La guerra encarnizada que el Movimiento al Socialismo (MAS) desató contra Santa Cruz fue desde el inicio mismo de su mandato. Las radicales diferencias de método y de visión de país marcaron estos últimos 20 años. El MAS en el gobierno, con su fórmula totalitaria y asesina, impuesta por el trasnacional Socialismo Siglo XXI, quiso destruir abiertamente Santa Cruz y su exitoso modelo económico-social, que contrastaba con el fracaso del modelo masista.
A continuación relato una apretada síntesis de hechos que lo demuestran, sin pretender agotar el tema:
Ejercieron terrorismo de Estado contra nuestra gente, comenzando con el Cerco a Santa Cruz del 2008, donde asesinaron al profesor de Portachuelo Pedro López Pérez y al unionista de La Guardia, Edson Ruiz Aguayo.
En el montaje del Hotel Las Américas de 2009, tres personas son cruelmente asesinadas y acusadas de formar parte de una banda terrorista, lo que desencadenó una sañuda persecución política contra gente de esta tierra, encarcelando a 39 cruceños por 10 años y obligando al exilio a muchos otros. Su verdadero objetivo era frenar la férrea resistencia democrática que se ejercía desde Santa Cruz
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En la lucha contra el mega fraude electoral de Evo Morales, de finales de 2019, en vísperas de la auditoría que tenía que realizar la OEA a las cuestionadas elecciones, tropas paramilitares del MAS, incluido el terrorista de las FARC Facundo Molares Schoenfeld, asesinaron a nuestros mártires de la democracia Marcelo Terrazas Seleme y Mario Salvatierra Herrera, en el barrio Cofadena de Montero, el 30-10-2019.
El violento secuestro del gobernador Luis Fernando Camacho, el 28 de diciembre de 2022, acusado falsamente de golpe de Estado, por el mega fraude de Evo Morales de 2019. El justo reclamo del pueblo por este atropello fue brutalmente respondido por la Policía, donde fue asesinado el ciudadano Erwin Chávez Durán.
La acción planificada de grupos delincuenciales afines al MAS, denominados Interculturales, que, con apoyo de instituciones del Estado, como fiscales, jueces, INRA y ABT, avasallaron y se apropiaron de tierras productivas y áreas protegidas, con gente armada que agredió a propietarios e incluso a la prensa.
Estos mismos grupos, a partir de 2019, provocaron incendios forestales de magnitudes dantescas. El año 2024, quemaron en Santa cruz 6.916.700 hectáreas; un territorio casi del tamaño de Irlanda, provocando un brutal biocidio, así como la destrucción del medioambiente y daños a comunidades indígenas.
El genocidio étnico-cultural que se cometió contra Santa Cruz fue clarísimo y se operó desde dos frentes, principalmente: con los avasallamientos de tierras ya citados y su repartición a colonos masistas acarreados de occidente, relegando a los oriundos del lugar. Así, como a través de la racista Ley Avelino Siñani, que excluyó la historia y la cultura cruceña de las aulas escolares. Con ello persiguieron un afán geopolítico de ocupación del territorio rebelde para, a partir de su apropiación, distorsionar y destruir nuestro vínculo con la tierra y la cultura, destruyéndonos finalmente como pueblo.
Las autonomías, por la que tanto Santa Cruz luchó y logró constitucionalizar con el apoyo de cabildos multitudinarios, fue cercenada por 46 leyes y otros tantos decretos, que lograron en la práctica desvirtuarla en gran medida, cortando significativamente competencias y recursos.
Se prohibió, de manera política, las exportaciones de productos agropecuarios de Santa Cruz como: la soya, el azúcar y la carne de res, productos muy importantes en la economía regional, ralentizando nuestro crecimiento. Asimismo, se dificultó y prohibió, en buena medida, el uso de biotecnología a los productores rurales, perjudicando la productividad del sector y su competitividad externa. Y como si fuera poco, se generó una premeditada inseguridad jurídica, contra el empresariado en general, con normativas fríamente calculadas y una justicia cooptada por el poder político, que fue un verdadero instrumento de destrucción y persecución, como también lo fue, la oficina de Impuestos Nacionales.
El deterioro medioambiental fue también mayúsculo, además de los incendios forestales ya nombrados, la cantidad de desmontes que se permitió realizar, así como la contaminación por explotación minera, son otros significativos daños que el MAS cometió contra Santa Cruz. Se llegó al extremo, de sembrar coca y producir cocaína en nuestras áreas protegidas. La estupefaciente hoja de coca es ajena a nuestra cultura y su uso está prohibida en el mundo, por la ONU.
Pero a pesar de todo su esfuerzo, el MAS no logró la destrucción de Santa Cruz, como era su deseo, la Cruz es indestructible. Los daños de estos últimos 20 años solo lograron frenar nuestro progreso. La heroica resistencia cruceña fue memorable; se luchó en las calles, en los cabildos, en las instituciones, en el parlamento, en la OEA y hasta en la justicia internacional.
Pasada la noche negra masista, ahora Santa Cruz ve con optimismo el futuro y exige una Nueva Relación de Santa Cruz con el Estado.
