No caer en lo mismo


No dudamos de las buenas intenciones ni de la idoneidad de Rodrigo Paz Pereira, porque, además que sé de su buena clase, lo conozco desde que era un jovencísimo profesional, por la amistad que me une a sus padres. Pero, no todo es como uno quisiera y Rodrigo Paz, que debería estar entre los candidatos de todos los frustrados y decepcionados por el masismo, ha resultado un involuntario rescatador de aquellos sujetos nefastos del MAS, que, en sus diversas siglas, habían sido exterminados de plano en las últimas elecciones. Sin embargo, no fueron barridos como pareció, sino que, siempre busca vidas, patalearon en las aguas malolientes, y aparecieron, en aguas claras, para ensuciar a la Democracia Cristiana y a su candidato a la presidencia.

La equivocación de Rodrigo Paz estuvo en que, esforzándose por volverse popular, visitando pueblitos y villorrios por todo el país, lo que estaba muy bien, el diablo, malo y juguetón, le plantó en su delante, lleno de presuntas condiciones políticas, nada menos que al ex capitán de policías Edmand Lara. ¿Y quién es Edmand Lara? Un X. Un policía deslenguado que se hizo conocer por la televisión el día en que su comandante, un coronel, lo arrinconó contra una pared, le apretó el pescuezo, y casi lo ahoga.



Todos quedamos impresionados de ver como un fornido coronel estrangulaba a un subalterno flacuchento. El sentimiento se volcó, con razón, en favor de este joven de apellido Lara, que había sacado la lengua goteante en el apretón del brazo de su jefe. Se decía que Lara había denunciado de corruptos a algunos policías y se contaban otras cosas más feas también, pero el hecho es que Lara desapareció del mapa; no se supo más de él.

Eso, hasta hace poco, en que el diablo lo puso frente a Rodrigo Paz. Hablantín de plazas y mercados, de ayllus también; hombre de tez blanca y ojos luciferinos, es una mezcla de Evo Morales y de Juan Ramón Quintana. En este caso ha tomado de Morales su demagogia mal expresada y sus mentiras, y de Quintana aquello que la gente ve con desprecio por ser difamador, cínico y carente de vergüenza.

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En líneas generales ha dicho Lara que él va a gobernar. No nos equivoquemos. Cree que ha puesto a la mayoría de los votantes y puede que tenga razón. Aunque Paz ha recorrido el país entero, Lara tiene el olor del pueblo y eso es mucha cosa. Ya ha afirmado que ninguna ley podrá aprobar el presidente Paz si antes no lo decide él. No es tan cierta la aseveración, pero suficiente como para tomarla en cuenta como desleal.

Más todavía cuando Evo Morales ya ha dicho abiertamente que sus partidarios, que no son pocos, votarán por Lara. No por el binomio Paz-Lara, la fórmula democristiana, sino por Lara, a secas. Es el neo-masismo. Y todo esto, cuando, lamentablemente, Samuel Doria Medina se ha sumado a esta chanfaina indigesta y anuncia su apoyo a Rodrigo Paz, por haber ganado en primera vuelta. ¡Hermoso espectáculo! ¡Evo y Samuel en el mismo bote! ¡Quién lo dijera! Y todo esto cuando el país se cae a pedazos. Hasta aquí llegaron los grandes arrestos de patriotismo.

A menos de un mes del balotaje veremos qué sucede, pero estamos seguros de que la reflexión y la experiencia de la ciudadanía, que ya sabe lo que es el populismo, del que deseamos deshacernos todos, votará en la dirección correcta. Lo contrario sería caer de vuelta en lo mismo, en mucho peores condiciones que cuando Evo Morales asumió el mando el 2006.