La podredumbre de la “sección ambiental” del debate presidencial


Aquí va un resumen crítico de lo que dijeron (o evitaron decir) los cuatro principales candidatos cuando llegó la hora de hablar del medio ambiente, los demas ni mencionarlos por lo irrelevante que son.

Fuente: https://ideastextuales.com



Samuel Doria Medina

Sigue aferrado al viejo credo neoliberal: el modelo primario-exportador no se toca, solo hay que gestionarlo “mejor”. Pero cuando intenta aportar “datos”, lo hace con errores de bulto: asegura que en 2024 se quemaron 12,6 millones de hectáreas de bosque, una superficie del tamaño de Nicaragua. En realidad fueron 7,2 millones de bosque y 5,4 millones de pastizales.

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Apela a su relato de gran empresario para convencernos de que él “sí sabe gestionar”, pero evita lo esencial.

¿Qué piensa hacer con el 60% de la deforestación que ocurre en tierras empresariales?

¿Está dispuesto a tocar a los suyos? ¿A sus financiadores? ¿O sus promesas de “cárcel para los responsables” solo aplican a interculturales e indígenas pobres?

Andrónico Rodríguez

No presenta ni una sola propuesta concreta para frenar la deforestación o los incendios. Se refugia en frases vacías como “la tierra es vida, no negocio”, como si eso bastara para marcar distancia del desastre que deja su partido.

Denuncia las privatizaciones de sus contrincantes, pero vuelve a la fórmula reciclada de siempre: minería “industrializada y responsable”, ahora disfrazada de innovación para calmar a los sectores que lo apadrinan. Su gran aporte ambiental es haber plantado unos cuantos árboles de especies preciosas cuando era adolescente, lo que es patético.

Entonces, ¿qué lo diferencia de la política actual del MAS? ¿Va a seguir dotando tierras a sus aliados políticos en el oriente? ¿Seguirá tolerando la minería aurífera ilegal que devasta ríos y territorios? ¿O su ecologismo se limitará a sembrar arbolitos para la foto?

Manfred Reyes Villa

Recién llegado al discurso ambiental, Manfred mezcla sin pudor greenwashing y nostalgia desarrollista. Recicla las propuestas de ‘’Bolivia corazón energético de sud america’’ de Evo Morales, pero esta vez con un barniz de “capitalismo verde” que ni él logra entender.

Habla de “bosques solares” privados, una mezcolanza desafortunada entre selva y paneles solares, sin explicar cómo ni dónde. Lanza cifras millonarias sobre el mercado de carbono sin decir lo básico: sin frenar incendios ni desmontes, no hay un solo centavo que cobrar. Y no propone nada para lograrlo.

A diferencia de los otros, ni siquiera se inventa un relato: su desconexión con la agenda ambiental es total.

¿De verdad piensa que puede convertirnos en potencia de bonos de carbono sin tocar la deforestación? ¿O cree que repetir el “corazón energético” de hace 10 años con otro logo es suficiente para engañar otra vez?

Tuto Quiroga

Se posiciona como el gran visionario de la descarbonización, pero no parece entender ni el concepto. Propone más inversión en gas. Sí, hidrocarburos (para descarbonizar, ¡jaja)!

Aprovecha de usar el miedo a la escasez de combustible para justificar más agrocombustibles (etanol, biodiésel). Que es nada más y nada menos que la propuesta de Arce Catacora en 2021, una receta que solo aumentará los monocultivos, la deforestación y los incendios y es marginal para reducir nuestra dependencia a la importación de hidrocarburos.

Promete reforestación y “megainversiones internacionales”, pero el único caso que menciona es una empresa recién llegada, sin experiencia ni resultados: no ha certificado una sola tonelada de carbono en Bolivia, y sus inversiones apenas alcanzan los 2 millones de dólares. Un chiste.

Termina abrazando el mito del litio boliviano, como “salvación planetaria”, sin una sola palabra sobre sus impactos ecológicos, territoriales y sociales para Bolivia.

¿Descarbonizar con más hidrocarburos y deforestación? ¿En serio? ¿ El biodiésel es una alternativa ecológica? ¿O simplemente nos quiere vender humo… mientras arde el país y se ‘’solidariza’’ con Tarija?

A días de las elecciones, ningún candidato ofrece una ruptura real con el extractivismo. Todos, en mayor o menor grado, reciclan fórmulas fallidas. La transformacion hacia un horizonte socioecológico no aparece en sus agendas. Y mientras tanto, los bosques siguen ardiendo… en nombre del “desarrollo”.

Por Stasiek Czaplicki Cabezas, economista ambiental y premio al periodismo de investigación Franz Tamayo 2024.