Cuatro entrenadores en 12 meses: el turbulento 2025 de Oriente


La eliminación en Copa Bolivia detonó la cuarta destitución de entrenador en una temporada marcada por la inestabilidad. Monasterio, Venegas, Mojica y Peña no lograron sostener un proyecto en un club hundido en crisis deportiva e institucional.

Por Lucas Nazrala



Fuente: diez.bo

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Oriente Petrolero volvió a quedar en medio de un remolino deportivo y dirigencial. La eliminación en Copa Bolivia tras el empate frente a Nacional Potosí terminó por sentenciar a Álvaro Peña, el cuarto entrenador del año, quien fue despedido después de 17 partidos al mando. Su ciclo dejó 6 victorias, 6 derrotas y 5 empates, además de 29 goles a favor y 26 en contra, números que reflejan irregularidad y un rendimiento del 45% de efectividad, insuficiente para sostener sus aspiraciones en el club.

La presión en redes sociales se volvió constante. En tiempos de inmediatez digital, donde los hinchas exigen respuestas instantáneas, el pulgar hacia abajo se hizo tendencia entre una afición que no ocultó su frustración por el presente futbolístico e institucional del equipo.

Con la salida de Peña, Oriente completa su cuarto nombre en el banquillo en lo que va del año, una muestra clara de la desorganización interna que atraviesa. El primer técnico fue Joaquín Monasterio, quien llegó a mediados de 2024 y acumuló 26 partidos, con 9 triunfos, 5 empates y 12 derrotas. Sin haber iniciado la temporada 2025, el 4 de marzo la dirigencia decidió cesarlo, dejándolo al margen de un proyecto que no alcanzó a despegar.

Su reemplazante fue el chileno Rodrigo Venegas, cuya etapa duró apenas un mes y se limitó a tres partidos: dos derrotas y un empate. La caída ante Always Ready marcó su salida inmediata, sin margen de maniobra y en medio de un ambiente cada vez más tenso.

Tras él llegó Gualberto Mojica, quien tomó el equipo en abril y terminó siendo el entrenador con mayor continuidad del año. Dirigió 34 partidos, con 14 victorias, 9 empates y 11 derrotas, además de 62 goles a favor y 64 en contra. Sin embargo, una racha adversa que alejó a Oriente de la zona de clasificación internacional obligó a su destitución, anunciada incluso por un dirigente a través de una transmisión en TikTok, reflejo del caos comunicacional del club.

Después de Mojica, fue turno de Álvaro Peña, cuyo paso dejó una radiografía clara del momento del equipo, seis victorias en 17 partidos, un rendimiento del 45%, además de un equipo vulnerable defensivamente pese a la llegada de refuerzos de renombre como Ricardo Centurión, Henry Vaca, Rodrigo Amaral, Jairo Quinteros, Sebastián Álvarez, Yordan Santa Cruz, entre otros.

En medio de este panorama, comenzó a circular el nombre de Víctor Hugo Andrada como posible reemplazo. El entrenador fue visto en San Antonio, presuntamente iniciando conversaciones con la dirigencia, aunque hasta el momento no existe confirmación oficial. De concretarse, sería el quinto técnico en menos de doce meses, una cifra que evidencia la profundidad de la crisis albiverde.

La eliminación en Copa Bolivia no es solo un mal resultado deportivo: es el síntoma más evidente de un club sumergido en un “pasanacu” dirigencial que diluye cualquier proyecto. Oriente Petrolero, una institución histórica del fútbol boliviano, vive uno de sus años más convulsionados, lejos de toda expectativa y con una hinchada que observa con impotencia cómo la inestabilidad sigue marcando la temporada.