Jeanine Añez y sus hijos, sobrevivientes del ‘golpe’ a la justicia en tiempos del MAS


Como Penélope, el personaje de la mitología griega, sobrevivió a una “odisea” judicial, lo hizo con el apoyo de sus dos hijos, pero, ella no tejió a la espera de un hombre, lo hizo como símbolo de resistencia política y espiritual a la espera de su libertad.

Por Carlos Quisbert



Fuente: eldeber.com.bo

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Para sus hijos, los abogados y la gente que la ama, el recuerdo más doloroso de los 1.710 días que Jeanine Añez pasó en la cárcel, se dio el sábado 21 de agosto de 2021. Esa mañana, el personal de Régimen Penitenciario llamó a la abogada Norka Cuéllar para informarle que la expresidenta constitucional había atentado contra su vida.

La jurista, en entrevista con EL DEBER, recuerda que ella descansaba en su casa y había puesto música en el celular para relajarse, mientras ponía en orden algunas cosas. Entonces sintió que la melodía se entrecortaba varias veces.

Cuando se acercó a ver la pantalla para verificar cuál era el problema, saltaron sus alarmas, la estremeció un mal presagio al constatar de que se trataba de llamadas desde el penal de Miraflores.

“¿Qué pasó con la presidenta?”, preguntó directa en cuanto contestó. Los ojos de la abogada, que no es partidaria de dar entrevistas, se enrojecen al recordar ese instante y un nudo en la garganta la detiene por un momento.

Cuéllar recuerda las largas horas de confusión y preocupación que vivieron después y, como amiga de la familia, pide que se omitan detalles que le pertenecen a la familia. Pero de lo que sí dio testimonio, como abogada, es de la confrontación verbal y judicial que asumió contra el personal de la Fiscalía, que le impedía hablar con su cliente, en la celda donde estaba recluida.

“Parecía una feria, llena de policías, peritos, psicólogos”, recuerda la abogada. La jurista sostiene que la intención del personal del Ministerio de Gobierno y Régimen Penitenciario era desacreditar a la mandataria ante la opinión pública. Las instrucciones eran mantenerla medicada, bajo el diagnóstico de un psiquiatra cubano.

La sospecha sobre la desacreditación tiene respaldo, pues fotos montadas  y filtradas de manera mal intencionada por el personal de la Unidad de Comunicación del Ministerio de Gobierno, hacían creer que la exmandataria estaba rodeada de comodidades y la hacían ver como una privilegiada de mal carácter.

“Desde la puerta de la celda, porque no me dejaban ingresar, le grité: ¡Jenine! Soy Norka, estoy aquí’. Ella estaba en su cama, se cubría el rostro con una manta y al escuchar mi voz se descubrió y me habló. Ya cuando me dejaron entrar la abracé fuerte y le dije que su familia y sus amigos la respaldaban”. Una vez más, el asomo de unas lágrimas y un nudo en la garganta detienen el relato de la abogada.

Los hijos

Carolina y José Armando Rivera Añez, hijos de la exmandataria, corroboran que aquel hecho. “Fue uno de los momentos más difíciles que pasamos y que quisiéramos olvidar, cuando intentó suicidarse, nos dolió el corazón y el alma. Fue muy, muy duro y difícil. Dios quiera que nunca más tengamos otro sentimiento así”, relató Carolina a EL DEBER.

“Otro momento de dolor e impotencia, fue cuando me sacaron a golpes de la cárcel y mi madre estaba muy delicada de salud, no nos dejaban verla o llevar un médico para que la ayude”, relata la joven.

Ya con mejor semblante, Cuéllar corrobora ese recuerdo, con voz firme y una sonrisa sincera, confiesa: “Hemos pasado de todo. Esa ocasión ganamos un amparo constitucional para lograr que la expresidenta sea llevada a un centro médico. En medio de los empujones a mí me fracturaron tres costillas”.

El hecho sucedió el 18 de febrero de 2022, los grupos violentos, nuevamente, en la puerta del penal de Miraflores, pertenecían al denominado “Columna Sur”, cuyos integrantes eran funcionarios en los ministerios de la Presidencia y de Gobierno. Fotos identificándolos con nombres, apellidos y cargos circularon por las redes.

