Rodrigo Paz y Jorge Quiroga. Foto: ex-ante.cl
Bolivia se convirtió este domingo en el duodécimo país latinoamericano en activar el sistema de segunda vuelta electoral presidencial. Los resultados del conteo rápido administrado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) dan por ganadores a Rodrigo Paz y Edman Lara con un 32% de los votos, seguido por Jorge Tuto Quiroga con el 27% y Samuel Doria Medina con el 20%. Estos resultados confirman que ningún binomio logró el margen necesario para una victoria en primera instancia.
Bolivia se suma a una tendencia regional que ha consolidado el balotaje como mecanismo democrático para garantizar mayor legitimidad a los presidentes electos.
Los resultados preliminares confirman que los dos candidatos más votados deberán enfrentarse en una segunda ronda electoral, marcando un hito en la historia democrática boliviana y siguiendo el patrón establecido por otros once países de América Latina que ya han vivido experiencias con sistema electoral. Ningún binomio logró el apoyo del 50% más uno o al menos un 40% con una diferencia mayor por diez diez puntos porcentuales respecto al segundo, que son los criterios constitucionales para declarse ganador en primera vuelta.
Las segundas oportunidades funcionan
Un análisis de los procesos electorales en América Latina revela datos sorprendentes sobre la efectividad de las segundas vueltas. De un total de 52 segundas vueltas registradas en 11 países analizados, en 19 ocasiones (36.5%) el candidato que llegó segundo en la primera vuelta logró ganar la presidencia, demostrando que llegar segundo no significa necesariamente una derrota definitiva.
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Ecuador y Brasil encabezan la lista con siete segundas vueltas presidenciales cada uno. Sin embargo, Ecuador se distingue por ser el país de las «segundas oportunidades», habiendo experimentado cuatro ocasiones en las que el candidato que llegó segundo en la primera vuelta logró imponerse en el balotaje, la cifra más alta de la región.
Perú presenta una tasa de éxito del 50% para los candidatos que no lideraron la primera vuelta, con tres remontadas en seis segundas vueltas. Argentina, con dos balotajes, muestra una efectividad del 50% para los segundos lugares, mientras que en El Salvador, en sus dos segundas vueltas, nunca ganó el candidato que llegó segundo.
Segunda vuelta y democracia
La activación del sistema de segunda vuelta en Bolivia subraya la importancia de las campañas entre la primera y segunda vuelta, donde las alianzas políticas y la capacidad de sumar apoyos pueden cambiar completamente el panorama electoral. Los datos regionales demuestran que más de un tercio de las veces, el candidato que inicia en desventaja logra remontar y ganar la presidencia.
Este mecanismo garantiza que el futuro presidente boliviano cuente con mayoría absoluta, fortaleciendo su legitimidad democrática y siguiendo la tendencia consolidada en América Latina. La experiencia regional sugiere que las próximas semanas serán cruciales para definir el rumbo político del país, ya que las negociaciones y alianzas entre partidos podrían resultar determinantes para el resultado final.
La segunda vuelta electoral en Bolivia representa no solo un ejercicio democrático, sino también una oportunidad para que los candidatos amplíen sus bases de apoyo y construyan consensos más amplios que deriven en gobiernos más representativos y estables.
Un mecanismo con raíces históricas
El sistema de segunda vuelta electoral, conocido como balotaje, tiene sus orígenes en la Francia del siglo XIX, específicamente en la década de 1850 durante el Segundo Imperio de Napoleón III. El término proviene del francés «ballottage» y fue concebido con el objetivo de otorgar mayor legitimidad al presidente electo, asegurando que quien llegue al poder cuente con el respaldo de una mayoría absoluta de votos.
En América Latina, este mecanismo se incorporó gradualmente durante las décadas de 1970 y 1980, coincidiendo con los procesos de transición democrática que vivió la región tras décadas de gobiernos autoritarios y dictaduras militares. Costa Rica fue el país pionero en incorporar constitucionalmente la segunda vuelta presidencial en 1949, aunque paradójicamente no la aplicó hasta 2002.
La expansión de la segunda vuelta la región
Ecuador marcó un precedente importante al adoptar la segunda vuelta en 1978 y aplicarla inmediatamente en las elecciones de 1978-1979, que se extendieron por nueve meses entre ambas rondas y fueron históricas para la consolidación democrática ecuatoriana. Durante la década de 1980, otros países se sumaron a esta tendencia: El Salvador en 1983, Guatemala en 1985 y Perú en 1979.
Actualmente, trece países latinoamericanos han adoptado el sistema de segunda vuelta presidencial: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Perú, Uruguay, República Dominicana, El Salvador y Haití. En contraste, seis países mantienen el sistema de una sola vuelta electoral: México, Paraguay, Nicaragua, Panamá, Honduras y Venezuela.