El departamento tiene muchos desafíos y las cifras oficiales muestra una economía saludable, pero en los hechos la situación está complicada por la crisis económica que enfrenta el país.
Fuente: El Diario
Cochabamba mantiene vigente su anhelo de convertirse en el semillero del país, pero también impulsar su potencial agropecuario, y para ello requiere tecnología, reforma laboral, tributaria, así como descentralización y autonomías, con el objetivo de generar empleo formal y reducir la presión tributaria.
El crecimiento económico de Cochabamba no cayó en cifras absolutas, sin embargo, hay un riesgo de estancamiento, según el presidente de la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC), Juan Pablo Demeure.
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El informe técnico de la Unidad de Análisis Económico (UAE) de la FEPC señala que el PIB departamental pasó de 6.738 millones de dólares en 2023 a 6.786 millones en 2024, que apenas representa un crecimiento del 0,71% frente al 4,43% del año anterior.
En el primer semestre de 2025, el desempeño interanual es de apenas 0,44%. Esto significa que, aunque seguimos en terreno positivo, el motor de la economía se desacelera peligrosamente. Lo más preocupante no es solo el crecimiento agregado, sino su efecto en las familias y empresas: el PIB per cápita real efectivo, ajustado por el tipo de cambio paralelo, cae hasta niveles de 1.453 dólares, que reduce el consumo, ahorro e inversión, sostiene Demeure.
Mientras tanto, un boletín de prensa del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas indica que entre 2020 y 2025, en el departamento de Cochabamba se crearon 7.186 nuevas empresas, se generaron 320.000 empleos urbanos adicionales entre el tercer trimestre de 2020 y el segundo trimestre de 2025, la recaudación tributaria se incrementó y la pobreza moderada y extrema se redujo.
El dinamismo empresarial se refleja en la cantidad de nuevas empresas inscritas. Entre 2021 y 2024, se crearon 7.186 empresas. La base empresarial de este departamento creció de 57.335 en 2020 a 65.286 en junio de 2025, un 13,9% de incremento, agregó.
Inflación
El empresariado cochabambino puntualiza que la inflación interanual cercana al 24%, con alimentos subiendo más del 30%, erosiona la capacidad adquisitiva y la rentabilidad del aparato productivo.
“Cochabamba sigue creciendo en el papel, pero los ciudadanos sienten un retroceso real en su economía diaria. El desafío ahora es revertir esta tendencia antes de que el estancamiento se convierta en recesión”, advierte el titular de los empresarios.
Para lograrlo, es necesario reconocer que, además de medidas coyunturales, Cochabamba y Bolivia requieren una reforma tributaria y laboral integral, que fomente la formalización y promueva la generación de empleo formal, junto con un proceso de descentralización y autonomías que permita a cada región definir sus prioridades productivas y competir en igualdad de condiciones. Estos ajustes estructurales son imprescindibles para transformar el crecimiento estadístico en desarrollo real y sostenible, precisó.
Desafíos
La empresa cochabambina está en un punto de inflexión, aún resiste bajo presiones que amenazan su sostenibilidad. Los principales retos pueden definirse en dos horizontes. Los de corto plazo tienen que ver con los costos crecientes: una inflación que golpea con fuerza en alimentos, insumos y transporte.
A eso se suma el desabastecimiento de diésel y los bloqueos, que provocan pérdidas millonarias, interrupción de la cadena logística e incertidumbre en la inversión privada que afectan la cadena de valor, especialmente en agroindustria y transporte.
También está la falta de divisas, que dificulta importar materias primas y planificar inversiones. Primordial para abastecer el mercado y estabilizar los precios de bienes y servicios, remarcó.
Pero eso no es todo, la región registró un déficit comercial. Entre enero y julio de 2025 el saldo fue de –93,6 millones de dólares, reflejo de la pérdida de competitividad. “Esta balanza comercial deficitaria se mantiene negativa año tras año, y de los últimos 25 años, 21 años fueron de saldo negativo”, afirmó el empresario.
La productividad se encuentra estancada debido a que la manufactura y el sector agropecuario tienen escaso apoyo e incentivos, seguido de una limitada incorporación tecnológica; la concentración exportadora en pocos rubros, nos hace vulnerables a choques externos y por ello es necesario diversificar nuestra matriz exportadora. Tenemos productos con potencial que pueden hacerlo, solo nos falta abrir mercados y cerrar tratados de libre comercio con zonas comerciales de Norteamérica, Europa y Asia, explicó.
“Las carreteras, aeropuertos, vías férreas y conexión fluvial son aún insuficientes para un rol de nodo regional, que debería ser por la posición geográfica que tiene el departamento y sólo refleja una infraestructura logística limitada”, apuntó.
Seguridad jurídica
El presidente de la FEPC sostuvo que el nuevo gobierno elegido en octubre deberá priorizar la seguridad jurídica y el respeto a la iniciativa privada, que es la base para atraer capital y generar oportunidades para la economía formal.
Asimismo, garantizar el suministro energético y plantear un “plan antibloqueos” que dé certidumbre logística, así como una simplificación administrativa, una apertura comercial, financiamiento productivo para Micro y Pymes, orientado a formalización y empleo, además de una modernización productiva.
“Semillero del país”
Cochabamba mantiene vigente su anhelo de convertirse en el “semillero del país” y requiere un cambio de enfoque. Las cifras muestran que mantiene un potencial agropecuario notable. Actualmente produce más de 725 mil toneladas de frutales, 489 mil toneladas de tubérculos, 155 mil de hortalizas y un sector avícola con 65 millones de aves. Sin embargo, la falta de tecnificación, cadenas de frío y logística adecuada limita la capacidad de convertir esa abundancia en valor agregado exportable, señaló.
“Para alcanzar el sueño de ser un semillero agroproductivo, debemos transitar hacia una agroindustria moderna, con procesados, deshidratados, congelados y bioproductos, acompañados de certificación sanitaria y trazabilidad internacional”, detalló.
Cochabamba no debe encerrarse en una sola meta. El departamento tiene capacidad para diversificar su economía en tres direcciones complementarias: con un turismo competitivo, industria manufacturera con estándares de calidad y minería no metálica y tierras raras.
Y más allá de ello, proyectamos consolidar la Zona Económica Especial Exportadora y Turística en el Trópico, que atraiga inversión privada bajo una reglamentación clara y precisa, con incentivos modernos y adecuados a la realidad económica, planteó.
Fuente: El Diario