Los procesos

Ayer, luego de cerca de cinco años de prisión, se hizo efectiva la orden de libertad en el proceso en el que ya se la había condenado a 10 años de cárcel, por el presunto golpe de Estado II, de noviembre de 2019.

Desde el 13 de marzo de 2021, cuando fue aprehendida por el Gobierno de Luis Arce, los funcionarios de la Fiscalía y el Órgano Judicial, promovieron nueve procesos contra la expresidenta. Entre los acusadores figuran ministros y legisladores del MAS.

Ya en la puerta del domicilio en el que por estos cuatro años vivieron en alquiler sus hijos, en La Paz, ayer, Añez aseguró que superó aquella “odisea” judicial gracias al apoyo de sus hijos y sus abogados, Norka Cuéllar y Luis Guillén.

Relató como debió sufrir interminables audiencias en las que le atribuían innumerables delitos y dos “masacres”, las de Sacaba y Senkata. Sin que jueces y fiscales oyeran sus descargos, pasó de la negación a un estado de inquebrantable resistencia moral y a la par de las audiencias, asumió la vida en prisión.

La expresidenta asegura que dejó en la cárcel de Miraflores a “grandes amigas”, a las que llevará en su corazón por su solidaridad y, que pese a los actos que las condujeron a ese recinto, las conoció como seres humanos que incluso llegaron a cocinar platos tradicionales de Beni para ella.

El ejercicio y la convivencia con las internas, en talleres de corte y confección mejoraron su salud y en agradecimiento, la expresidenta elaboró una lista, para no olvidar a quien debía obsequiar algunos de los objetos y prendas de vestir que usó durante su reclusión.

“Por formación, no me podía dejar vencer con esta mala situación. A mi hija yo le decía siempre, soy la presa más ocupada que hay”, comentó con una sonrisa. Inmediatamente, Carolina respondió a los micrófonos de EL DEBER, “y a mi mamá yo ya le dije, le voy a dar un nieto para que siga ocupada”. Ambas ríen.

 

La Odisea

“Primero, quiero pedirles perdón a mis hijos, por todos estos problemas me he perdido momentos importantes de su crecimiento”, sostuvo la exmandataria.

Áñez se mostró orgullosa al afirmar que mientras fue “presa política”, como un “trofeo del MAS”, su hijo José Armando terminó el colegio y una carrera universitaria que ahora ejerce, Ingeniería Comercial, con cuyo salario sostiene el hogar junto a su hermana.

Sobre Carolina, la joven odontóloga, de carácter fuerte, esta logró terminar una segunda carrera universitaria en Derecho, pero además, en medio de la lucha por demostrar la inocencia de su madre y liberarla, tuvo la experiencia de visitar 20 países y 50 ciudades.

En esos viajes, no solo llevó el libro escrito por su madre, “De puño y letra”, en el que la exmandataria relata los hechos que la llevaron a la presidencia y que le costaron la persecución política del MAS, sino que también llevó los tejidos que su madre hacía en la cárcel.

Como Penélope, el personaje de la mitología griega, Jeanine Áñez afirma que sobrevivió a una “odisea” judicial, y lo hizo con el apoyo de sus hijos, pero a diferencia del relato de Homero, afirman que la expresidenta no tejió a la espera de un héroe, sino como símbolo de resistencia política y espiritual a la espera de su libertad, que llegó ayer.

“El tejido fue la manera de desestresarse, creando cosas lindas a pesar de la adversidad y su duro encierro. Y era la manera que podía tener contacto con las personas fuera de la cárcel. Quería que tengan algo lindo hecho por ella, demostrando su fuerza y resiliencia, también fue una forma de reinventarse dentro de la cárcel. Hace cosas muy bellas y lo hacía con mucho amor y entusiasmo. Han sido años muy difíciles, que nos han fortalecido y unido más como familia. Aprendemos de las adversidades y miramos hacia el futuro valorando cada momento junto a nuestra madre y a los momentos felices que vayamos a poder pasar con ella. Personalmente, me enseñó que el amor lo puede todo y te hace sacar fuerzas que ni siquiera sabías que tenías”, concluyó Carolina.