Tuto Quiroga y su pasión por la política; busca el palacio en soledad


El candidato del PDC detalla la propuesta para ser presidente de Bolivia. Encuesta refleja que el voto duro del MAS llega al 37% en el país. 

Busca el palacio en soledad

Tuto Quiroga, candidato por el PDC. Seducido por la política. Fue el chico estrella en colegio y en la universidad, por su pasión por el deporte y las matemáticas. Está separado de su esposa, sus cuatro hijos estudian en el exterior y él vive solo, en un apartamento que alquila en la ciudad de La Paz.

imageEL DEBER, Santa Cruz



Un flamante presidente joven. Hugo Banzer le entregó el mando de presidente, cuando luchaba por su vida.

Jorge Quiroga Ramírez nació a las 6:00 de la mañana del 5 de mayo de 1960 en una clínica de Cochabamba que, curiosamente, se llamaba Morales. Y Morales sería muchos años después el apellido de su enemigo mayor en la política, del hombre que en las elecciones presidenciales de 2005 le impidió que retorne a Palacio Quemado como presidente, del que después en su Gobierno le iniciara dos procesos judiciales y con el que nuevamente el próximo 12 de octubre se verán en las urnas electorales que definirán al que gobernará Bolivia por los próximos cinco años.

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Y Quiroga cree que después de esa fecha fatídica le depara uno de estos dos caminos: la Presidencia o la cárcel. “Si Evo Morales saca la relección, no querrá que le haga oposición”, dice. Es que Tuto, que gobernó Bolivia del 7 de agosto de 2001 al 6 de agosto de 2002,  tras la renuncia del veterano adenista Hugo Banzer por razones de enfermedad, tiene dos procesos judiciales, uno llamado petrocontratos, y otro que la justicia lo sentenció a dos años y ocho meses de reclusión, por difamación y calumnia, fallo que él apeló porque asegura ser inocente y que se trata de un asunto político.

Jorge Quiroga, al que le dicen Tuto en la calle, en su casa materna y en otras partes, ha dormido solo tres horas y media y ahora, que son las 8:00 de este martes 29 de agosto, ha llegado a Santa Cruz desde La Paz y saluda a las personas como si las conociera, como si fueran grandes amigos, como el político que sabe que el saludo es una forma de hacerse propaganda. Él, en su defensa, dirá que es de los que nunca ha dejado una mano sin apretar ni un cachete sin besar. Algunos le devuelven la gentileza con una sonrisa de luna y una palmada en la espalda. Otros, le alcanzan la mano, pero le mezquinan la  mirada.

Precoz y radionovelas

La casa materna de Tuto ahora es un apartamento de Cochabamba en un edificio que se llama Esmeralda, donde viven su su mamá, Sonia Ramírez y su hermana Carmiña. Es un inmueble de pocos pisos donde no existen los recuerdos de la niñez o de la juventud del expresidente de Bolivia, porque buena parte de su pasado lo vivió en Santa Cruz, y tras salir bachiller del colegio La Salle, se mudó a EEUU para estudiar ingeniería industrial, una carrera de cuatro años de la que él, para orgullo de la familia (dicen sus seres queridos), se licenció en tres años y medio.

Tuto es el segundo de cinco hermanos, de los cuales Carmiña es la mayor con apenas un año y un mes de diferencia. Fue un niño precoz. Eso dice doña Sonia por Tuto, del que recuerda que empezó a caminar a los 10 meses y que habló al año y medio.

Carmiña recuerda que su hermano también aprendió a leer temprano, que cuando iban por la calle le preguntaba qué decía en el letrero aquel. Y ella, con la paciencia de hermana adelantada, le decía que allá estaba escrita la palabra sal-te-ña.

“En la escuela nunca quiso que le ayude en las tareas ni que se las revise, porque decía que para eso estaba la profesora”, añade la mamá de Tuto, que es hija de Fernando Ramírez Velarde, el autor de la emblemática obra Socavones de angustia, una novela social ambientada en las minas de Bolivia. “Recuerdo a mi papá cuando escribía, y por las noches nos leía los capítulos y llorando le pedíamos que no le ocurriera tal cosa a ciertos personajes, o que no se deshiciera del perrito, uno de los personajes de la novela”, cuenta, sin dejar de mencionar que su papá murió cuando ella tenía 14 años y eso la obligó a dejar la escuela. 

Esa vena literaria salió a la luz durante la niñez de Tuto y de su hermana Carmiña, que después de ver los programas de televisión actuaban y encarnaban a los personajes que más les gustaban. “Él hacía de Lassie”, recuerda, refiriéndose a la perra collie que fue considerada por mucho tiempo la más famosa del mundo.

