También subrayó que una medida de este tipo podría incentivar a los privados de libertad a comprometerse con su rehabilitación y reinserción social, pilares que muchas veces quedan en el discurso ante las carencias del sistema. “Contribuiría a la construcción de una sociedad más justa y compasiva en Bolivia”, dijo.
El ministro Ríos, que asistió al acto acompañado de médicos y autoridades penitenciarias, hizo un llamado al sistema de justicia para agilizar y hacer más eficientes los juzgamientos de la población privada de libertad.
También mencionó un anteproyecto de ley sobre el dispositivo electrónico de vigilancia (manillas electrónicas) que podría contribuir a reducir el hacinamiento, el cual lamentablemente se encuentra bloqueado en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Adicionalmente, y en respuesta a la solicitud del delegado, el ministro Ríos instruyó al director nacional de régimen penitenciario que presente un anteproyecto de ley de amnistía e indulto con el propósito de disminuir el hacinamiento y ofrecer segundas oportunidades.