El expresidente envía un mensaje de unidad, descarta los extremismos y asegura que Rodrigo Paz es “el hombre de la unidad nacional”. También apunta a Evo Morales, cuestiona al capitán Edman Lara y abre la puerta a alianzas con Tuto Quiroga y Jaime Dunn.
eju.tv / Video: DTV
El expresidente Jaime Paz Zamora reapareció tras la victoria inesperada de su hijo Rodrigo, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), en la primera vuelta del pasado 17 de agosto. Con una mezcla de emoción personal y cálculo político, el exmandatario que dirigió los destinos del país entre 1989 y 1993, aseveró que su descendiente estaba convencido de su victoria, pese a que las encuestas de opinión decían lo contrario.
“El domingo antes de votar, mi hijo me miró a los ojos y me dijo: ‘Padre, voy a ganar’. Y ganó. Hoy vuelvo a sentirme joven, con esperanza”, afirmó el expresidente que condujo el país en uno de los períodos más complejos de su historia democrática, quien confía en que Rodrigo ganará en la segunda vuelta del 19 de octubre. Y lo hace con un análisis en el que reivindica la ‘democracia pactada’, cuando los acuerdos multipartidarios garantizaban la gobernabilidad, tal cual sucedió en su gobierno, aunque también quedó marcada por la crítica al ‘cuoteo’ político.
Foto: captura pantalla
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“En mi gobierno yo era el centro, a mi izquierda estaba CONDEPA de (Carlos) palenque y más allá el partido de Motete Zamora el FRI, que justamente es la sigla que utiliza Tuto (Quiroga), partido comunista, marxista y leninista; y a mi derecha estaba la democracia cristiana, que justo Rodrigo utiliza esa sigla, porque nos quitaron la nuestra; más allá, a la derecha, estaba el general (Hugo) Banzer. Todos, amando a la patria y al pueblo boliviano, pudimos hacer un extraordinario gobierno del 89 al 93”, rememoró.
Jaime Paz se alineó con el eje discursivo de su hijo: rechazar la polarización y apostar por el centro político como única salida viable para Bolivia y dejó en claro que el PDC busca desmarcarse tanto del evismo como de las corrientes conservadoras que apuestan por la confrontación directa cuando la solución son los consensos, porque ‘no hay democracia sin acuerdos’ y puso como ejemplo que en los países estables se sostienen pactos permanentes para lograr la gobernabilidad.
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De esa manera, el exlíder del otrora Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) estimó que su hijo Rodrigo no solo es un candidato presidencial, sino una figura capaz de articular un nuevo bloque de centro que contrarreste la lógica de extremos que ha dominado la política boliviana en los últimos 20 años, tal cual el candidato de la democracia cristiana sostuvo a lo largo de su campaña en la primera vuelta de las elecciones presidenciales
“Lo dijo con una visión muy grande, los extremismos no son solución la solución está en el centro en el centro donde tenemos que encontrarnos todos los bolivianos, donde tiene que hacerse un nuevo gobierno de unidad nacional con el encuentro de todos los bolivianos y bolivianas en un mismo punto, sin exclusiones de nadie, independiente de cuál haya sido su voto. Creo que esto fue importante porque mucha gente coincidió con él que no se podía pasar de 20 años de un extremismo a un posible extremismo para otros 20 años”, puntualizó.
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Respecto a las advertencias de Evo Morales desde el trópico de Cochabamba en sentido que el próximo gobernante durará a lo sumo un año, Paz fue contundente al señalar que después de las elecciones hay una nueva visión, incluso en el bastión del líder de las seis federaciones de cocaleros de la región, y manifestó su expectativa en que ‘va a terminar colaborando a lo que va a ser una gestión nacional’. Sobre la situación legal del también exjefe de Estado, afirmó que deben ser las instancias correspondientes las que tomen cartas en el asunto.
“En cuanto a Evo, yo estoy seguro que Rodrigo presidente no puede ser un matón más que vaya con sus pistolones a sacarlo a Evo. No se trata de eso, Rodrigo es un demócrata, es consciente de la democracia y, por lo tanto, lo ha dicho, (se debe) reestructurar inmediatamente la justicia y que la justicia se haga cargo si encuentran a Evo los delitos, que sí los hay – por lo menos en mi opinión – sí los hay; pero que sea la justicia, no un presidente matón. Eso tiene que quedar para el pasado”, afirmó.
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Paz se emocionó hasta las lágrimas el día del encuentro con su hijo en el Picacho, la hacienda donde reside en Tarija, porque el padre político vio que el hijo político tenía esa luz de esperanza y seguridad que también lo caracterizó cuando tuvo que enfrentar a la dictadura y, posteriormente, a la aguda crisis que vivió el país durante los ochentas, cuando le tocó ser vicepresidente de Hernán Siles Suazo y tener que renunciar antes de culminar su gestión.
“Antes de salir a votar, Rodrigo me había dicho: padre – mirándome a los ojos – voy a ganar, así como tomando un compromiso conmigo; pero lo noté con tal convicción, con tal convencimiento, que le di un beso tierno a la frente y lo bendije; eso fue lo que pasó por la mañana y por la noche a medida que se iba confirmando – dije – increíble, mi Rodrigo me lo afirmó con toda convicción por la mañana antes de salir a votar, de esa manera que recibí los resultados al final del día domingo”, enfatizó.
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Con tono cargado de emoción, el expresidente cerró su mensaje con una frase que sintetiza tanto su apuesta política como su reivindicación personal: “Soy un boliviano libre, he vuelto a tener esperanza… ¡vuelvo a sentirme joven!” Más allá del gesto paternal, Jaime Paz Zamora vuelve a ser actor en la contienda al apostar a la carta más fuerte que tiene: el triunfo de su hijo como bandera de la unidad frente a la polarización.