En la jerga política gringa existe un término que suele aparecer cada año electoral, los llamados “October surprises» (Sorpresas de octubre). Se trata de eventos inesperados que, como un rayo, caen en plena campaña y tienen el potencial de modificar el escenario electoral justo antes de ir a las urnas. En Estados Unidos ocurren en octubre porque sus elecciones son en noviembre. En Bolivia, donde votaremos el 19 octubre, la podemos tropicalizar y llamarlo “Sorpresas de septiembre”. Esta sorpresa nos golpeó con el nombre de Juan Pablo Velasco.
Lo que estalló es un giro dramático en la guerra campañera, unos tuits malditos extraídos de sus propias redes sociales. Comentarios racistas, imposibles de matizar, imposibles de relativizar, imposibles de negar… aunque él lo sigue intentando y así seguirá hasta el final. Lo que podría haberse resuelto con un acto mínimo de honestidad y responsabilidad, se convirtió en un espectáculo de mentira y cinismo. Podría pasar por un desliz juvenil, pero estamos ante una incapacidad absoluta de reconocer lo evidente.
La incidencia de este episodio en la campaña no es marginal. Si se mide en una escala del 1 al 10, el impacto está en un 8, y más grave es que no es solo por el contenido de las expresiones, sino por la respuesta posterior. El candidato y su entorno eligieron la receta masista de negar lo innegable, relativizar lo absoluto, mentir en la cara. Esa actitud nos recuerda demasiado a los gobernantes de los últimos 20 años, donde la verdad siempre fue una variable negociable, algo manipulable y que se puede cambiar.
Así, estamos frente a un hecho que puede torcer el rumbo de una elección. Es una bomba política que deja en evidencia lo más corrosivo de nuestra sociedad y fue sembrada por el mismo JP Velasco. Esto deja a la vista la tentación de creerse impunes, de creerse superiores. Que un candidato a la vicepresidencia de Bolivia tenga ese tipo de expresiones, pensamientos y sentimientos; sean florecientes o subyacentes… es sencillamente intolerable. ¿Como podría dirigir una asamblea donde hay gente que aparentemente desprecia?
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En Estados Unidos, las “Sorpresas de octubre” son esperadas con temor o con esperanza. En Bolivia, este septiembre nos mostró que también tenemos las nuestras, y que cuando explotan, lo hacen con la fuerza suficiente para mover las placas tectónicas de una elección entera.
¡No al racismo y cualquier forma de discriminación!
Marcelo Ugalde Castrillo
Político y empresario