Ojalá se hablara más de los metadatos en las campañas de alfabetización digital. Indicar la fecha, hora, autor y lugar del contenido multimedia es algo a lo que muchas veces no se le da importancia. No es necesario hacerlo siempre, ya que a veces uno solo quiere almacenar y compartir contenido personal en sus dispositivos y en las redes; pero en ámbitos como el periodístico o historiográfico, el manejo de metadatos adquiere crucial relevancia.
Los metadatos son, como su nombre lo indica, algo ‘más allá de los datos’, lo que no se nota a primera vista en los archivos. Los archivos digitales nos permiten ver su nombre y su formato, pero para saber la fecha y otros detalles, hay que profundizar, ir más allá de solo eso. La opción llamada Detalles (teléfono), Información (Google Drive) o Propiedades (PC) nos brinda esta información.
La amplia comercialización de telefonía móvil posibilitó que muchos puedan fotografiar, grabar o filmar casi cualquier momento de sus vidas o de los hechos ajenos. El gran detalle es que no todos los que publican aquello registrado reconocen la importancia de facilitar datos que ayuden a interpretar la información en su contexto.
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En muchos casos, la fecha, hora y lugar de la foto, audio o video resulta vital para contextualizar el archivo publicado. Se evitaría mucha susceptibilidad ante las noticias falsas si tan solo se especificara dicha información.
Supongamos que se publica una noticia X, y se presenta como si fuera actual y en un lugar equivocado (con el descaro de afirmar explícitamente los datos erróneos como ciertos). Gracias a los metadatos, señalados en la descripción de la publicación original de esos archivos, se puede conocer que la noticia es antigua y que corresponde a un lugar distinto al referido.
Otro ejemplo: uno busca foto de algún evento X, encuentra la foto perfecta, quiere saber de qué fecha y lugar es la foto para ver si es actual y del lugar que quiere, y no encuentra el dato. Y si pregunta, tiene que esperar a que le responda el usuario que subió ese material.
En muchos casos, el usuario ni se entera de que alguien comentó pidiendo el dato, o ya no usa su cuenta, o simplemente ya falleció. No todos prestamos atención a todas nuestras notificaciones en redes sociales o foros, y no todos sabemos (o queremos) desactivar notificaciones inútiles y conservar solo las útiles, para que no se nos acumulen tantas alertas basura. En algunos casos, sucede por falta de técnica; en otros, por falta de voluntad.
En cambio, cuando los metadatos se incluyen en la descripción o leyenda de las fotos, videos o audios publicados, dejan de estar ocultos y son más fácilmente accesibles para el público general. Y precisamente la revelación de los metadatos más elementales es la que ayuda a gente de diversa profesión a desarrollar su trabajo más rápidamente.
Valoremos a los metadatos: salvan vidas, aclaran incógnitas y calman a los enojones. ¡Difícil no enojarse cuando uno no encuentra algo que requiere con urgencia! Por un mundo en el que sepamos utilizar sabiamente las tecnologías y colaborarnos mejor en sociedad: usemos los metadatos.
Por: Aarón Mariscal es Docente universitario.