El gramo de oro en joyería alcanza los Bs 1.600, el precio más alto histórico. El precio se debe a que en el mundo se busca un refugio y como inversión, pero en Bolivia, a raíz de la crisis, el precio vuelve prohibitivo a los amantes del oro
Raúl Domínguez
Fuente: eldeber.com.bo
Los vendedores de joyas de oro del mercado Los Pozos, en pleno centro de la ciudad de Santa Cruz, están ansiosos por la llegada del último trimestre de 2025, cuando cosechan las mayores ventas del año. Es la época de actos de graduación de las promociones de bachilleres de estudiantes de secundaria y, por lo general, el regalo más valioso es el llamado ‘anillo de promoción’.
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EL DEBER realizó un sondeo en este centro de abastecimiento y verificó que el precio del gramo de oro de 14 kilates en joyas trabajadas, va desde los Bs 1.400 y de 18 kilates hasta Bs 1.600. En oro de 22 kilates puede llegar a Bs 2.200.
El año pasado, en septiembre, el gramo de oro 18 kilates en joyas rondaba los Bs 1.000, es decir, en un año tuvo un incremento de por lo menos un 60%. Según explicaron los joyeros, los precios están sujetos a las cotizaciones de la onza troy (31,10 gramos) en el mercado internacional.
El lunes, el precio del oro se encontraba en $us 3.680 la onza troy, la cotización más alta en lo que va de los últimos 10 años, alentada por la caída del precio del dólar a escala internacional, por lo que las personas, bancos y gobiernos buscan un refugio de valor en el metal precioso.
“El oro va seguir subiendo entre noviembre y diciembre”, dijo don Pedro, un vendedor del sector joyería de Los Pozos.
Según el comerciante, las temporadas “altas” en Santa Cruz son mayo, por el Día de las Madres, y a partir de octubre, temporada de promociones estudiantiles. Sin embargo, las ventas han caído en los últimos años, a raíz de la crisis económica que atraviesa el país.
“Antes compraban anillos de cinco o seis gramos, ahora no pasan de dos gramos y de 10 kilates”, relató don Pedro, a tiempo de mencionar que, incluso compradores que van a danzar en el carnaval de Oruro o la fiesta del Gran Poder en La Paz, ya no llevan joyas de 50 gramos en oro, sino son “bañadas” y, por último, de “fantasía” o de imitación.
“Hasta 2020 hubo ventas buenas. Hubo mucha gente que se iba a otros países y se llevaba cadenas. Sacábamos un promedio de 3.000 dólares mensuales como utilidad, pero ahora el promedio es de 30.000 bolivianos mensuales”, señaló el comerciante.
En la Joyería San Francisco, la señora Martha recordó que incluso ese sector de Los Pozos era visitado por turistas que compraban joyas de oro, pero en los últimos años, las autoridades del aeropuerto aplicaron mayores controles y comisos para el oro.
“En el (año) 98 al 2000 la gente compraba hartas joyas porque estaba a 9 dólares el gramo, después se fue a 30 y después a 45 el gramo. Fue después de la pandemia que subió el oro porque los chinos están comprando mucho oro en el mundo”, comentó la vendedora.
En en un taller de joyería, Víctor Hugo mencionó que actualmente los amantes de las joyas están comprando plata y las revisten de oro. “Ahora buscan joyas de plata, que ha subido entre 35 y 40 bolivianos el gramo. El 70% de las ventas ahora son de plata y 30% oro”, detalló.
Según el artesano, en otros años preparaba hasta 30 anillos de promoción a la semana y, actualmente, entre dos y cinco pedidos de las joyerías. “La gente que migraba, se llevaba cadenas de hasta medio kilo, pero tenían que llevarlas puestas, porque si no, se las quitaban. El negocio sigue siendo rentable, pero ya no se vende como antes”, expresó.
Refugio y negocio
El oro siempre ha sido considerado un patrimonio familiar en casi todo el mundo y, cuando surgían necesidades, se convertía en una salida con buenos réditos. Ahora, incluso, es un refugio para los inversores.
Héctor Córdova, experto en minería de la Fundación Jubileo, explicó que el principal factor para que mucha gente haya decidido comprar oro por refugio, es el temor por lo que representan las guerras, la mala economía de Estados Unidos y por la debilidad del dólar.
En el caso de Bolivia, Córdova resaltó que también existen personas que están invirtiendo en joyas, pero también en oro sin procesar, “que es más barato y es una forma de ahorro sensacional porque el oro sigue subiendo y, si uno ha comprado cuando estaba a 1.800 dólares la onza troy, ahora vale el doble sin haber hecho ningún esfuerzo.
“Sin embargo, comprar oro en bruto es muy riesgoso porque no se sabe qué pureza tiene, si realmente está mezclado con cobre o con otras cosas y puede estar pagando como si fuera oro puro”, advirtió.
En ese sentido, Córdova resaltó que el mercado ilegal del oro en Bolivia ha crecido desproporcionadamente y no se está registrando en el país para pagar regalías y se lo registra en países como Perú y Brasil, donde a pesar que las tasas impositivas son más altas, se reciben mejores pagos y en dólares.
Explicó que la regalía que se paga en Bolivia es de 1,5% y los comerciantes que se animan a vender en el mercado interno piden un mayor pago para compensar el desequilibrio. “Esa, para mí, es la razón porque ha subido de una manera impresionante el precio del gramo del oro para las joyerías. Ser un padrino de matrimonio o de promoción hoy es una locura, estamos hablando de que un anillo está costando 15 mil o 20 mil bolivianos, un costo realmente fuera de nuestra realidad”, manifestó.
