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Milán empezó este sábado (06.09.2025) a rendir un homenaje multitudinario al «rey» de la moda, Giorgio Armani, cuyo cuerpo será velado todo el fin de semana tras su fallecimiento el jueves, a los 91 años. Cientos de personas empezaron a hacer cola desde primera hora para pasar ante el féretro de madera clara del legendario diseñador instalada en la sede del grupo Armani, en esa ciudad del norte de Italia.
La capilla ardiente, que permanecerá abierta también el domingo, fue instalada en el Teatro Armani, en la calle Bergognone 59, en Milán, donde Armani encargó construir al arquitecto japonés Tadao Ando un enorme edificio que se inauguró en 2015 dedicado a la creatividad con oficinas, espacios expositivos a las pasarelas y otros eventos culturales.
Los asistentes depositaron grandes coronas de rosas blancas a la entrada de la sala donde descansa el féretro, junto a libros de condolencias. «Era un hombre increíble, dejó una gran huella. Era un ejemplo, severo, a veces duro, pero muy humano», dijo a AFP emocionada, Silvia Albonetti, una vendedora en Emporio Armani, una de las marcas del diseñador.
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Un desfile de personalidades
Entre la gente que esperaba la apertura de la capilla ardiente se encontraba el arquitecto Stefano Boeri, quien no entró por la entrada reservada a las personalidades, e hizo cola como muchos visitantes: «En mi opinión es la manera más correcta de estar allí», dijo el arquitecto a los medios.
Uno de los primeros en llegar fue el presidente de Stellantis y Ferrari y nieto de Gianni Agnelli, John Elkann, con su esposa Lavinia Borromeo, seguido poco después por el alcalde de Milán, Beppe Sala. «Milán está lleno de Armani; será imposible olvidarlo. Se va de Milán con su absoluta convicción en el trabajo como medio de realización personal y profesional. Es un valor que Milán nunca perderá. Fue un gran milanés que hizo tanto por esta ciudad», declaró Sala.
Una «historia de amor» con Milán
Armani mantenía una «historia de amor» con la ciudad, destacan todos los titulares de la prensa italiana, que repiten una y otra vez una de sus declaraciones: «Milán es el centro de mi mundo, siempre me ha inspirado». El diseñador nació en 1934, en Piacenza, en el norte de Italia, en el seno de una familia modesta de origen armenio, llegó a Milán para estudiar medicina, pero cambió de rumbo al aceptar un trabajo como escaparatista en el famoso almacén Rinascente, donde permaneció hasta los 31 años. Fue en esta ciudad donde creó en 1975 la casa Giorgio Armani.
Al enterarse de su muerte, Emmanuela Ottilina, una milanesa de 71 años, dijo a AFP: «Milán perdió una parte de su historia», resumiendo un sentimiento ampliamente compartido por los demás habitantes. «Era un símbolo de estilo y elegancia que la ciudad echará siempre de menos», declaró el alcalde de Milán, Beppe Sala, que decretó un día de luto para la ciudad el lunes, día del funeral del diseñador, que se celebrará de forma privada.
Una herencia millonaria
Los medios italianos destacan que ahora se abrirá el testamento de Armani, quien no tuvo hijos, y en el que se repartirán las cuotas y se definirá el futuro de su imperio industrial, con un facturado de 2.300 millones de euros y que gestionará la Fundación, que creó en 2016 justo para gestionar la empresa tras su marcha y salvaguardar la gobernanza y asegurar la estabilidad a largo plazo del grupo.
También incluirá la distribución de un patrimonio de 13.000 millones de euros, del que los herederos más cercanos son su hermana Rosanna, sus sobrinas Silvana y Roberta, su sobrino Andrea Camerana y su mano derecha de toda la vida, Pantaleo Dell’Orco, quien siempre ha sido considerado parte de la familia.
lgc (afp, efe)