El final de la Usurpación: Bolivia no puede volver atrás


 

La caída de los magistrados autoprorrogados no es un milagro: es la consecuencia inevitable de 20 años de abuso, corrupción y sometimiento de la justicia al poder del MAS.



Desde Creemos lo dijimos siempre: esa auto-prórroga era ilegal, ilegítima y profundamente dañina para la democracia. Los denunciamos cuando pocos se atrevían, cuando aún estaban protegidos por el MAS, que fue su socio y cómplice absoluto. Hoy, cuando ya no tienen padrinos políticos, cuando el nuevo Gobierno no los socapa, cuando la justicia ordinaria comenzó a actuar y cuando el país entero exige dignidad, recién se van.
Se quedaron solos. Y ahora deben responder penalmente por sus delitos: usurpación de funciones, resoluciones contrarias a la Constitución y daño a la democracia.

Pero la salida de los autoprorrogados abre un vacío institucional que debemos llenar de inmediato. Por eso, la Cámara de Diputados debe convoca a sesión urgente, sin dilaciones para tratar un proyecto de ley que define cómo se cubrirán estos cargos. Entre las propuestas, la del diputado Carlo Alarcón Mondonio es una de las más claras, coherente y ajustada a la crítica coyuntura que vive Bolivia. No podemos permitir otro día de improvisación ni que el pasado intente volver por la ventana.

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Y si hablamos de justicia, hablemos en serio: lo que colapsó no fueron solo unos magistrados, se derrumbó el modelo judicial que el MAS secuestró durante dos décadas. Veinte años de corrupción, injerencia política, persecución y retardación extrema: 20.000 causas rezagadas sin respuesta, mil por año, un sistema convertido en herramienta partidaria en vez de servir a la población que necesita resolver sus asuntos.

Desde Creemos sostenemos que llegó el momento de reconstruir la justicia desde la meritocracia. Ese camino ya comenzó en la Cumbre Judicial del 14 de noviembre, donde se acordaron transformaciones profundas: reforma constitucional, eliminación de la elección judicial por voto popular, aumento de presupuesto, digitalización del sistema procesal, ley de carrera judicial y ajustes al procedimiento agroambiental.

Cayó uno los símbolos del abuso más odiados por la población, pero la tarea recién empieza.
Si queremos una Bolivia justa, moderna y democrática, debemos asegurarnos de que nunca más un grupo de magistrados intente prorrogarse en el poder.
Es tiempo de reconstrucción.
Es tiempo de meritocracia.
Es tiempo de justicia para todos.