Nuevo gobierno: ¿Escalamos o retrocedemos?


*Por: Daniel Valverde Aparicio

El Proceso Electoral Más Intrincado y su Final de Infarto. – Por fin terminó el extenso y enmarañado proceso electoral, con tensos capítulos marcados por el harakiri del Mas; improvisación en las organizaciones políticas; atentados del TCP prorrogado; y la guerra sucia combinada con slogans fantasiosos, como principal arma de algunas candidaturas. Tuvieron que pasar tres largos días después de conocerse los resultados, para que Tuto Quiroga reconozca que Rodrigo Paz era el “presidente electo”. ¡Aleluya!!  lo que menos necesitaba el país, era convulsión infundada por los resultados de la votación.



La victoria del binomio Paz – Lara, tuvo mucho que ver con el cansancio que generó la polarización nociva; las aspiraciones de renovación del electorado, y fundamentalmente con la conexión lograda por los candidatos, tanto con la Bolivia Profunda, como también con la Bolivia Moderna. Buena parte del voto Paz – Lara, es portador de las expectativas de reconciliación, entendimiento, transparencia, y equilibrio político, como económico que espera la población. En contraste, el oponente de segunda vuelta, se enfocaba en estigmatizar, e invertir millonarias sumas en difusión de violencia digital o noticias falsas, confeccionadas por un estratega forastero.

El bicentenario pasaba inadvertido, hasta que en octubre llegó el historico balotaje, cuyos resultados destaparon cambios en el escenario político, que abren la posibilidad de estabilidad, por medio de acuerdos y dialogo gestionados entre el virtual nuevo gobierno, con actores económicos, y la sociedad civil (pueblo o ciudadanía) que permitan liquidez económica, provisión de combustible y un marco mínimo de certidumbre. Este escenario favorable o en cierto modo optimista, tiene riesgos vinculados con la policrisis (económica, política, institucional, deliberativa y de liderazgos). Los cronómetros de corto tiempo y conminatorias que ya se escuchan; o los aprontes electorales sub nacionales.

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¿Tendremos Acuerdos o Bullicio desde La Asamblea Legislativa? – Visto desde el hemiciclo de la Asamblea Legislativa, esta tendrá un rol protagónico para restablecer la estabilidad económica y gobernabilidad política del país. Con su actual composición multipartidaria, se deja atrás el modelo de partido dominante y representación cuasi hegemónica de los últimos 20 años. Con las 6 bancadas (Una residual, pero con poder simbólico y territorial) se tendrán que tejer acuerdos políticos significativos para viabilizar paquetes de leyes de recuperación económica y/o anticrisis; designación y elección de altas autoridades (contralor, vocales electorales, etc); reformas a la CPE, rediseño y desinfección de la Policía Boliviana; recuperación del TCP, y sobre todo desarrollar una acción pedagógica hacia la sociedad, en cuanto diálogo y concertación. Lo más infausto sería volver a tener una asamblea fragmentada, tictoquera, intolerante, o con una nueva versión de divorcio y rencillas entre ejecutivo y legislativo.

El Tipo de Presidencia y La Urgencia de Un Nuevo Relato. -Visto desde el “Palacio Quemado”, tenemos que una de las atribuciones constitucionales que simbolizan con mayor claridad el poder presidencial, es la referida a “mantener y preservar la unidad del Estado boliviano (Articulo 172.2 CPE)”. Ello implica que el presidente sobre todo en tiempos de crisis e inestabilidad debe tener cualidades de persuasión y empatía. Enrique García y Ronald Mclean, en distintos escenarios pre electorales, plantearon dos preguntas que circulaban en nuestros subconscientes: ¿Qué tipo de liderazgo precisa Bolivia?  ¿Qué tipo de presidente necesita Bolivia? En cuanto liderazgo, Enrique García resaltaba la necesidad de un liderazgo con capacidad de concertar. Es imposible que se logre resolver los problemas de Bolivia, sin tender puentes, afirmaba.  Mc Lean, preguntaba si un país como Bolivia, precisaba un presidente. que sepa de datos y cuadros estadísticos, o uno que sepa de diálogo y concertación. Rodrigo Paz, transmitió una mayor capacidad de integrar y conjugar nuestras diferencias, culturales, regionales, y generacionales. Ahora como eventual nuevo presidente, esas fortalezas, son determinantes para generar acuerdos, en aras de recuperar la economía y gobernabilidad.

No obstante, lo anterior, es necesario estar conscientes que, en el horizonte político, la sociedad boliviana precisa de un nuevo relato que la estimule y predisponga a soportar el costo de ajustes vinculados con el levantamiento de los subsidios, el control del déficit fiscal, o la elevación del costo de vida. Las reflexiones y discursos, enteramente anclados en temas de carácter económico no traslucen per se un Estado y sociedad, articulado en base a nuevas dinámicas productivas, mejor acceso a la tecnología, oportunidades para los jóvenes, transformación social y productiva a través de educación e investigación, transparencia y eficiencia en las instituciones, seguridad jurídica, políticas de protección para los vulnerables y una sociedad integrada, con mayor fortaleza y resiliencia democrática.

¿Al Final, Escalamos o Retrocedemos?  A partir del 8 de noviembre, emulando el mito de Sísifo, volveremos a empujar cuesta arriba, las pesadas rocas que se dejaron caer en los últimos años, y varias otras que arrastramos de siempre. Será un camino empinado, el cual solo se puede recorrer con mecanismos de concertación y empatía, transparencia, equilibrios, y un relato renovado e inclusivo. Lo más grave, sería que, ante la falta de acuerdos, debido a posturas maniqueas y antidemocráticas, se agudice la crisis económica, se genere conflictividad social, tensiones, violencia, colapso e ingobernabilidad progresiva, que nos lleven a un estallido social y un oscuro retroceso.

*Es docente de la UAGRM y exdiputado.