Especialista advierte que crece el crédito para mujeres en Bolivia, pero no llega a los sectores donde más emprenden


Además, identificó sesgos de género en la evaluación crediticia. El tamaño del emprendimiento, la variabilidad de los ingresos y la falta de patrimonio incrementan el riesgo percibido por la banca y elevan las tasas de interés.

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Imagen de archivo sobre comercio informal.

 

Fuente: ANF



El acceso al crédito para mujeres en Bolivia ha mostrado avances en los últimos años, pero sigue concentrado en sectores donde la participación femenina no es mayoritaria, mientras que los rubros donde más emprenden —como el comercio y los servicios— continúan relegados. Así lo advirtió Mónica Chuquimia, responsable de Empoderamiento Económico de la Coordinadora de la Mujer.

Según datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), en 2024 las mujeres registraron un incremento del 30% en el acceso al crédito, tanto productivo como para vivienda social. Sin embargo, Chuquimia precisó que ese crecimiento se explica principalmente por el financiamiento a sectores específicos.

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“Los mayores porcentajes se concentran en la industria manufacturera con 38%, la agricultura y ganadería con 28%, la construcción con 22% y el turismo. En cambio, el ámbito de servicios, donde participa la mayor cantidad de mujeres, tiene una accesibilidad mucho menor”, señaló en entrevista con ANF.

La especialista remarcó que alrededor del 65% de las mujeres emprendedoras se desenvuelven en el comercio, un sector que no es considerado productivo por la banca.

“En estos casos, el crédito no existe como crédito productivo y las mujeres terminan accediendo a préstamos personales, con tasas más altas y mayores riesgos de sobreendeudamiento”, explicó.

Esto se agrava por los requisitos de garantías, ya que la mayoría de las mujeres no es propietaria de activos fijos.

Chuquimia sostuvo que el empoderamiento económico no depende solo del acceso a capital, sino también de la posibilidad de adquirir activos productivos, competir en mercados sin competencia desleal y contar con políticas de apoyo a sectores vulnerables.

“La mayoría de los emprendimientos en Bolivia no surgen por oportunidad, sino por necesidad. Son de autoempleo, en un contexto de crisis que está poniendo en riesgo a la clase media”, afirmó.

Además, identificó sesgos de género en la evaluación crediticia. El tamaño del emprendimiento, la variabilidad de los ingresos y la falta de patrimonio incrementan el riesgo percibido por la banca y elevan las tasas de interés.

“Muchas mujeres pagan mucho más que el capital prestado, porque se las considera de alto riesgo”, advirtió.

Otros factores estructurales también limitan el acceso al crédito, como la sobrecarga del trabajo de cuidados, el embarazo, la violencia y las dificultades para acceder a empleo formal. A ello se suma una profunda brecha digital, especialmente en el área rural, que restringe la educación financiera y el uso de tecnologías financieras.

Para Chuquimia, es necesario analizar el problema desde la demanda y no solo desde la oferta. “El 85% de las unidades económicas en Bolivia es informal. Si no entendemos por qué ese universo no accede a crédito, los avances serán parciales”, señaló.

En ese marco, llamó a articular esfuerzos entre el Estado, la banca y la sociedad civil para crear instrumentos financieros que no vulneren derechos y promuevan un desarrollo inclusivo, sostenible y con generación real de empleo.

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Fuente: ANF