El experto comentó que esa informalidad en el mercado hace que las comercializadoras cobren hasta un 60% en oro por regalías y las cooperativas son las más beneficiadas porque, además, las que declaran tener un yacimiento marginal tienen una serie de beneficios, hasta impositivos.
Según un informe de Jubileo del año 2015, en Bolivia existían aproximadamente 1.700 cooperativas mineras de las cuales 1.100 se dedican a la explotación de oro en todo el país. De éstas 1.000 estaban en el departamento de La Paz.
Córdova manifestó que solo 15% tienen la licencia ambiental, lo que significa que ese porcentaje trabaja en la legalidad. Incluso, las compras que hace el Banco Central de Bolivia (BCB) en el marco de la Ley del Oro (N°1503) prohíbe a la entidad comprar el metal que no venga de una extracción responsable.
“El Banco Central, para transformar un oro en ‘reserva’, tiene que refinarlo en el exterior, normalmente se lo hace en Suiza, donde tiene que ser demostrado que el oro es ‘responsable’ y ahí yo creo que sería muy difícil que el oro comprado a las cooperativas pase el control”, explicó.
La balanza del oro
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), procesados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), entre el año 2000 a 2025 se exportaron un total de 596.841 kilos de oro, por un valor de $us 19.205 millones, siendo el año 2022 cuando se registró el mayor volumen, con 71.325 kilos con un valor de $us 3.007 millones.
En cuanto a las importaciones, desde 2000 a 2025 el acumulado es de 39.423 kilos, con un valor de $us 478,57 millones, siendo el año 2009 con el mayor registro, 3.643 kilos importados, por un valor de 52,31 millones.
En lo que va de 2025 (datos a julio) se han importado 30 kilogramos ($us 109.177) y se exportaron oficialmente 6.840 kilos ($us 466,82 millones).
Razones para comprar oro
En Bolivia, guardar oro en joyas es una práctica arraigada por su significado económico, cultural y simbólico, que remonta a tiempos preincaicos y ha perdurado a través de las épocas colonial y contemporánea. Las joyas no solo representan riqueza y poder, sino que también tienen un valor sentimental y de herencia familiar, siendo una forma de proteger y transmitir el patrimonio entre generaciones, a menudo pasando de la abuela a sus descendientes.
De ahí la conocida frase “las joyas de la abuelita” que, ante una crisis por enfermedad o extrema necesidad, las familias acuden a las joyerías o casas de empeño que en Santa Cruz pagan, actualmente, entre Bs 620 por un oro de 10 kilates, hasta Bs 1.020 por un oro “italiano”.
Además, el oro tiene una conexión histórica con la espiritualidad y la energía. Culturas antiguas atribuían a estas propiedades místicas. Se creía que este metal tenía la capacidad de atraer energía positiva, promover la armonía y proteger contra influencias negativas.
China es el mayor productor mundial de oro, con 380 toneladas producidas en 2024, seguida por Rusia, con 310 toneladas, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
En Latinoamérica, México es el país con mayor producción de oro, con 130 toneladas. Le siguen Perú, con 100, y Brasil, con 70.
En Bolivia, debido a la informalidad y a la ilegalidad en la que trabaja la mayoría de las cooperativas mineras, es difícil cuantificar una producción real. Sin embargo, Héctor Córdova mencionó que en 2022 se contabilizaron oficialmente 54 toneladas; en 2023, 47 y, en 2024, 21 toneladas.
“Es difícil cuantificar. Por ejemplo, en 2022 se registraron 54 toneladas según la Aduana y el INE, pero si uno calcula cuántas toneladas han pagado 1,5% de regalías, sale que 37 toneladas se hubieran vendido. Entonces ahí el Senarecom (Servicio de Control de Comercialización de Metales) se debe poner las pilas para que no sigan engañando al país”, expresó Córdova.
Desde los ‘entierros’ a la minería en Chiquitos
El artista e investigador de la historia de Santa Cruz, Carlos Cirbián, explicó que la cultura de acopiar oro como patrimonio o refugio en la región se dio con el auge de la goma en lo que hoy son los departamentos de Beni y Pando, donde los cruceños eran los principales productores de caucho.
Debido a que los pagos eran en ‘libras esterlinas oro’ (sovereigns) —la moneda dominante de la época— las familias adineradas basaban su riqueza en esa divisa que eran fabricadas en oro con aleación de cobre, para darle mayor dureza y resistencia.
“Entonces, como no había bancos, la gente las enterraba en cántaros, como principal medida de seguridad. De ahí vienen los famosos entierros, fortunas inmensas, aunque la sociedad era generalmente pobre”, relató Cirbián.
“Por eso —agregó— el famoso dicho ‘las joyas de la abuela’ o ‘las joyas de mamita’, que cuando apretaba la situación, se recurría o se apelaba a aquello. Pero eran los menos, los que acumulaban anillos con piedras preciosas, alhajas y todo aquello”, resaltó, al mencionar que la costumbre de enterrar joyas y libras se dio en todo el oriente boliviano.
Luego, con la integración de Santa Cruz con el resto del país y el exterior en la década de 1950, las personas empezaron a guardar sus joyas de oro en bancos, aunque en pequeña escala.
En la historia contemporánea, Cirbián destacó que, en el último cuarto del siglo XIX, con la aparición de las minas de Santa Rosa de la Mina, en San Ramón, generó un significativo movimiento económico en la región de la Chiquitania.
Cifras del tema
3.680
Dólares, el precio de la onza troy de oro en los mercados internacionales, la cotización al 15 de septiembre
6.840
Kilos de oro exportó Bolivia entre enero y julio de 2025, con un valor de $us 466,82 millones