En mayo, el vínculo entre OpenAI y Jony Ive se confirmó públicamente cuando la organización detrás de ChatGPT anunció que pagaría 6.500 millones de dólares para comprar a io, la empresa del exdiseñador de Apple. Esa operación ratificó los rumores que circulaban respecto a un producto de hardware centrado en funciones de Inteligencia Artificial.
¿Cuándo veremos los frutos de esa colaboración? Un informe del Financial Times asegura que el proyecto se ha topado con algunos “problemas técnicos” que retrasarían el lanzamiento del dispositivo, inicialmente previsto para el próximo año.
La sociedad entre OpenAI y Jony Ive, con “problemas técnicos”
Según fuentes consultadas por el FT, una de las claves de este trabajo conjunto es conseguir una voz adecuada para el dispositivo, con la intención de que sea un asistente personal y no una “rara novia robótica”. Lo cierto es que aún no hay detalles sobre este equipo, que en el pasado fue descripto como “el iPhone de la IA”, una referencia que no apunta tanto al formato de los smartphones, sino a la revolución que encabezaron esos teléfonos.
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Además de ese reto —aquello de definir la voz del dispositivo—, uno de los principales desafíos que enfrentan OpenAI y el grupo de Ive está vinculado a la privacidad que debería ofrecer un producto de esta especie, diseñado para escuchar al usuario a tiempo completo. Otra de las variables problemática en el desarrollo es el presupuesto; es decir, el equilibrio entre las altas exigencias de un dispositivo de esta especie en cuanto a procesamiento y el precio con el que llegaría al mercado.
Por el momento, no se sabe qué forma tendrá este equipo centrado en IA. Sam Altman, CEO de la organización que desarrolla ChatGPT, solo compartió algunas pistas. Dijo que será compacto, que no contará con una pantalla y que tendrá capacidad para reconocer el entorno para actuar en consecuencia.
Otro desafío para OpenAI: evitar el fiasco de dos intentos anteriores
En el pasado, Altman invirtió en la startup Humane, que en el 2024 lanzó un equipo llamado Ai Pin. Ese producto era un cuadrado pequeño que se usaba en la solapa, reconocía el entorno, comprendía comandos de voz y respondía como un asistente personal. Más allá del entusiasmo que generó esa novedad —se llegó a decir que tenía el potencial para reemplazar a los smartphones—, la compañía que lo creó terminó en bancarrota y los productos comercializados se hundieron en el olvido.
Un dispositivo con propósitos similares, llamado Rabbit R1, también fracasó.
El hardware que prepara OpenAI tiene argumentos para eludir esos tropezones. Por un lado, cuenta con el respaldo de un grupo que se ha consolidado como paradigma y referencia en el pujante negocio de la IA. Además, la colaboración estrechísima con Ive también ofrece un alto grado de confiabilidad. Este hombre es famoso por su trabajo en Apple, empresa a la que ingresó en 1992 y de la que se marchó en el 2019. En ese período, escaló posiciones hasta liderar el equipo de diseño. Fue una figura central el despliegue del iPod, el iPhone, el Watch y las computadoras Mac, enfocado en sus aspectos y estética.