En una declaración conjunta con el canciller Fernando Aramayo, el ministro de la Presidencia, José Luis Lupo, realizó un diagnóstico preliminar y advirtió que Bolivia atraviesa una crisis muy profunda, principalmente en lo económico, pero también con serias implicancias institucionales.
Tras la primera sesión de gabinete y antes de asumir plenamente sus despachos, el ministro de la Presidencia, José Luis Lupo, realizó un diagnóstico preliminar y advirtió que Bolivia atraviesa una crisis muy profunda, principalmente en lo económico, pero también con serias implicancias institucionales. Lupo aseguró que el equipo trabaja con celeridad para responder a la situación.
En una declaración conjunta con el canciller Fernando Aramayo, indicó que durante la reunión se establecieron las líneas de acción y principios básicos para un gabinete comprometido, además de asumir los encargos fundamentales del presidente Rodrigo Paz para organizar el funcionamiento del Estado con eficiencia y transparencia.
El ministro de la Presidencia explicó que su rol será actuar como coordinador y gerente general del gabinete, ordenando los temas y asegurando resultados más ágiles y transparentes. Además, adelantó que se implementará un proceso de modernización, con un tablero de control del presidente que integrará información de ministerios, regiones y asuntos prioritarios para facilitar la gestión.
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Por su parte, el canciller Aramayo calificó la sesión como un gabinete corto, pero con directrices claras, enfatizando que primero deben evaluar el estado de cada cartera antes de asumir plenamente. Resaltó la necesidad de comprender en profundidad la complejidad de la crisis, ya que el margen de error es reducido.
Ambos ministros pidieron paciencia al pueblo boliviano, asegurando que los anuncios sobre las líneas de trabajo y las medidas a implementar se comunicarán oportunamente, a medida que el gabinete avance en la reorganización y en la atención a la crisis económica, productiva e institucional.
