Las reflexiones de la historiadora, Florencia Ballivián Martins, aportan un análisis profundo y puntual sobre la evolución histórica, académica y política de Bolivia, subrayando la importancia de una disciplina histórica rigurosa para entender el presente y proyectar el futuro del país.
Su experiencia y análisis permiten entender el desarrollo de la historia como carrera universitaria, su vínculo con la documentación histórica y su aplicación crítica en la interpretación política y social.
Fuente: El Diario
En entrevista con EL DIARIO, Florencia Ballivián, dijo que la creación de la carrera de Historia en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) marcó un hito fundamental para la disciplina en Bolivia.
Según Ballivián, la consolidación del Archivo Histórico de La Paz fue clave para que historiadores y estudiantes puedan trabajar con documentos originales, cuyos registros datan de 1580, evitando así construcciones basadas en la especulación o la imaginación.
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También destacó la creación de la Sociedad Boliviana de Historia como un espacio necesario para los investigadores emergentes, diferenciándola de la Academia Boliviana de la Historia fundada en 1929, que estuvo dominada principalmente por profesionales del derecho. “Esto simboliza un intento por democratizar y renovar los enfoques historiográficos, enfrentando el monopolio tradicional y abriendo paso a nuevas voces y metodologías”, puntualizó.
En la dimensión política y social, la historiadora describió un panorama complejo y desalentador para Bolivia, agravado por serios problemas en los ámbitos social, económico, político y judicial. Ante esta situación, enfatizó que la única forma viable de avance es mediante la conformación de equipos especializados y de alto nivel técnico, que puedan realizar una planificación estratégica adecuada y realista.
Respecto al Movimiento al Socialismo (MAS), Florencia Ballivián reconoció como mérito principal la inclusión social que promovió hacia las poblaciones históricamente marginadas. No obstante, consideró que, más allá de este aspecto, no dejó avances significativos que puedan ser considerados positivos para la historia del país.
Propuso que la próxima administración del Estado debería rescatar lecciones de gobiernos anteriores y enfocarse en una gestión basada en la planificación integral, especialmente orientada a resolver los múltiples problemas estructurales que enfrenta.
En su análisis sobre las corrientes revisionistas de la historia boliviana, advierte sobre el peligro del anacronismo.
“Evaluar hechos y personajes históricos con categorías o valores propios del siglo XXI sin situarlos correctamente en sus contextos temporales es incorrecto”, sostuvo.
Analizó críticamente la Confederación Perú-Boliviana impulsada por Andrés de Santa Cruz como un error político mayúsculo que, en su opinión, liquidó la economía boliviana en un momento en que ésta gozaba de buena salud, afectando el desarrollo de la nación.
En cuanto a figuras presidenciales, Ballivián fue directa y crítica: no se queda ni con Evo Morales ni con Mariano Melgarejo, a quienes considera muy negativos para la historia boliviana. Para ella, uno de los mejores presidentes republicanos fue Eliodoro Ismael Montes Gamboa, por su capacidad de desplazar a los conservadores y abrir paso a los liberales, aunque rechazó el Tratado de Paz y Amistad de 1904 firmado con Chile, por sus condiciones nefastas para Bolivia.
Finalmente, insistió en la necesidad de eliminar el regionalismo, que ha fracturado a Bolivia y generado divisiones que han sido dañinas en el plano político y social. Para ella, superar estas divisiones será fundamental para evitar una fragmentación irreparable del país.
Este análisis pone en evidencia que la historia, entendida como una disciplina académica rigurosa y contextualizada, es una herramienta indispensable para que Bolivia no repita errores del pasado y pueda diseñar respuestas estratégicas ante los enormes desafíos actuales.
Fuente: El Diario