Migración hacia Chile: Pisiga mantiene intensa circulación de viajeros y pasos irregulares


El informe de la Fundación SJM señala que los migrantes que pasan la frontera de manera irregular buscan otras posibilidades de paso, que cada vez son más lejanas del lugar habilitado, lo que supone mayor riesgo.

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El movimiento migratorio en la frontera boliviano–chilena . Foto. Fundación SJM

 

Fuente: ANF



El movimiento migratorio en la frontera boliviano–chilena mantiene un ritmo intenso y marcado por riesgos crecientes, según constató el equipo del Área Legal y Social de la Fundación PF Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) durante una visita realizada el 6 de noviembre a Pisiga Bolívar, una ciudad fronteriza de Bolivia que limita con Chile.

El desplazamiento hacia territorio chileno se ha vuelto cotidiano en la zona. La Fundación SJM verificó que “Pisiga es un lugar estratégico para las personas migrantes que quieren llegar a territorio chileno”. En el trayecto entre Oruro y Pisiga, el personal observó que al descender de los minibuses “fueron inmediatamente abordados por los chamberos o guías, con la propuesta de ayudarlos a cruzar la frontera hacia territorio chileno”, principalmente a ciudadanos bolivianos procedentes de Santa Cruz y Beni.

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El informe de la Fundación SJM señala que se comprobó que es estricto el control militar en territorio chileno, y que el paso estaba totalmente cerrado. Asimismo, uno de los puntos más sensibles es el paso irregular. Por esa razón, los migrantes que pasan la frontera de manera irregular buscan otras posibilidades de paso, que cada vez son más lejanas del lugar habilitado, lo que supone mayor riesgo.

En el paso habilitado, donde opera la Dirección General de Migraciones de Bolivia y el Complejo Fronterizo de Colchane, se evidenció una gran cantidad de personas esperando atención. Una autoridad policial boliviana explicó que “el control migratorio en Chile es restringido y riguroso” y aclaró que el ingreso no se niega por nacionalidad, sino porque no cumplen con las condiciones que impone la norma de migración de Chile. Entre ellas, se exige que quien cruza  debe presentar una dirección dónde llegar, además tiene que demostrar, físicamente, que tiene el dinero suficiente para su estadía.

El flujo de ciudadanos venezolanos continúa, aunque con menor intensidad. El documento reporta que “un alto porcentaje intenta ingresar por pasos no habilitados” debido a la vulnerabilidad económica y la irregularidad documental. En cinco horas de monitoreo, el equipo del SJM registró al menos 32 migrantes venezolanos, entre ellos niños, adolescentes, adultos y personas con discapacidad. Algunos grupos, pese a contar con recursos, optaron por el cruce irregular; otros, más vulnerables, pedían colaboración en las calles o descansaban al borde de la carretera.

Durante el retorno por Oruro, el equipo encontró a una familia que había intentado ingresar a Chile tres veces, pero no logró. La madre relató que viajaría a Perú a recoger a sus otros hijos, mientras que el padre se quedaría en Oruro para trabajar, con la intención de continuar luego rumbo a Brasil.

La Fundación SJM también verificó el funcionamiento institucional en la zona fronteriza. Se constató la presencia de la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y la oficina de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que continúa brindando orientación. En Oruro, el equipo visitó la oficina del Punto de Atención y Orientación (PAO) para conocer su ubicación exacta.

La crónica presentada por la Fundación SJM concluye reafirmando que “la migración es un encuentro de realidades diversas y cuestionadoras”, una experiencia que continúan viviendo miles de bolivianos que cruzan las fronteras (de forma regular o irregular), buscando trabajo y mejores condiciones de vida.

Puede leer la crónica aquí:

CJL///smr

Fuente: ANF