Acuerdo Nacional, No Chantaje Político


Por Jaime Navarro Tardío*

La legitimidad del voto, piedra angular de la democracia, parece no estar siendo comprendida por los actuales niveles de decisión política.



Tuto Quiroga dio un golpe mediático al comprometer su apoyo incondicional al presidente electo. Garantizó los votos para que las presidencias de la Asamblea Legislativa quedaran bajo el mando de la primera fuerza, hecho de gran trascendencia para evitar negociaciones o iniciativas infelices que no se enmarquen en la contundente decisión del voto. Por un razonamiento lógico y de gobernabilidad, ambas presidencias deben estar en manos de la primera fuerza; de lo contrario, esta terminará prisionera del chantaje político.

Más allá de los comentarios de pasillo, las presiones internacionales, discrepancias, presiones internas y expectativas en la bancada de Libre, la decisión de Quiroga fue una gran noticia para el país. Bolivia necesita justamente eso: apoyo desinteresado, negociación sin chantaje y sentido de estado por encima del cálculo partidario. El país requiere desprendimiento, madurez y coherencia para superar una coyuntura que amenaza con prolongar la crisis y la incertidumbre.

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Chelo Lupo a la diestra del presidente en reunión con organizaciones empresariales, fue la noticia del fin de semana. El presidente arma equipo y transmite certidumbre y confianza.

La historia ofrece una lección clara. En 1985, cuando Bolivia enfrentaba una devastadora hiperinflación y un colapso institucional, el entonces general Hugo Banzer Suárez tomó una decisión de trascendencia histórica: habiendo ganado la elección, comprometió su apoyo incondicional a Víctor Paz Estenssoro. Banzer hizo valoración política: la carga negativa de su dictadura de siete años lo dejaba en situación de desventaja frente a la coyuntura. No le tembló la mano e hizo presidente a Paz Estenssoro, su adversario político.

Banzer no fue parte del gobierno, no exigió ministerios ni cuotas de poder. Su respaldo fue político e institucional. Desde el Congreso Nacional, los parlamentarios de ADN apoyaron las políticas económicas y de fortalecimiento democrático del gobierno, garantizando gobernabilidad.

Ese gesto permitió al gobierno de Paz Estenssoro impulsar grandes transformaciones, derrotar la hiperinflación, estabilizar la economía y marcar un punto de inflexión en la historia nacional.

Fue un acto de madurez política y responsabilidad patriótica, donde la razón de estado prevaleció sobre la disputa partidaria. Ese precedente demuestra que el patriotismo también se ejerce desde la oposición.

Banzer fue un dictador sobre quien pesa el dolor de muchas familias bolivianas, un símbolo de la derecha boliviana. Tengo profundas discrepancias ideológicas, pero, al César lo que es del César: el hombre dio la talla. Su compromiso con la patria estuvo por encima de sus aspiraciones personales, políticas y partidarias.

Hoy, Bolivia necesita replicar ese espíritu. Las alianzas y partidos en la Asamblea Legislativa deben garantizar la gobernabilidad comprometida, con desprendimiento, con seriedad, compromiso con Bolivia y con la democracia. Ofrecer sus mejores cuadros sin caer en el chantaje político, poner el hombro a una transición que será turbulenta.

Para evitar el entrampamiento político, el presidente electo podría convocar a un gran Acuerdo Nacional, fijando una agenda que suscriban los jefes políticos que tienen representación parlamentaria, diputados y senadores, sin exclusiones. Un hecho político transparente de cara al País.

Ejes propuestos para el Acuerdo Nacional:

  1. Estabilidad económica y crisis energética.
  2. Institucionalizar el Estado. No más designaciones a dedo: recuperar el equilibrio de poderes y devolver a la Asamblea Legislativa Plurinacional la facultad de designar autoridades, como manda la Constitución.
  3. Estado de derecho, independencia de poderes y reforma judicial, seguridad ciudadana y lucha frontal contra el narcotráfico. Reinstaurar la autoridad de la ley, proteger la vida y garantizar seguridad para las familias bolivianas.

Los proyectos de ley que envíe el Ejecutivo serán perfectibles en la Asamblea Legislativa, pero no deben ser bloqueados. Ese es el verdadero espíritu de un pacto político.

Solo así el país podrá salir de la incertidumbre y evitar caer nuevamente en el detestable chantaje político que paraliza las soluciones que los bolivianos esperamos.

El momento exige liderazgo, madurez y un compromiso real con Bolivia.

 

*Político y ex Diputado Nacional.