Solo las cucarachas hablan contra la “prensa vendida”


 

Por Roberto Méndez, Periodista



 

El célebre reportero del siglo, el periodista polaco, Ryszard Kapuscinki fue inmortalizado por la frase: «el trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz», … para que la gente vea cómo quedan al descubierto. Ese ha sido el papel de la prensa en estos 200 años que cumple Bolivia, en circunstancias en las que un candidato a la vicepresidencia nos ha vuelto a decir “prensa vendida”.

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De que hay manzanas podridas y existen intereses en ciertos medios de comunicación no lo podemos negar; pero de ninguna manera se puede generalizar con discursos de odio, un oficio tan noble como el del cazanoticias y alentar animadversiones que derivan en agresiones físicas  que,  constantemente estamos sufriendo por esa causa.

Porque este 17 de agosto del 2025 las urnas se pronunciaron con un discurso de paz y reconciliación de los bolivianos cerrando un ciclo de 20 años en el que nos insultaron a los periodistas con ser el “cartel de la mentira” y hasta que, como dijo uno de los ministros del expresidente Evo Morales, “gusanos”.

Pero la historia ha demostrado que, en estos 200 años de vida de Bolivia, la prensa ha jugado un papel importante desde la aparición del primer periódico boliviano llamado “el Cóndor”, creado el 12 de noviembre de 1825 por el mariscal Antonio José de Sucre, para reforzar las ideas libertarias y la determinación de independizarnos de la corona española.

Y la primera Constitución Política del Estado que en su artículo 50 prohíbe la censura y garantiza la difusión de la palabra por la vía oral o escrita para luego, en 1925, promulgar nuestra Biblia, la Ley de Imprenta, situaciones que son ratificadas en la CPE  del 2009, que además propone la creación de órganos de autoregulación interna, de la que nace el Tribunal Nacional de Ética Periodística para controlar el buen ejercicio basado en normas éticas hasta la defensa de derecho fundamentales como la libertad de expresión

Durante gobiernos dictatoriales la prensa ha jugado un papel importante en la denuncia de vulneración a los derechos humanos, que han derivado en el fusilamiento de Cirilo Barragan, en 1865 porque era una piedra en el zapato del gobierno de René Barrientos o la del padre jesuita, Luis Espinal, del sermanario “Aquí” asesinado en 1980 al inicio del régimen de facto de Luis García Meza.

A pesar de ello, la prensa estuvo ahí en la trinchera denunciando hechos irregulares como la explotación de piedras semipreciosas por parte del periodista Antonio Miranda, en la laguna La Gaiba, provincia Ángel Sandóval y a 700 kilómetros de Santa Cruz, durante el gobierno dictatorial de García Meza.

Asimismo, ha estado firme en el descubrimiento de una segunda fábrica de cocaína en la serranía de Huanchaca, frontera con Brasil, donde en 1986 fuera victimado el profesor Noel Kemp Mercado.

La lista es larga. En 1991 destapó el escándalo llamado “Bolibras” referido a la dotación irregular de tierras en Santa Cruz, amparados en parlamentarios alineados al gobierno de Hugo Banzer Suárez o el “narcoavión” en 1995 que involucró a Luis Amado Pacheco y el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, los narcovínculos en el gobierno de Jaime Paz Zamora.

Y los más recientes, en la era del Movimiento al Socialismo como el Caso Catler que involucró al presidente de YPFB, Santos Ramírez en millonarios sobornos que terminaron con la vida de un empresario,  el Caso del Fondo Indígena, el Caso Zapata, el Caso Quiborax, el Caso de los Taladros chinos comprados por YPFB.

Todos han sido casos que no querían que se destapen, pero que gracias a las investigaciones de los periodistas salieron a luz pública como el de los cinco policías de alto rango encargados de la represión al narcotráfico que acabaron involucrados en tráfico de drogas.

En fin, el negociado con la compra de gases lacrimógenos en el gobierno de Jeanine Añez, los siete ministros del presidente Luis Arce destituidos por corrupción, la aparición de jefes narcos como Sebastian Marset, Pedro Montenegro o el jefe del PCC, Sergio Luis de Freitas, otro narcovuelo en BoA, los casos de corrupción en la Alcaldía de Santa Cruz, hasta el caso Botrading, entre otros.

Conclusión: quienes hablan de prensa vendida son esas cucarachas que temen ser descubiertas y expuestas ante la opinión pública.