Diez mitos económicos que estancan la economía boliviana


   MITO 1:   El Déficit es malo porque, primero, al igual que un hogar, el gobierno no debe gastar más de los ingresos que percibe a través de los impuestos; y, segundo, genera deudas que deberán pagar las generaciones futuras. Una alternativa es emitir (vender) bonos para cubrir el déficit

Realidad:    A diferencia de un hogar que no puede gastar más allá de sus ingresos, el Gobierno puede gastar todo el dinero que emite en su propia moneda. El déficit, que es la diferencia entre lo gastado y lo recaudado (retirado) en impuestos, no genera deuda alguna del gobierno con terceras personas: por el contrario, la mal llamada “deuda pública” es dinero que se queda en la economía privada (empresas y hogares).



“Financiar el déficit” emitiendo bonos u otras formas de títulos valor que compran (para ganar intereses) el sector financiero y las personas naturales o jurídicas, es un innecesario mecanismo que transfiere recursos públicos a grupos privados.

   MITO 2:   El Banco Central debe ser autónomo y no debe financiar el gasto del Gobierno

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Realidad:    El Banco Central es, estrictamente, solo el encargado de caja (el cajero) del Tesoro. La “autonomía del Banco Central” es una falacia porque jamás podría “rebotar” un cheque girado por el TGN en moneda nacional, independientemente del monto.

   MITO 3:   El Banco Central, para financiar el gasto público, está obligado a imprimir nuevo dinero con lo que se deprecia el valor de la moneda

Realidad:    El BC no “financia” el gasto público. Había emisión cuando la moneda estaba respaldada por reservas en oro físico y el gasto público superaba el valor de esas reservas. Con el uso de moneda fiduciaria (no respaldada en oro) desde los 1970, y con los medios digitales de pago, el circulante juega un papel cada vez menor, a la vez que el sistema financiero privado supera al Banco Central en la capacidad de crear dinero a través del crédito.

   MITO 4:   El dinero que emite el Banco Central para financiar el gasto público, es el origen de las inflaciones

Realidad:    Además de que la banca comercial crea más dinero que el Banco Central, para que un aumento del circulante impacte directamente en el aumento de los precios, el nivel de actividad económica tendría que estar usando toda la capacidad productiva instalada: no sería capaz de aumentar la producción para satisfacer la mayor demanda (y todos los canales de contrabando estarían cerrados).

   MITO 5:   Hay que fortalecer al sistema financiero para reforzar su capacidad de financiar al sector productivo

Realidad:    Desde 2014, la cartera del sistema financiero crece más que el PIB productivo real no extractivo, especialmente en la construcción. Es económicamente insostenible que la deuda crezca a mayor ritmo que el ingreso, lo que llevará inexorablemente a una crisis de crédito. Entre 2006 y 2024, el sector creció a un ritmo casi cuatro veces superior al del PIB total. Por intereses y comisiones, el sector financiero resta 4.000 millones de dólares anualmente (10% del PIB real) a la capacidad de consumo de los hogares; respecto a 2005, sus utilidades anuales se multiplicaron más de 20 veces, y su patrimonio creció 7 veces. Pero la correlación del crecimiento de la cartera, con el crecimiento del PIB de los sectores beneficiados con el crédito, es nula.

   MITO 6:   Si el Gobierno se financia vendiendo bonos en el mercado interno, deja a los bancos sin recursos para financiar al aparato productivo privado (“crowding out”)

Realidad:    La capacidad del sistema financiero para otorgar créditos no está condicionada por los depósitos que recibe en tanto el crédito no sea entregado siempre en dinero en efectivo; el monto de los depósitos en un banco no constituye una restricción a su capacidad de otorgar créditos y, en todo caso, el Gobierno no necesita “financiamiento privado”.

   MITO 7:   El microcrédito es fundamental para apoyar a los emprendedores

Realidad:    La tasa de interés al microcrédito es la más alta de las tasas reguladas, aunque el aporte de las microempresas (ME) al PIB es el menor. Respecto a la cartera total de crédito a empresas, el 50% se destina a la ME, las que reciben un porcentaje mayor del crédito destinado a actividades productivas y casi el 50% del destinado a capital de inversión por todo el sector productivo empresarial. Más allá de alta rentabilidad para los bancos, esto no tiene sentido desde la perspectiva de la economía y del apoyo a la producción: la productividad de las ME es menos del 10% de la productividad de los emprendimientos que aprovechan la división del trabajo.

   MITO 8:   Los impuestos sirven para construir caminos, escuelas y hospitales

Realidad:    El Gobierno recauda los impuestos después que realizó los gastos. En una economía correctamente administrada, la recaudación de impuestos regula la cantidad de dinero, buscando optimizar las políticas fiscales y monetarias para el uso óptimo de recursos productivos, en especial, del pleno empleo. En Bolivia, la absurda política tributaria que se basa en impuestos indirectos que se trasladan a los precios, confisca 5.000 millones de dólares anuales a la capacidad de consumo de los hogares, con lo que limita el uso de la plena capacidad del aparato productivo o su expansión, y favorece el contrabando.

   MITO 9:   Para recuperar el crecimiento, se necesita seguridad jurídica, financiamiento, respeto a la propiedad privada y flexibilidad en las leyes laborales

Realidad:    El factor determinante para el crecimiento de una economía, es el equilibrio entre la capacidad de crear valor y la capacidad de consumo. Todas las propuestas en Bolivia, hoy, se orientan a “dinamizar la oferta” lo que es un esfuerzo inútil. Para recuperar el crecimiento, la primera tarea es construir la capacidad de consumo hoy jibariza por el sistema tributario confiscatorio, la competencia del contrabando alentado por el tipo de cambio fijo y fidelizado políticamente, la intermediación financiera, etc., que restan hasta 15.000 millones de dólares anuales a la capacidad de consumo en el mercado interno. Esto obliga a sustituir empleos de calidad con una productividad de 40.000 dólares por trabajador/año en sectores con buen potencial productivo para el mercado local y las exportaciones, por cuenta-propistas empujados al “emprendedurismo” con el acceso al microcrédito y que terminan sobreviviendo con productividades menores a 5.000 dólares por año.

MITO 10:   Para fortalecer la economía, se debe ampliar la base de contribuyentes

Realidad:   El nivel central de gobierno, en principio, no necesita recaudar impuestos para invertir y gastar, pero puede usar el canal de recaudaciones para consolidar metas monetarias y fiscales compatibles con una economía dinámica y de pleno empleo. Quienes requieren recaudar para invertir, son los gobiernos subnacionales fundamentalmente municipios y gobernaciones que no emiten moneda, de manera que la capacidad recaudatoria se les debe transferir a esos niveles bajo claros objetivos generales de un desarrollo articulado desde lo local.

Enrique Velazco Reckling, Ph.D., es investigador en temas de desarrollo productivo