“Pero también yo actuaba  de Mowgli”, dice Tuto, refiriéndose al niño con cuerpo de pajarito que apareció en la cueva de una familia de lobos y cuya historia de ficción fue llevada a una película titulada El libro de la selva.

Y a las 17:00, los niños dejaban de jugar, porque tenían una cita en la radio. Se ponían a escuchar las radionovelas Calimán y Rosa de lejos, gustos que después fueron remplazados por las lecturas de la revista deportiva El Gráfico, el llenado de álbumes con figuritas y la colección de coches pequeños conocidos como dinkitoys. “No sé cuántos reunió en total”, sostiene Carmiña.

Gana entre 60.000 y 80.000

Jorge Quiroga Ramírez gana anualmente entre $us 60.000 y $us 80.000, fruto de su trabajo que consiste en realizar consultorías, formar parte de varias instituciones internacionales relacionadas al desarrollo y la democracia.  “Formo parte del directorio del Diálogo Interamericano, del Club de Madrid conformado por 85 expresidentes y presido el consejo China-América Latina”, detalla y dice que esos trabajos lo llevan a salir del país por lo menos 17 veces al año. “En 12 años he viajado al exterior 180 veces”, afirma, y lamenta que el Gobierno le haya quitado el pasaporte diplomático y asegura que nunca cobró un peso del sueldo de expresidente que le confería la ley, y que el actual Gobierno ahora se lo impide.

Tuto no tiene casa. Dice que vendió la que tenía en La Paz y que adquirió con su esposa, la estadounidense Virginia Gillum, de la que está separada desde hace cinco años. Se deshizo de la vivienda para  garantizar la educación universitaria de sus cuatro hijos, tres mujeres y un varón de 24, 22, 20 y 15, respectivamente. 

Entonces, ¿dónde duerme Tuto Quiroga y con quién? Alquila un departamento por más de $us 500 y también en el tercer piso de la Fundación Fundemos, donde tiene una cama y su ropa.

Cuando va a Cochabamba se queda donde su mamá, en Sucre donde su amigo ‘Látigo’ Rodríguez y aclara que en otras ciudades, como Santa Cruz, se queda en un hotel de confianza, “porque no sabes qué regalito te pueden poner. Los gobiernos autoritarios te pueden inventar cosas y hay que tomar el mínimo de prevención”.

Tuto Quiroga tiene un automóvil. “Es un Honda CRV año 1999”, asegura. Tuto asegura que no tiene deudas en el banco.

El ‘ministro bebé’

La figura de Jorge Quiroga explotó públicamente cuando se convirtió en el ministro de Finanzas a los 31 años de vida aquel 1992, durante en el Gobierno del mirista Jaime Paz Zamora.

Pero antes, en 1989, cuando Paz Zamora llegó al poder, Tuto fue subsecretario de Inversión Pública y Cooperación Internacional el Ministerio de Planeamiento.

En 1997 Banzer lo escogió como candidato a vicepresidente y la dupla adenista consiguió el 22,8% de los votos que les permitió hacerse del poder.

En julio de 2001 a Banzer  se le diagnosticó cáncer de pulmón y Tuto, al poco tiempo, tomó la posta en el poder de Palacio Quemado, donde, según sus familiares, hizo reformas de albañilería para equipar al centro de poder con conexiones tecnológicas modernas, como internet, del que el veterano Banzer no era amigo.

Para sacar a Bolivia de la crisis económica, el nuevo presidente presentó su plan, que ponía énfasis en la generación de fuentes de empleo, como también en la aplicación del Fondo de Reactivación Económica.

Pero para el Fondo de Población de las Naciones Unidas, Bolivia no había dejado de ser uno de los países más pobres de América del Sur, informe que no le quitó fuerza a la imagen de Quiroga, que en algunos sectores de la sociedad se proyectaba como un político con un futuro prometedor, mientras una fuerte figura política de nombre Evo Morales irrumpía en la agenda nacional.

En enero de 2002, durante el Gobierno de Tuto Quiroga, el dirigente cocalero y diputado Evo Morales fue expulsado del Congreso, en una maratónica sesión con una votación de 104 a favor y 19 en contra. 

A Morales se lo acusaba de ser el presunto autor intelectual de la muerte de varias personas en Sacaba (Cochabamba).

Para algunos analistas, Evo pasó al papel de víctima de la derecha y su imagen empezó a ser explotada como una alternativa a los gobiernos tradicionales.

Será con ese hombre con el que Tuto Quiroga volverá a medir fuerzas, cuando el país vuelva a ser convocado a las urnas el próximo octubre.


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