Persisten fallas: acceso a Viru Viru sigue crítico y la terminal se satura


Santa Cruz. El aeropuerto más importante del país opera con rutas deterioradas, sin iluminación adecuada y con una terminal que ya no responde al flujo de pasajeros y carga, pese al potencial del proyecto Hub Viru Viru.

En este tramo, los conductores dependen de las luces de sus vehículos para transitar con seguridad | Fuad Landívar

 



Fuente: eldeber.com.bo

El Aeropuerto Internacional de Viru Viru, el mayor nodo aéreo de Bolivia y la principal puerta de entrada para pasajeros, carga y conexiones internacionales, atraviesa una contradicción que ya es inocultable: mientras los datos oficiales muestran un uso intensivo de la infraestructura, el estado real de sus accesos y de su terminal evidencia limitaciones estructurales que frenan su potencial.

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Según el Anuario Estadístico 2024 de la DGAC, Viru Viru concentró el 29,53% del total de pasajeros nacionales —2,7 millones entre embarcados y desembarcados— y lideró el movimiento de carga con 7,6 millones de kilos, casi 38% del total nacional. Su peso operativo es incuestionable. Pero el entorno físico que lo rodea no está a la altura.

El principal problema se encuentra antes de llegar a las aeronaves: el acceso por la carretera al Norte, parte de la Ruta Nacional 4, cuyo mantenimiento depende de la ABC. 

El tramo final, aproximadamente un kilómetro antes del ingreso, carece de iluminación, tiene señalización mínima y presenta baches que se multiplican en época de lluvias. Para un aeropuerto internacional, esta escena es un despropósito. Transportistas, taxistas, usuarios frecuentes, turistas y operadores logísticos coinciden: es difícil comprender cómo el corredor que conecta a Bolivia con el mundo puede estar  tan descuidado. Las fotografías ampliamente difundidas muestran un acceso oscuro, inseguro y saturado, especialmente en las horas de mayor demanda.

Persisten fallas: acceso a Viru Viru sigue crítico y la terminal se satura

Fuad Landívar

 

Dentro del aeropuerto, la situación tampoco acompaña al nivel de operaciones. Pese a las ampliaciones ejecutadas a lo largo de los últimos años, la terminal queda chica en horas pico. Las filas en las aerolíneas se extienden más allá de los módulos, las salas de preembarque operan al límite y los servicios higiénicos no abastecen el flujo real.

El dato que más preocupa a operadores turísticos es que el movimiento nacional cayó ligeramente —de 1,43 a 1,35 millones de pasajeros en Viru Viru—, mientras otros destinos como Cochabamba y La Paz se estabilizan, señal de que parte de la demanda podría estar reorientándose por saturación y tiempos de espera.

Sin embargo, la potencia del aeropuerto sigue intacta. Viru Viru es el único en Bolivia con capacidad para proyectarse como hub regional: su posición geográfica, la amplia plataforma y el liderazgo en carga lo convierten en una pieza estratégica para el turismo, la gastronomía, las exportaciones y la conectividad del oriente boliviano.

La caída del tráfico nacional no contradice esa posibilidad; la refuerza. Un hub no puede construirse sobre una base deteriorada: requiere accesos seguros, infraestructura moderna, señalización adecuada y una experiencia de usuario competitiva.

Los datos del anuario confirman que Viru Viru es hoy el corazón aeronáutico del país. Pero la experiencia cotidiana revela que funciona con limitaciones que ya desbordan lo aceptable.

Si Bolivia quiere que Viru Viru sea la plataforma internacional que promete, el primer paso es recuperar algo elemental: un acceso digno, iluminado y seguro, y una terminal capaz de recibir a los millones que cada año cruzan sus puertas.