Laura Rojas: «Ni la derecha ni la izquierda entienden que Santa Cruz necesita unidad»


La presidente de la Brigada Parlamentaria cruceña sostiene que el discurso de unidad quedó relegado tanto por el oficialismo como por sectores de la oposición, debilitando los objetivos regionales. 

Por Freddy Lacio Fernández



Fuente: eldeber.com.bo

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Laura Rojas, reconocida por su activismo, se prepara para dejar la presidencia de la Brigada Parlamentaria Cruceña. Su paso por la política dejó una huella marcada por la defensa de Santa Cruz, pero también por su crítica a quienes reducen la política a un campo de batalla.

Usted será la última presidenta de la Brigada en una gestión bajo hegemonía del MAS. ¿Qué balance hace de su cargo?

Ha sido un privilegio porque fue producto de una elección democrática. Fui presidenta en un momento en que la Brigada debía demostrar que podía articular consensos más allá de los colores políticos. No fue fácil. La representación cruceña está fragmentada y muchas veces atrapada en peleas que no tienen nada que ver con las necesidades de la gente. Aun así, logramos encarar debates de fondo: la autonomía, la redistribución de recursos, el modelo cruceño. Lo malo es que las trabas vinieron desde todos lados; de propios y extraños. Se boicoteó el trabajo legislativo.

Suena crítica con el MAS, pero también con la oposición. ¿Dónde radica el problema?

En la soberbia de ambos. El MAS cree que quien disiente es enemigo de su “proceso de cambio”. Y, lamentablemente, algunos sectores de oposición repiten el mismo esquema: quien no se pliega a sus caudillos es “traidor”. Ese discurso solo debilita. El problema no es de izquierda ni de derecha, sino de cómo ambos han olvidado la palabra unidad. La unidad dejó de ser una estrategia común y se convirtió en un eslogan vacío.

¿Y cómo se traduce eso en Santa Cruz?

En la incapacidad de priorizar objetivos regionales. Santa Cruz necesita infraestructura, inversiones, seguridad jurídica, acceso a mercados. Pero en vez de sentarnos a discutir cómo lograrlo, nos distraemos en insultos.

En el caso de las propuestas legislativas se aprobaron muy pocas. El desarrollo cruceño siempre fue menospreciado por el centralismo. Por ejemplo, las leyes contra el abigeato, las de apoyo al sector productivo, las leyes incendiarias, fueron dejadas de lado. La polarización, la ideologización, el caudillismo, siempre convierten cada tema en un campo de batalla.

Se dice que Santa Cruz es un motor económico, pero también una región dividida. ¿Es así?

Sí, y es una paradoja que nos duele a los cruceños que soñamos con un departamento fuerte, progresista y empoderado. Somos motor económico, pero esa fuerza no se traduce en cohesión política. La división interna nos resta voz frente al Estado central. En mi gestión, vi cómo proyectos importantes quedaban paralizados porque unos querían bloquear solo por llevarle la contra a los otros. Esa dinámica es suicida. El adversario político no tiene que ser un enemigo. Si seguimos viendo enemigos en todos lados, jamás construiremos futuro.

Por ejemplo, y lamento decirlo, el único apoyo que no tuvimos fue el del Comité pro Santa Cruz, porque después toda la institucionalidad cruceña: Gobernación, Alcaldía, Concejo Municipal, CAO, Cainco, Fedeple, Fegasacruz, colegios de profesionales, instituciones sociales, etc., reconocieron mi directorio y nos apoyaron desde el inicio. Fue una pena que el “gobierno moral” de los cruceños no extienda la mano a la institución que representa el territorio y el voto de cada habitante de Santa Cruz.

¿Qué mensaje le deja a quienes aún creen que “resistir” es suficiente para hacer política?

Resistir es una etapa, no un proyecto. La resistencia puede ser legítima frente al abuso, pero no alcanza para gobernar ni para dar certezas. Lo que necesitamos es una agenda clara: desarrollo productivo, integración regional, defensa real de las autonomías. La política no puede reducirse a marchas y discursos incendiarios. Gobernar implica tender puentes, no quemarlos. Yo no voy a dejar de trabajar por mi región, por mi departamento y mi ciudad. Tal vez ya no desde el ámbito legislativo nacional, pero siempre quedan instancias, como el legislativo departamental y el municipal.