Tarija: La mujer aún lucha por equidad en el mercado laboral


De cada 100 personas en trabajo familiar no remunerado, 62 son mujeres. Por cada 10 empleadores hombres, solo existen 7 mujeres en ese rol. De cada 100 desocupados en zonas urbanas, 53 son mujeres

Tarija: La mujer aún lucha por  equidad en el mercado laboral
La brecha laboral persiste con desigualdades para las mujeres

 

Fuente: El País.bo



Los números del Instituto Nacional de Estadística (INE) del Censo de Población y Vivienda 2024  pintan un panorama dual para las mujeres de Tarija. Por un lado, muestran una participación femenina creciente en la fuerza laboral; por otro, desnudan una realidad de desigualdad estructural que se manifiesta en menores tasas de ocupación, segregación en ciertos sectores económicos y una sobrerrepresentación en el trabajo informal y no remunerado.

La inserción laboral

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La Tasa Global de Participación (TGP) – que mide el porcentaje de personas en edad de trabajar que están activas en el mercado laboral – evidencia un avance significativo para las mujeres. En 2001, solo el 43.1% de las mujeres en edad de trabajar en Tarija era económicamente activa, frente a un 75.2% de los hombres, una brecha de 32 puntos porcentuales. Para 2024, la TGP femenina escaló al 64.6%, mientras que la masculina se situó en 80.1%. Si bien la brecha se redujo a 15.5 puntos, aún es considerable.

Este crecimiento, sin embargo, no se traduce en igualdad de oportunidades a la hora de conseguir un empleo. La Tasa de Ocupación (TO) – que mide el porcentaje de personas que efectivamente están generando bienes o servicios – cuenta una historia diferente. En 2024, la TO para los hombres fue del 77.5%, mientras que para las mujeres fue del 62.5%. Esto significa que, a pesar de su mayor incorporación al mercado laboral, las mujeres tarijeñas tienen más dificultades para encontrar y mantener un empleo.

La situación es aún más crítica en el área rural. En 2024, la brecha de género en la tasa de ocupación rural fue de 17.6 puntos (83.7% para hombres vs. 66.1% para mujeres), indicando que las mujeres del campo enfrentan una doble desventaja, por género y por ubicación geográfica.

Desocupación: pesa más en mujeres

La población desocupada también tiene rostro de mujer. En el censo de 2024, de cada 100 personas desocupadas en Tarija, aproximadamente 46 eran mujeres. La tasa de desocupación femenina (calculada como el porcentaje de mujeres en la PEA que buscan trabajo) fue del 3.27% en 2024, ligeramente superior al 3.25% de los hombres. Esta diferencia, aunque pequeña a nivel departamental, se agudiza en el área urbana, donde la desocupación femenina (4.01%) supera claramente a la masculina (3.90%).

La trampa de la inactividad

La Población Económicamente Inactiva (PEI) está compuesta mayoritariamente por mujeres. En 2024, el 64.8% de las personas inactivas en Tarija eran mujeres. La distribución por grupo de edad es reveladora: en el grupo de 30 a 39 años, crucial para el desarrollo profesional, las mujeres representan el 81.5% de los inactivos. Esto sugiere fuertemente que la carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados recae desproporcionadamente sobre ellas, obligándolas a salir del mercado laboral durante sus años más productivos.

El Índice de Carga Económica (ICE), que relaciona a la población inactiva con la activa, era de 0.55 para las mujeres en 2024, frente a 0.25 para los hombres. Esto significa que, en promedio, por cada 10 mujeres económicamente activa hay 5 mujeres inactivas que dependen de esa actividad, una carga significativamente mayor que la que soportan los hombres.

Segregación ocupacional: Hombres vs Mujeres

Los datos censales muestran una clara segregación horizontal. Las mujeres están sobrerrepresentadas en categorías ocupacionales más precarias y menos remuneradas.

Trabajo por Cuenta Propia y Familiar No Remunerado: En 2024, el 50.2% de las trabajadoras por cuenta propia eran mujeres, y ellas constituían una abrumadora mayoría (62%) en la categoría de «Trabajadora(or) Familiar o Aprendiz Sin Remuneración». Esta categoría, que a menudo implica inestabilidad y falta de protección social, es una de las principales fuentes de «empleo» para las mujeres en Tarija, especialmente en el área rural, donde representan el 65.8% de este grupo.

Empleo Asalariado: Si bien las mujeres constituyen el 45.5% de los empleados u obreros, los hombres dominan los puestos de «Empleadora(OR) o Socia(O)» (59.4% son hombres), roles que conllevan mayor poder de decisión e ingresos.

Al analizar los grupos ocupacionales, la división es aún más evidente. En 2024: Los hombres predominan en ocupaciones como «Trabajadores de la Construcción, Industria Manufacturera» (79.5% hombres), «Operadores de Instalaciones y Máquinas» (96.4% hombres) y «Agricultores, Pecuarios…» (59.7% hombres).

Las mujeres, en cambio, se concentran en «Trabajadores de los Servicios y Vendedores» (68.5% mujeres) y en «Profesionales Científicos e Intelectuales» (54.2% mujeres), este último siendo un dato positivo que muestra un avance en la profesionalización, aunque a menudo en sectores feminizados y menos remunerados.

La brecha sectorial

La distribución por actividad económica en 2024 confirma esta segregación. Las mujeres tarijeñas son mayoría absoluta en sectores de servicios, muchos de ellos extensiones del trabajo de cuidado no remunerado:

  • Actividades de alojamiento y servicio de comidas: 78.0% mujeres.
  • Actividades de los hogares como empleadores (servicio doméstico): 96.7% mujeres.
  • Enseñanza: 62.4% mujeres.
  • Actividades de atención de la salud humana: 73.6% mujeres.
  • Venta al por mayor y menor: 59.9% mujeres.

Por el contrario, su presencia es minoritaria en sectores como la Construcción (3.5% mujeres), el Transporte y Almacenamiento (7.4% mujeres) y la Explotación de Minas y Canteras (8.0% mujeres), que suelen ofrecer salarios más altos.

El camino por recorrer

Los datos del INE reflejan que Tarija ha visto crecer la participación femenina en su economía, pero esta incorporación ha sido en condiciones de desigualdad. Las mujeres enfrentan mayores barreras para acceder a un empleo estable, se concentran en sectores menos valorizados y precarios, y cargan con el peso de la economía del cuidado, que limita sus trayectorias laborales.

La brecha no se cerrará por sí sola. Exige políticas públicas intencionadas que aborden las raíces del problema: la corresponsabilidad en los cuidados a través de sistemas de protección social, la promoción de la inserción femenina en sectores no tradicionales, el fomento al emprendimiento con perspectiva de género y la erradicación de sesgos discriminatorios en el mercado laboral. La equidad para las mujeres de Tarija no es solo una cuestión de justicia social, sino también una condición necesaria para el desarrollo económico sostenible del departamento.

Fuente: El País.bo