La economía es vital, pero la mafia nos mata


Por Roberto Méndez, Periodista

La reinstalación del escudo nacional, el giro de las manecillas del reloj hacia la derecha y la llegada de cisternas transportando combustible, son buenas señales en la gestión del nuevo presidente de Estado, Rodrigo Paz, que, sumadas al anuncio del flujo de dólares, siembran la esperanza de mejores días para la economía de Bolivia, vital después de cerrar estos 20 años de oscurantismo socialista. Pero el asesinato de un juez en Villa Tunari, Chapare, Cochabamba, nos ensombrece el panorama y nos alerta que la mafia no juega: mata.



“Pareciera que estamos en Sinaloa”, México, comentó un poblador de la zona tras relatar cómo el hijo del magistrado salió gritando del vehículo en el que quedó inerte su padre, Marcial Cruz Arancibia, luego de recibir tres disparos letales, a las 23 horas de este viernes 7 de noviembre del 2025, en la víspera de la llegada oficial del nuevo mandario a Bolivia.

Sinaloa, con su capital Culiacan, es uno de los treinta y un estados que, junto con la Ciudad de México, conforman México y hasta antes de la llegada del “Chapo” Guzman, era considerada el granero de México, pero sus 3 millones de habitantes hoy viven con el Jesús en la boca, pues la violencia es una constante, pues por ejemplo en el 2017, se registraron 1473 asesinatos violentos.

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El repunte de la violencia en Sinaloa se reanudó a mediados de 2024, una situación que diversos analistas atribuyen a una escalada de las confrontaciones entre las dos principales facciones del Cártel de Sinaloa: la encabezada por los hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán y la de Ismael “El Mayo” Zambada, que han dejado un saldo de mil 850 personas asesinadas, más de mil 800 desapariciones forzadas y un clima de inseguridad que transformó la vida cotidiana y económica de Sinaloa, según reportan los portales informativos El País de España y el portal argentino, INFOBAE

Las estadísticas presentadas por el gobierno federal y estatal revelan una realidad cruda del Estado: desde enero hasta junio del presente año, ya suman en total, 1302 homicidios dolosos.

En Bolivia estamos lejos de igualar esas cifras, pero vamos en camino. Solo los meses de agosto y septiembre de este 2025, se han registrado al menos 11 asesinatos y tres secuestros en el que piden millones de dólares como recompensa, que la Policía vincula con “ajustes de cuentas”. Dos hombres con antecedentes por tráfico de drogas y estafa recibieron 100 disparos el 21 de agosto a manos de sicarios en Santa Cruz de la Sierra. En esta misma capital oriental, más temprano este año, fue acribillado por “encapuchados” un coronel de la Policía, acusado también de narcotráfico.

La red brasileña Globo publicó un reportaje a inicios de octubre indicando que “el traficante más buscado de Brasil y número uno del grupo criminal Primer Comando de la Capital (PCC), Sérgio Luiz de Freitas Filho”, vive desde hace una década en Santa Cruz. Radicaba en la misma ciudad su compañero de organización Marcos Roberto de Almeida, alias Tuta, entregado a las autoridades brasileñas en mayo pasado. También era vecino cruceño el delincuente más notorio de Uruguay y fundador del Primer Cártel Uruguayo (PCU), Sebastián Marset,

Por eso es que una de las tareas esenciales del nuevo régimen de gobierno debe ser, sentar el principio de autoridad y que sea el mismo Vicepresidente, Edman Lara, con o sin uniforme de Policía, aunque esa no sea su función, iniciar una cruzada para contrarrestar el crimen organizado.

Y asi estamos, mientras algunos analistas ponen entre el bien y el mal a Rodrigo Paz, algunos dicen que tiene “el destino manifiesto” de sacar a Bolivia de la crisis en la que estamos, como lo hizo su tio, Victor Paz Estenssoro, entre 1985 y 1989; y por el otro lado, sus detractores, como el masista Mario Cronenbold, de actuar a las sombras de los narcovinculos como su padre, Jaime Paz Zamora, entre 1989 hasta 1993.

La historia de un nuevo régimen empieza a escribirse y ojalá sea para el bien de los bolivianos que no queremos que nos comparen con Sinaloa o que, cuando la mafia es incontrolable, tengamos que vivir episodios sangrientos como los del Brasil, que llora sus 132 muertos, en un solo día, como saldo de un operativo policial contra el crimen organizado.