Rodríguez salió con vida del debate mientras se sigue hundiendo en las encuestas, lo que dispara la necesidad popular de articular el voto. Tuto y Samuel no quieren arriesgar su participación en el balotaje
Fuente: El País.bo
Quien gana un debate es sin duda uno de los grandes asuntos de la politología moderna, donde la verdad no es tan importante como la coherencia del relato con el personaje. Un debate lo pueden ganar todos, pues no se trata de ser el que mejor se sabe las respuestas, sino de responder por encima de las expectativas. Ahí se ganan votos, aunque lo más probable es que todos intentan, sobre todo, no perderlos.
De ahí que una de las cosas más llamativas, ya por tercer debate consecutivo, es el guante blanco con el que se tratan Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga. Ni se miran. Ni se provocan. Las dos encuestas publicadas esta semana – Unitel y El Deber – han vuelto a reiterar la tendencia: Samuel gana dentro del margen de error a Tuto y ambos flotan sobre los 19 – 20 puntos. No suben ni bajan de ahí desde el mes de abril y eso es toda una señal de intenciones. Algunos opinólogos como Macelo Silva insisten en que “no han empezado a todavía” a enamorar al público indeciso. Otros asumen con mayor sobriedad que no hay más donde rascar. En sus respectivos cuarteles generales creen que hay que llegar bien dispuesto a la última semana, cuando opere de verdad el voto útil (o voto resignación) donde el votante no masista acabará definiendo a quién darle la preferencia para la segunda vuelta. Que las encuestas digan que ambos van a entrar fácilmente en ella no acaba de ayudar demasiado, pero tampoco es malo.
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Tuto es últimamente el que se está mostrando más sobrio, aun cuando la lógica más visceral dice que debería lanzarse al cuello de Doria Medina atacando sus puntos débiles. La prudencia con la que se maneja puede indicar, precisamente, que está montado sobre una burbuja. Doria Medina es el que más adrenalina interior está gestionando. Su campaña se está haciendo larga y no quiere desfondarse al final, pero el apoyo de Marcelo Claure no ha tenido el efecto esperado y la campaña disparada para catalogarlo de izquierdista peligroso está teniendo cierto éxito entre los más jóvenes y los más liberales. Los nervios del candidato se han empezado a materializar en un tono de voz y una puesta en escena que quiere evidenciar suficiencia y puede gotear soberbia, o pedantería. La forma de dirigirse al resto de candidatos en el debate y en particular a Andrónico Rodríguez pudo ser efectiva entre sus leales, pero generó anticuerpos entre los propios socialdemócratas indecisos y no fue bastante entre los que piden más colmillo contra el MAS.
El foco de Andrónico
El foco estaba puesto precisamente sobre Rodríguez al ser el del viernes el primer debate al que asistía, justo unas horas después en que se publicara la encuesta que certificaba su caída libre hasta un escaso 7%. La racha de entrevistas fallidas le pasaba factura y efectivamente, empezó como un flan. Su retórica es mala y abusa de sinónimos y muletillas para ganar tiempo mientras trata de elaborar una respuesta, algo que desespera a quienes depositaron sus esperanzas en él. Empezó mal, pero se fue calentando. Al menos rayó la cancha de inicio: soy el candidato joven y humilde y los contrincantes son los otros, como le dijo a Del Castillo. El resto de candidatos tenía en agenda ir a por él y tampoco se dieron demasiada cuenta de lo que estaba pasando: los “blancoides” intentaban ridiculizar una y otra vez al candidato “joven y humilde” que se defendía como podía, renqueante al principio, se fue recuperando y cuando sonó la campana seguía en pie. Para los suyos resistió dignamente. Y por suyos se entiende todo el eje simbólico identitario que lleva definiendo elecciones en este país 30 años.
Los acompañantes
En el debate por ejemplo también ganó Pavel Aracena, el candidato de ADN, pues al menos fue escuchado en igualdad de condiciones que el resto. Tampoco le fue mal a Eduardo del Castillo, mil veces más locuaz que Andrónico Rodríguez, al que se le mira con cierta “ternura” por el empeño que le pone a una tarea imposible: Hacer olvidar que fue parte esencial del gobierno de Luis Arce. De este bloque de los que apenas suman 2% o menos el peor parado fue Johnny Fernández, por la elemental razón de que nadie sabe muy bien por qué sigue en carrera a estas alturas.
En otra liga intermedia juegan Manfred Reyes Villa y Rodrigo Paz Pereira. Reyes Villa parece haber perdido la ola buena en la que parecía haberse montado llenado de sombras el pacto Marcelo Claure – Samuel Doria Medina. Su mensaje es simple: soy el capitán y sé hacer cosas, pero lleva tiempo perdiendo apoyos y El Deber volvió a certificarlo.
Precisamente El Deber le dio un espaldarazo a Paz Pereira: “el candidato que más crece”, que desplegó variedad de técnicas en el debate: un rato hizo un mitin, otro rato habló en tercera persona “Paz presidente” y hacia mitad del debate presentó su postulación anticipada a ministro. Lo bueno de decirse centrista es que puede apoyar a todos lados, y esa parece ser su gran baza: Paz está también recibiendo votos del occidente donde el capitán Lara podía intercambiarse con Andrónico fácilmente.
Reyes Villa y Paz Pereira esperan una sorpresa extraordinaria, que pase algo raro que pueda alterar el curso de los acontecimientos, pero si no pasa, serán felices con su bancada propia vital para una negociación en segunda vuelta que seguramente será menos jugosa si entra Andrónico a que si entra Samuel y Tuto. Administrar esas ansiedades puede acabar jugando malas pasadas.
Los siguientes pasos de Evo
El elefante en la habitación sigue siendo Evo Morales, aunque la desbandada de su cuartel general está siendo ya general. No tenía lógica que la agrupación Morena de Eva Copa, Jorge Ritcher e Iván Lima, archienemigos del evismo, abrieran sus puertas al expresidente, pero algunos mantuvieron la esperanza hasta el final, incluso después de que Copa anunciara su retirada hubo un compás de espera para escuchar la “última oferta”, que al parecer no fue satisfactoria.
El tiempo se agota y no existen opciones alternativas mientras Andrónico se derrumba en las encuestas, y aunque el círculo más cercano a Evo Morales – Leonardo Loza, Wilma Alanoca, Héctor Arce – sigue hablando del voto nulo, Morales empieza a hacer sus amagos discursivos y circunloquios. Después de cada una de las tres últimas derrotas de la estrategia del bloqueo Morales ha dicho que él no apostaba por esa estrategia. Pocos dudan que hará lo mismo si fracasa la apuesta del voto nulo.
Rodríguez habla de renovación, pero es una evidente apuesta por la continuidad. Eso lo saben los grandes movimientos sociales y los que se articulan a través de intereses corporativos que el MAS ha gestionado durante 20 años con cierta soltura y cuya influencia desaparecerá “con dolor” gane quien gane que no sea Andrónico: los operadores del cocalero han empezado la campaña decisiva, que es por tierra, de sector en sector, de ampliado en ampliado, y que pasa por debajo del radar de las encuestas y de la opinión publicada que insiste en que el proyecto popular del MAS ha fracasado para siempre. El reloj corre quizá demasiado rápido, pero se esperan sorpresas.
Fuente: El País.bo