¿Qué tienen en común el Estado Plurinacional de Evo Morales y los Estados Islámicos proclamados en Medio Oriente, como Irán o el terrible ISIS?
Se trata de Estados o aspirantes a serlo (el caso de ISIS) que adoptan una definición culturalista antes que una referente a la forma de gobierno. Definición que suele basarse en una supuesta identidad, sea racial o religiosa.
Es el Estado Étnico, cuya configuración de tintes totalitarios lleva a que quienes no encajen en la definición identitaria sean invisibilizados o perseguidos como ciudadanos de segunda clase, o directamente masacrados como sucede trágicamente por estos días en las regiones de Irak controladas por el ISIS.
Sea en variantes algo más light como la boliviana o en las más radicales, el Estado Étnico conduce invariablemente a una desfiguración de la estructura republicana, ya que la institucionalidad es sometida a la tutela de quienes se arrogan la representación directa de la identidad esencial: los “movimientos sociales” en nuestro país o el clero chiíta en la “República Islámica” iraní.
¿La alternativa al Estado Étnico? La noción del patriotismo constitucional esbozada por Jürgen Habermas puede ser un buen comienzo, entendida como la lealtad a un pacto social basado en el respeto a derechos individuales inalienables, antes que a la pertenencia a tal o cual población o confesión…
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