Hernán Terrazas E.
Sí, hay que dar un voto de confianza al equipo de colaboradores que eligió el presidente Rodrigo Paz. El mandatario insistió en que ya no será un equipo representativo de sectores, sino que los elegidos van por mérito y capacidad para interpretar el sentido del compromiso con un momento de urgencia. Ya se verán los resultados.
La confianza, sin embargo, no involucra mirar hacia otro lado si hay observaciones fundamentadas contra alguno de los integrantes del nuevo equipo. La rectificación oportuna es también una señal de cambio favorable.
Hay muchas luces, sin duda, pero ya comenzaron a aparecer algunas sombras que deben ser despejadas por el bien de la gestión que arranca.
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Bolivia ha dejado atrás muchos años en los que la corrupción y el abuso predominó en el sector público y esa quizá fue una de las razones más poderosas que influyó sobre la necesidad del cambio y la orientación del voto.
Los gobiernos están sometidos hoy a un escrutinio público mucho más riguroso. De los múltiples usos que tienen las redes hoy, uno de ellos, acaso el más reiterado, es el de la denuncia. Nadie calla cuando es víctima de un atropello o testigo de un hecho irregular. Más que nunca, las autoridades están bajo la lupa social.
El posesionado el domingo, será un gabinete que, al menos en una primera época, tendrá que ver de frente a la crisis, esta vez ya con toda la información disponible. Dejaron un país arrasado, dijo el presidente, y ahora se verá cuál es la magnitud del descalabro y el alcance de los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno.
Por lo pronto, el nuevo ministro de Economia, José Gabriel Espinoza, se encontró con oficinas vacías y sin documentación. Nadie, mucho menos el extitular estuvo para dar la cara después de 20 años de gobierno. Entregar un despacho de semejante importancia sin un solo papel es ya un delito y así debería ser tratado.
En el haber inmediato de Paz parece resuelto el tema crítico del desabastecimiento de los combustibles, una de las “páginas” más importantes del discurso de toma de posesión – la única con video incluido -, pero la solución definitiva seguramente pasará por otras decisiones, subsidios incluidos, y nuevos préstamos para cubrir las importaciones de diesel y gasolina.
Se espera, también, que entre las primeras determinaciones figuren aquellas que tienen que ver con el regreso de los dólares a la economía y lo relativo al sistema cambiario. Se adelantó un modelo de bandas cambiarias con máximos y mínimos. Es probable que en las próximas horas haya algo concreto sobre este tema, que sin duda constituye el punto de partida insoslayable de la nueva gestión económica.
Por lo que se ve en la composición del gabinete, hay por lo menos dos equipos, uno sobre el que recaen las acciones inmediatas – aunque todas tengan cierto nivel de urgencia – y otro que se encargará de proyectar una nueva arquitectura normativa para la atracción de inversiones en sectores clave como hidrocarburos, litio y minería, pero ambos coordinados, con una visión gerencial y de evaluación sistemática de resultados, desde la Presidencia.
Paz anticipó que trabajará por un Acuerdo del Bicentenario, abierto a organizaciones políticas, sociales y sectores, pero todo con el plan propuesto como base para la identificación de las necesidades y tareas comunes en economía, justicia, educación y otras áreas.
Si quiere contar con un equipo coordinado y comprometido en los mismos objetivos, el presidente deberá marcar desde ahora las premisas no solo de las tareas que tienen por delante, sino de la responsabilidad ética con la que deben ser ejecutadas.
Tal vez no todo se consiga con la premura que quiere la gente. Es más, la reactivación económica y la reconstrucción institucional puede tomar más de lo que se piensa. Si las cosas se hacen con honestidad, el gobierno habrá ganado tiempo. De lo contrario, el reloj de la expectativa social se moverá más rápido.
