Cómo domar al dólar: la propuesta de un mercado de futuros en Bolivia


El próximo gobierno heredará tres variables económicas reprimidas que actúan como verdaderas bombas de tiempo: la subvención a los combustibles, el tipo de cambio y las tasas de interés. En este artículo me concentraré en la segunda: el dólar.

El fin de la ilusión del tipo de cambio fijo



Bolivia deberá aprender de una lección fundamental: controlar precios en la economía (sea de bienes, servicios o de la moneda) siempre termina siendo insostenible. Por eso, la primera medida necesaria será liberar el tipo de cambio, dejar que el dólar flote libremente y abandonar la ilusión del “precio fijo”.

El nuevo valor de la divisa se definirá por la oferta y demanda de dólares en el mercado. Así, el tipo de cambio funcionará como un escudo automático frente a desequilibrios externos:

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  • Si las exportaciones superan a las importaciones, habrá más dólares disponibles, lo que reduciría el precio de la divisa e incentivaría a importar más.
  • Si ocurre lo contrario (más importaciones que exportaciones), la escasez de divisas encarecerá al dólar, desincentivando la demanda externa y empujando a producir más para exportar.

En otras palabras, el tipo de cambio flotante actúa como un termómetro y un estabilizador natural de la economía.

Objeción 1: ¿El BCB perdería control frente a shocks inflacionarios?

No. Incluso con un dólar flotante, el Banco Central mantiene herramientas poderosas. A través de la política monetaria, ajustando la oferta de dinero mediante tasas de interés, encajes bancarios o esterilizaciones, puede influir en el precio del dólar y evitar desbordes inflacionarios. La diferencia es que ya no tendría que “quemar” reservas internacionales artificialmente para sostener un tipo de cambio ficticio.

Objeción 2: ¿La especulación haría disparar el precio del dólar?

Aquí aparece la propuesta clave: profundizar el mercado de valores mediante la creación de un mercado de futuros en Bolivia.

Un mercado de futuros permitiría que empresas, inversionistas e incluso el propio gobierno aseguren precios hacia adelante. Si alguien apuesta a que el dólar subirá y el Banco Central sabe que no existen fundamentos económicos para esa devaluación, puede ofrecer contratos futuros de venta de dólares a un precio menor, generando pérdidas para los especuladores.

Al contrario, si el déficit fiscal o la falta de reservas anuncian un escenario devaluatorio, eso se reflejará en el mercado de futuros, obligando al gobierno a corregir sus políticas. Así, el sistema alinea expectativas, reduce la incertidumbre y otorga mayor estabilidad a empresarios y ciudadanos.

Conclusión: enfrentar la realidad con nuevas herramientas

Bolivia no puede seguir atrapada en el espejismo de un dólar barato sostenido artificialmente. La liberación del tipo de cambio es inevitable y, bien diseñada, puede convertirse en un mecanismo de equilibrio y de confianza. Complementada con un mercado de futuros, la economía tendría un instrumento moderno para anticipar movimientos, disciplinar al gobierno y dar certidumbre al sector privado.

La disyuntiva es clara: seguir reprimiendo variables hasta que la explosión sea incontrolable, o liberar el dólar acompañado de un mercado de futuros que convierta la volatilidad en una oportunidad de estabilidad.

 

Oscar Cuentas Sandy.

Economista.