Paz Pereira ya gobierna; pide un pacto nacional con el grito de «Bolivia, Bolivia, Bolivia…»


“Dios, patria, familia: sí, juró”. Así juró el Jefe de Estado quien ganó las elecciones nacionales de este año tras el balotaje del 19 de octubre. Aseguró que los carburantes están llegando para revertir la aguda crisis que enfrenta el país

Por Mauricio Quiroz



Fuente: eldeber.com.bo

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Rodrigo Paz Pereira ya gobierna. Llegó al poder en uno de los momentos más críticos para la economía del país, marcado por la falta de carburantes y dólares. En su primer mensaje al país y frente a los nuevos legisladores, el presidente mostró la llegada de cisternas cargadas de diésel y gasolina para acabar con “malditas filas” que se han formado en los surtidores de todo el país. Pidió así a las fuerzas políticas y sociales un acuerdo nacional con el emotivo grito de, “Bolivia, Bolivia, Bolivia…  ¡Viva la patria carajo!

Afuera escampaba; adentro, el país contenía el aire. Minutos después, con la banda y la medalla sobre el pecho —impuestas por el vicepresidente Edmand Lara—, el nuevo mandatario dejó su primera consigna para el país: un “Acuerdo Nacional del Bicentenario” para transformar el Estado, reconstruir la ética pública y abrir Bolivia al mundo sin ataduras ideológicas.

En 34 minutos, Paz dibujó su mapa: reforma judicial; reactivación económica con respeto a la propiedad privada y seguridad jurídica; transformación educativa y tecnológica; y protección ambiental (“no más divorcio entre crecimiento y naturaleza: éste será un gobierno verde”). A los jóvenes les habló directo: “queremos que se queden, que trabajen aquí”. Y, con tono de balance histórico, afirmó que el país que recibe “está devastado” y que el nuevo ciclo exigirá servicio, no privilegios: “cinco años de servicio, no de poder; no nos han entregado un trono”.

“Bolivia tiene una oportunidad histórica. Por primera vez en muchos años tenemos las condiciones para emprender reformas profundas que el país necesita. Yo les propongo un acuerdo nacional del bicentenario con todas las fuerzas políticas y sociales, donde participemos todos para transformar el Estado, no la patria”, afirmó el mandatario ante la Asamblea Legislativa y las delegaciones internacionales que llenaron el hemiciclo.

Al terminar los actos en la Asamblea, el cortejo avanzó por Plaza Murillo, donde fue reconocido con el bastón de mando del capitán general de las Fuerzas Armadas. Tras avanzar hacia la Catedral, pasó revista a la guarnición de los Colorados de Bolivia y frente a la Catedral Metrolitana de Nuestra Señora de La Paz recibió el bastón de mando de la Policía.

El mandatario, que estuvo acompañado por su familia y su vicepresidente Edmand Lara, avanzó hacia Palacio Quemado, el viejo corazón de la política boliviana. Allí recibió los bastones de mando de los pueblos indígenas, de tierras altas y de la Amazonia.

El edificio —desplazado en la última década por el rascacielos llamado la Casa Grande del Pueblo— volvió a ser protagonista. El presidente recibió a las delegaciones y luego habló al público como se hacía en los días grandes de la República. Entonces lanzó el llamado que encendió la plaza:

—“¡Bolivia, Bolivia, Bolivia, Bolivia…! ¡Viva Bolivia, carajo! ¡Viva la Patria!” Fue el grito con el que cerró los actos de investidura tras recibir a las delegaciones internacionales.  Abajo, banderas tricolores y celulares en alto. Arriba, un balcón recuperado para el rito civil de la democracia. El grito fue también una reparación simbólica. “¡Que viva la Patria carajo”.