El Arzobispo Gallagher, Secretario de Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, pronunció dos discursos en las Naciones Unidas. En cuanto a los ensayos nucleares, reiteró la urgencia de ratificar el Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares. En cuanto a las armas nucleares, el arzobispo expresó su preocupación por el uso de inteligencia artificial en el rearme.
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News
“Un paso urgente para evitar una catástrofe nuclear”: estas fueron las palabras de Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, hablando ayer, 26 de septiembre, en la XIV Conferencia para facilitar la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, firmado por la Santa Sede hace 29 años, el 24 de septiembre de 1996.
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El arzobispo enfatizó que la falta de entrada en vigor del tratado «sigue siendo una realidad deplorable» que «compromete los esfuerzos globales contra las pruebas nucleares». Por lo tanto, surgen «cuestiones de responsabilidad ética», de ahí el llamado a los Estados a ratificarlo, dado el contexto internacional «en el que la dignidad humana y el derecho internacional se ven socavados con demasiada frecuencia».
Una ilusión peligrosa
«La paz no puede garantizarse mediante el miedo mutuo ni la lógica de la disuasión», declaró el arzobispo Gallagher, reiterando que las pruebas nucleares han tenido consecuencias humanitarias y ambientales catastróficas. «Desafortunadamente, la continua expansión y modernización de los arsenales nucleares, acompañada de una retórica cada vez más belicosa y amenazas de su uso», añadió, «perpetúa la peligrosa ilusión de que la seguridad puede lograrse mediante la amenaza de la aniquilación».
Diálogo en lugar de destrucción
El Secretario para las Relaciones con los Estados citó entonces las palabras del Papa León XIV en el octogésimo aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, dos desastres que, según el Pontífice, deberían servir de advertencia contra la devastación causada por la guerra y las armas nucleares. El Papa León instó a «dar paso a los instrumentos de la justicia, a la práctica del diálogo y a la confianza en la fraternidad». El propio arzobispo se hizo eco de estas palabras para recordar que el Tratado expresa «la voluntad de la humanidad de elegir el diálogo sobre la destrucción, la razón sobre la rivalidad y la solidaridad sobre la sospecha». Por lo tanto, la Santa Sede se declaró dispuesta a colaborar «para promover una visión arraigada en el bien común de toda la familia humana», trabajando juntos para «reforzar los esfuerzos hacia la estabilidad y una paz verdadera y duradera».
Las armas nucleares, una amenaza global
Al conmemorar el 80.º aniversario del primer ensayo nuclear en Nuevo México y los trágicos bombardeos de Hiroshima y Nagasaki que le siguieron, el arzobispo Gallagher, durante la reunión de alto nivel celebrada ayer para conmemorar el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, recordó el profundo sufrimiento causado por estos trágicos acontecimientos, así como la amenaza que las armas nucleares siguen representando para la paz mundial, las generaciones futuras y la creación. La Santa Sede está profundamente preocupada por la tendencia hacia el rearme masivo en lugar de hacia iniciativas que promuevan el desarrollo humano integral y una paz duradera, una situación inaceptable que exige una renovada responsabilidad internacional.
El uso de la inteligencia artificial en el rearme
Un contexto alimentado por tendencias que corren el riesgo de «normalizar lo que debería seguir siendo inequívocamente inaceptable», favoreciendo incentivos para la producción y posesión de armas nucleares, «dinámicas que ponen en peligro la delicada y aún inconclusa arquitectura del desarme, cuidadosamente construida durante décadas». «Otro motivo de preocupación», añadió el arzobispo, «es el surgimiento de una nueva carrera armamentista caracterizada por la integración de la inteligencia artificial en los sistemas militares, incluidos los sistemas espaciales y los sistemas de defensa antimisiles».
Un mundo libre de armas nucleares
El llamamiento de la Santa Sede a la comunidad internacional es renovar su compromiso con el desarme, el respeto de los compromisos internacionales y el mandato del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Por lo tanto, la ratificación del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) y la adhesión al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) son necesarias «como paso concreto hacia el logro de un mundo libre de armas nucleares y la prevención de las catastróficas consecuencias humanitarias que derivarían de su uso». Finalmente, el Secretario para las Relaciones con los Estados instó a «redoblar los esfuerzos para ampliar las medidas de desarme, incluyendo la revitalización de los procesos bilaterales de control de armamentos, la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE) y el inicio de las negociaciones sobre tratados relativos al material fisible y las garantías negativas de seguridad».
Fuente: Vatican News