Fuente: Los Tiempos
¿Cómo va a encarar el nuevo Gobierno la gobernabilidad? tal como definen a ésta los cientistas políticos: “la capacidad del sistema político para tomar decisiones colectivas, implementarlas de manera eficaz y mantener la estabilidad institucional frente a las demandas de la sociedad y las presiones del entorno”.
El próximo presidente de Bolivia, sea Rodrigo Paz o Jorge Tuto Quiroga, tendrá que lograr los consensos necesarios en la Asamblea Legislativa para tener mayoría de votos en el legislativo (para leyes ordinarias) y dos tercios de votos para temas más importantes como el nombramiento de autoridades jerárquicas o reformas a la Constitución Política del Estado (CPE).
Y la única alianza que funciona para obtener los dos tercios de votos es del Partido Demócrata Cristiano (PDC) con la Alianza Libre.
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Se requiere dos tercios de votos en la Asamblea para temas como aprobar reformas parciales de la Constitución, para convocar a una Asamblea Constituyente, elección de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Constitucional Plurinacional, Tribunal Agroambiental y Consejo de la Magistratura (preselección), designación del Fiscal General del Estado, del Contralor General del Estado, del Defensor o Defensora del Pueblo y otros.
En cambio, para la aprobación de leyes ordinarias, resoluciones y declaraciones, basta con la mayoría absoluta o la mayoría simple, según el caso.
En lo que sigue, tras analistas políticos evalúan las posibilidades de Gobernabilidad de la Asamblea Legislativa-
El 9 de noviembre asumirá funciones un Legislativo que, aunque luce renovado y diverso, llega profundamente fragmentado, sin una fuerza que tenga mayoría absoluta. El Partido Demócrata Cristiano (PDC) es la primera bancada, pero no podrá gobernar solo: necesita tejer alianzas con Libre, Unidad y otras fuerzas menores para garantizar la gobernabilidad y evitar un escenario de parálisis política, coincidieron los analistas Carlos Borth, Rafael Archondo y María Teresa Zegada.
El Legislativo está conformado por 65 legisladores del PDC; 51 de la Alianza Libre; 33 de Unidad, 8 de Alianza Popular, 6 de APB Súmate; 2 del MAS y un representante de un pueblo indígena; en este escenario la mayoría absoluta se lograría con 84 representantes, y los 2/3 con 111. (Ver infografía)
La próxima administración deberá aprobar leyes urgentes para responder a la crisis económica, recuperar la institucionalidad y atender la conflictividad social que dejó el ciclo político anterior.
El analista Carlos Borth advierte que las primeras decisiones, como la elección de las presidencias de las cámaras y de las directivas, serán un termómetro de la capacidad de articulación del nuevo bloque oficialista. “La composición de la Asamblea es heterogénea y bastante compleja. El partido que ha ocupado el primer lugar, el PDC, no alcanza mayoría en ninguna de las cámaras y requiere de una alianza para reunir la mayoría”, explica,
Borth señala que la situación es aún más desafiante si se piensa en reformas constitucionales o cambios a la Ley Marco de Autonomías, que exigen el voto de dos tercios del total de legisladores: “En caso de que el PDC gane la segunda vuelta, tendrá que lograr un acuerdo necesariamente con Libre y posiblemente con Unidad para alcanzar los dos tercios. Es una tarea política compleja que pondrá a prueba la madurez de la dirigencia y la cohesión de las bancadas”.
El periodista y analista Rafael Archondo coincide en que hay condiciones para que el próximo gobierno logre gobernabilidad, pero advierte que el tipo de mayoría que se construya marcará el rumbo del país:
“Solo el PDC y Libre juntos pueden alcanzar los dos tercios y garantizar las designaciones más importantes del Estado que han quedado pendientes en los últimos 20 años. Pero para aprobar leyes basta la mayoría simple. El dilema es si el país se conformará con un Gobierno que apenas logre aprobar leyes ordinarias o si apostará por una coalición de super mayoría para encarar cambios de fondo en la Constitución y en la política económica”.
Archondo advierte que el periodo de campaña hacia la segunda vuelta podría complicar los futuros acuerdos, ya que los dos bloques principales deberán enfrentarse para conquistar votos: “No hay grandes diferencias programáticas entre el PDC y Libre, pero la lógica electoral los empuja a competir y desacreditarse mutuamente. Eso puede dificultar la construcción de alianzas después del 19 de octubre”.
Para Borth, el mayor riesgo que enfrenta la gobernabilidad es la indisciplina y la fragmentación política: “Hay temor de que se repita el fenómeno de indisciplina interna. Muchos legisladores no responden ni al partido ni al candidato que los llevó al poder, sino a intereses personales o regionales”.
La socióloga María Teresa Zegada refuerza esta preocupación al advertir que la actual Asamblea no está integrada por partidos en el sentido clásico, sino por coaliciones de individuos. “Estamos ante un sistema multipartidista con alta fragmentación. Las fuerzas que llegan al Legislativo son alianzas de personalidades más que de estructuras orgánicas. Eso puede derivar en un parlamento caótico, sin línea política clara, donde muchos legisladores actúen de manera individual”.
Para enfrentar estos problemas, el próximo gobierno deberá adoptar medidas que podrían ser impopulares y que requerirán respaldo parlamentario. “Se necesita un gobierno con una base parlamentaria estable y homogénea que acompañe las políticas a implantarse. Si no hay esa cohesión, las medidas podrían trabarse y agravar la crisis”, advierte Borth.
Zegada añade que lo deseable sería construir acuerdos antes incluso de la elección del binomio presidencial: “Hay desafíos nacionales que no admiten demora: la recuperación económica, la reconstrucción del tejido social y la reinstitucionalización del país. Si la nueva Asamblea se dedica a obstaculizar, se puede complicar muchísimo la gobernabilidad”.
En el marco del debate político y legislativo rumbo a la segunda vuelta electoral, cobra relevancia entender en qué casos la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) requiere una mayoría calificada de dos tercios (2/3) para aprobar decisiones clave del Estado.
Según establece la Constitución Política del Estado (CPE) y el reglamento interno de la ALP, los 2/3 de votos de los miembros presentes son necesarios para aprobar decisiones de alta relevancia institucional y constitucional. Entre estos casos destacan la reforma parcial de la Constitución, la designación de altas autoridades del Estado (como el Defensor del Pueblo, el Contralor General, el Fiscal General o vocales del Tribunal Supremo Electoral), así como la autorización para juicios de responsabilidades contra autoridades jerárquicas, incluidos el Presidente y el Vicepresidente del Estado.
También se requiere esta mayoría calificada para la aprobación de convenios internacionales estratégicos, la inhabilitación del presidente por incapacidad física o mental, y para autorizar la intervención estatal en empresas mixtas o privadas en sectores estratégicos.
A diferencia de estas decisiones, las leyes ordinarias, como las económicas, presupuestarias o administrativas, suelen aprobarse por mayoría absoluta, es decir, más de la mitad de los legisladores presentes.
Fuente: Los Tiempos