Hay 21 legisladores electos que militan en partidos distintos a los que los postularon


La práctica, aunque legal, refleja un rasgo estructural de la política boliviana: la permeabilidad de los partidos y su débil institucionalización. La lógica electoral se impone a la disciplina partidaria, y las alianzas permiten el ingreso de candidatos externos que, en muchos casos, ni siquiera renuncian a su militancia previa.

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Ilustración de Bolivia Verifica



 

Fuente: El Deber
Mauricio Quiroz Terán

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Un análisis de periodismo de datos elaborado por Bolivia Verifica identificó un fenómeno llamativo en la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional: 21 legisladores electos, entre titulares y suplentes, militan en organizaciones políticas diferentes a los partidos o alianzas que los postularon en las elecciones generales de 2025.

La investigación se realizó cruzando las listas de candidatos ganadores con el registro oficial de militancia del Tribunal Supremo Electoral (TSE). El resultado reveló un patrón de “militancia cruzada” que, si bien no constituye legalmente transfugio, genera dudas sobre la coherencia interna de los partidos y la transparencia en la selección de postulantes.

El PDC, con más casos

El Partido Demócrata Cristiano (PDC) concentra la mayor parte de estos casos: 12 legisladores electos figuran inscritos en el MAS, el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), Morena, ADN y otras fuerzas. Entre ellos hay senadores, diputados uninominales y suplentes.

En la Alianza Libre, que llevó a Jorge Quiroga a la segunda vuelta presidencial, aparecen cinco asambleístas electos con militancia en el MTS, el PDC, el MAS, Súmate y ADN.

La Alianza Unidad, de Samuel Doria Medina, suma dos casos: uno militante del PDC y otro del FRI. Finalmente, en la Alianza Popular, de Andrónico Rodríguez, dos legisladores electos están inscritos en el MAS

¿Es transfugio político?

El fenómeno no puede considerarse transfugio, según explicó Fernando Arteaga, secretario de Cámara del TSE, a Bolivia Verifica.

“El transfugio se da cuando la autoridad en ejercicio se registra en otra organización política o declara públicamente su adhesión a otro frente. En este caso, los candidatos ya tenían una militancia previa y fueron aceptados o invitados por los partidos que los postularon. Algunos estatutos lo permiten, otros son más estrictos, pero la ley no resuelve este vacío”, señaló

En otras palabras, los partidos aceptaron en sus listas a personas que, en muchos casos, mantenían formalmente su inscripción en otras organizaciones.

Más allá de los electos

El hallazgo va más allá de los 21 legisladores electos. El análisis de Bolivia Verifica muestra que 72 candidatos del PDC y de Libre participaron en la contienda pese a militar en otras siglas.

En el caso de Libre, 30 postulantes eran militantes de Demócratas y 14 del FRI, los dos partidos que conformaron la alianza que respaldó a Quiroga. Otros tenían registro en el MNR, el MAS, el MTS, Morena y hasta en agrupaciones regionales menores.

En el PDC, la lista fue aún más diversa: 42 candidatos estaban inscritos en organizaciones como el MAS, el MNR, ADN, UCS, Morena, Venceremos, Sol Oruro y hasta agrupaciones locales como Santa Cruz Para Todos, Primero Pando y Camino Democrático para el Cambio.

La práctica, aunque legal, refleja un rasgo estructural de la política boliviana: la permeabilidad de los partidos y su débil institucionalización. La lógica electoral se impone a la disciplina partidaria, y las alianzas permiten el ingreso de candidatos externos que, en muchos casos, ni siquiera renuncian a su militancia previa.

La investigación de Bolivia Verifica concluyó que este fenómeno abre un debate pendiente: ¿hasta qué punto debería exigirse la militancia partidaria como requisito para postular? Mientras algunos estatutos la exigen, otros permiten que la “invitación” prevalezca sobre la coherencia ideológica.