El secretario de Conflictos de la Confederación de Choferes de Bolivia responsabilizó al Gobierno por los fallecimientos de conductores que esperaban durante días para cargar combustible.
eju.tv / Fuente: El Deber
La escasez de diésel en Bolivia no sólo ha generado filas interminables y retrasos en el transporte, sino también víctimas mortales entre los choferes asalariados que traen materia prima desde países vecinos. El secretario de Conflictos de la Confederación de Choferes de Bolivia, Sandro Araya, denunció que al menos 12 conductores fallecieron en lo que va de 2025 debido a las prolongadas esperas en puertos y fronteras.
«Como ya se ha hecho costumbre los choferes asalariados del país que traemos materia prima de diferentes países, hemos tenido otro deceso en Paraguay, otro en Argentina y también en Perú. Este gobierno se está cargando más de muertos por hacer fila para cargar diésel», afirmó Araya en conferencia de prensa.
El dirigente explicó que las esperas pueden prolongarse por varios días, en condiciones precarias, sin acceso a una alimentación adecuada y bajo presión constante. «Algunos tienen la presión alta, otros sufren de diabetes y la debilidad nos lleva al deceso», detalló, responsabilizando al Ejecutivo por no atender las alertas del sector.
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Araya lamentó que los reclamos de los transportistas fueron ignorados desde el inicio de la escasez de combustibles. «Este gobierno nunca nos ha hecho caso, nos han tratado como si los choferes asalariados fuéramos la última lacra, cuando en realidad movemos la economía del país», cuestionó.
El dirigente advirtió que, pese al cambio de gestión en un mes, los transportistas no descartan acciones legales. «Vamos a demandar a este gobierno por los muertos, aunque ya no tienen tiempo. Con el siguiente gobierno vamos a ir con representación jurídica para que se respondan por los daños», anunció.
Los choferes asalariados transportan no solo combustibles, sino también insumos y productos estratégicos para el abastecimiento del país. Sin embargo, denuncian que la falta de divisas y la imposibilidad de pagar de manera oportuna a las navieras han paralizado la llegada regular de carburantes.