Por Freddy Lacio Fernández

Fuente: eldeber.com.bo
Óscar Mario Justiniano preside la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (Fepsc) y es una de las voces más escuchadas del sector productivo nacional. Su tono mesurado y su discurso institucional lo han convertido en un interlocutor frecuente entre el empresariado y el Estado. Tras el encuentro con el presidente electo Rodrigo Paz, el empresario destaca un cambio de clima en las relaciones público-privadas y subraya que el desafío económico requiere unidad, no confrontación.
¿Qué balance hace del encuentro con el presidente electo Rodrigo Paz?
Fue un encuentro muy positivo. Tuvimos la oportunidad de escuchar de primera mano la visión de país del presidente electo y, al mismo tiempo, de expresar nuestras preocupaciones, necesidades y el potencial que tienen los sectores productivos. Estuvieron representadas instituciones como la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, la Cámara Agropecuaria del Oriente y la Cámara de Industria y Comercio. También fue importante conocer a quienes serán las principales figuras del gabinete económico, como José Luis Lupo y José Gabriel Espinoza, que transmiten confianza y profesionalismo.
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Uno de los temas centrales es la crisis de dólares y combustibles. ¿Qué plantean los empresarios frente a ese escenario?
La escasez de dólares es el punto de partida de todos los demás problemas. Cuando faltan divisas, se paraliza la importación de combustibles, medicamentos e insumos esenciales. Por eso, lo primero es estabilizar el tipo de cambio, porque la estabilidad genera previsibilidad, y sin previsibilidad aparece la especulación. Lo que pedimos no es un beneficio sectorial, sino una política que beneficie a todo el país.
¿Qué esperan concretamente del nuevo Gobierno en materia económica?
Esperamos un trabajo conjunto, sin ideologías ni desconfianza. Durante casi dos décadas se impuso una visión estatista y centralizada que debilitó al sector privado y redujo el empleo formal. Hoy necesitamos reconstruir la economía sobre tres pilares: estabilidad, previsibilidad y seguridad jurídica. Solo con reglas claras se atrae inversión y se crea empleo digno.
¿Cree posible dejar atrás la confrontación histórica entre el Estado y los empresarios?
Sí, y ese es precisamente el mayor cambio. Por primera vez en mucho tiempo sentimos que podemos trabajar desde la misma vereda, no desde el frente. El desarrollo de Bolivia exige cooperación entre lo público y lo privado. La ideología no puede seguir definiendo nuestras políticas económicas.
El presidente electo ha hablado de construir nuevas políticas económicas de Estado. ¿Coincide con esa visión?
Totalmente. Las políticas de Estado trascienden gobiernos e ideologías. Son las que dan continuidad al desarrollo. No importa si el gobierno gira a la izquierda, al centro o a la derecha; lo que importa es que se mantenga un rumbo claro hacia el crecimiento y el bienestar de todos los ciudadanos. Esa es la señal que debe enviar Bolivia al mundo.
¿Se puede pensar en un nuevo modelo económico construido en conjunto?
Es el momento de hacerlo. Hace años debimos sentarnos a diseñar un modelo productivo moderno, sostenible y competitivo. Hoy la situación nos obliga a hacerlo. Estamos en un momento crítico, con indicadores en rojo y una economía debilitada, pero también con un potencial enorme. Si el Estado acompaña al sector privado, la recuperación será posible.
¿Qué papel juega la seguridad jurídica en esa recuperación?
Es la base de la pirámide de las inversiones. Sin seguridad jurídica, no hay inversión ni nacional ni extranjera. Es la garantía de que un proyecto pensado a 10 o 20 años podrá generar los resultados esperados. La seguridad jurídica es, además, la carta de presentación de Bolivia ante el mundo.
Rodrigo Paz ha mencionado que buscará la apertura de mercados, y apunta hacia Estados Unidos. ¿Qué lectura hace de esa señal?
Es una señal excelente. Demuestra una visión pragmática y de futuro. El mundo está mirando a Bolivia con
interés porque percibe que viene un nuevo ciclo, más abierto y estable. Si consolidamos la seguridad jurídica y la previsibilidad, los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, volverán a apostar por el país.
¿Cómo imagina la relación entre el Gobierno y el sector privado en este contexto?
La imagino basada en confianza mutua. Nosotros estamos dispuestos a aportar ideas, inversiones y empleo, y esperamos un gobierno que escuche, que acompañe y que facilite. Bolivia tiene todo para crecer: recursos, talento y voluntad. Lo que faltaba era un Estado que camine al lado de los que producen. Con el presidente Paz, creemos que eso puede cambiar.
